"Las raíces de un cáncer",el libro que desmonta el relato "tergiversado" de la primera ETA

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(Corrige en el segundo y tercer párrafo el nombre del autor, que es Giazka Fernández)

Sagrario Ortega

Madrid, 9 abr (EFE).- ¿Qué día nació ETA?, ¿Cuál fue su primer atentado?, ¿Y su primera víctima mortal?, ¿Mato la Guardia Civil al taxista Fermín Monasterio?. El libro "Las raíces de un cáncer" responde a estas preguntas desde un estudio riguroso de la primera ETA, desde el que se pretende desmontar el relato "tergiversado" del pasado de la banda.

Con el subtitulo "Historia y memoria de la primera ETA (1959-1973)", este libro, publicado por Tecnos y escrito por Gaizka Fernández, responsable de Investigación de Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo de Vitoria, y por Santiago de Pablo, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco, se presenta esta tarde en la librería Antonio Machado de Madrid.

Gaizka Fernández ha hablado de esta obra con EFE y explica que la idea del libro surgió al comprobar que "se estaba manipulando la historia de ETA", que cada vez más "se están introduciendo tergiversaciones bastante evidentes de su pasado".

Y esto -añade- puede ser "peligroso", porque "si se edulcora o se blanquea el pasado de ETA, se puede estar justificando sus crímenes y, por tanto, animando a los jóvenes a repetirlos o, por lo menos, a considerar a los etarras como héroes".

Fernández y De Pablo decidieron unir sus trabajos y centrar el estudio en la primera etapa de ETA, integrada por un todavía pequeño grupo que empieza a cometer sus primeras acciones terroristas. El estudio llega hasta el asesinato en 1973 del entonces presidente del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco.

Los autores no se centran solo en el relato de los hechos, sino que van más allá y abordan en el libro cómo aquellos se han narrado y se han difundido. "Lo que contó la prensa franquista, lo que contó la propia ETA y cómo luego ese relato se ha ido manipulando con el tiempo hasta las mentiras que han llegado hasta nuestros días", recalca Fernández.

Para ir desmontado esas "mentiras" los autores han querido empezar por el principio, por la fecha de nacimiento de la banda. "La izquierda abertzale ha cambiado de fecha varias veces en su historia en beneficio de su imagen", dice este investigador.

Hasta hace un tiempo se creía que la fecha de nacimiento era el 31 de julio de 1959, que es la fiesta de San Ignacio y en la que también se fundó el PNV. "Cuando EKIN intenta separarse del PNV, la izquierda abertzale elige otra fecha para ETA y se inventa la de diciembre de 1958. Precisamente lo hace por cuestiones estratégicas, para diferenciarse" de ese partido.

Santiago de Pablo ha hecho un estudio muy detallado y ha demostrado que lo primero que se sabe de la existencia de ETA es de julio del 1959. "No hay ninguna mención a ETA como tal anterior y, por tanto, todo lo que se ha variado de fechas responde más bien a cálculos políticos y no a cálculos historiográficos", añade Fernández.

Tras un exhaustivo estudio, a los autores les ha quedado claro que la primera bomba que puso ETA fue en Santander y dirigida contra el diario 'Alerta'. Fue en la madrugada del 24 al 25 de octubre de 1959 y era primera vez que ETA actuaba. Y lo hizo fuera del País Vasco y contra un medio de comunicación.

Pero la izquierda abertzale, según los autores del libro, ha preferido presentar otros atentados posteriores como los primeros, tal vez porque el perpetrado contra el 'Alerta' "no era muy presentable" para fijarlo como el primero de la banda.

La obra aborda dos asesinatos que no llevó a cabo ETA pero sí se han mezclado con la organización.

Un de ellos es el de la niña Begoña Urroz, fallecida en junio de 1960. Los autores han demostrado "sin ningún género de dudas que ETA no había tenido nada que ver, que fue otro grupo, el DRIL, una organización compuesta por españoles antifranquistas y portugueses antisalazaristas.

Fernández y De Pablo han encontrado las diligencias que les han permitido reconstruir lo que hizo el terrorista del DRIL la noche anterior a poner la bomba que mató a la niña. "Se pegó una juerga con alcohol y con chicas por San Sebastián", repasa Fernández.

Está claro, continúa, que no fue ETA y que fue un grupo que actuaba por su cuenta. La izquierda abertzale ha transformado esa acción "en una especie de atentado de falsa bandera", ya que considera que el DRIL "estaba lleno de policías y realmente achaca el atentado al propio franquismo". Pero "es una mentira más en su batalla del relato".

La obra desmonta alguna tergiversación más, como la de que se haya intentado convertir en víctima al asesino del guardia civil José Antonio Pardines, el primer muerto a manos de ETA.

Citan los autores también un caso "muy llamativo", el del taxista Fermín Monasterio al que ETA mata en 1969. Apretó el gatillo Miguel Echevarría alias 'Mecagüen', que huía herido tras un enfrentamiento con la Policía en el Casco Viejo bilbaíno y montó en el taxi, pero Monasterio se negó a llevarle y le descerrajó cuatro tiros.

ETA dijo que había habido un control de la Guardia Civil y que esta había matado al taxista. Una versión que se ha repetido, hasta el punto de que 'Mecagüen' ha sido homenajeado, pero toda la documentación aportada por los autores la desmiente. EFE

so/mcm