Hasta 195 víctimas de la represión franquista exhumadas en el barranco de Víznar (Granada): “Aquí no hubo guerra, hubo una masacre sobre la población civil”

El equipo de investigadores ha conseguido identificar a 11 víctimas, cuyos restos ya han sido entregados a los familiares

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Diez cuerpos encontrados con signos
Diez cuerpos encontrados con signos de disparo y manos atadas a la espalda en el barranco de Víznar en 2024. (Universidad de Granada)

A algunos de ellos los encontraron con disparos en la cabeza y las manos atadas a la espalda. Estuvieron perdidos en la nada y fueron encontrados en el Barranco de Víznar (Granada) por un equipo de investigadores 80 años después de su asesinato. Murieron a manos del ejército franquista, que se hizo con Granada pocos días después del fallido golpe de Estado que dio paso a la Guerra Civil y a los siguientes 40 años de dictadura. En la zona no hubo conflicto armado, por eso el director del proyecto de exhumación quiere que quede claro: “Fueron ejecutados; tenemos siempre la idea del fusilamiento, pero aquí fueron ejecuciones con disparos; sobre todo en la cabeza, de uno, de dos y hasta de cuatro tiros, y aparece gente muy joven, como un niño de entre once y catorce años y una chica con diecinueve años. Aquí no hubo guerra en absoluto, aquí hubo una masacre sobre la población civil”.

Las declaraciones pertenecen a Francisco Carrión Méndez, profesor de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, que dirige el grupo de investigadores que lleva desde 2021 excavado en el barranco para sacarles de la tierra. Los restos de algunos de ellos ya descansan donde sus familiares han elegido junto a sus nombres, aquellos que intentaron borrar. No lo consiguieron.

Carrion explica a Infobae que todo empezó con la investigación de otro profesor, también de la Universidad de Granada, que no llegó a excavar ninguna fosa, pero sí hizo una campaña arqueológica de extracción con una sonda de sedimento. Entonces, solo localizaron un par de puntos. El resto llegaron con la segunda investigación, que sigue abierta, y en la que participan arqueólogos y forenses, pero también historiadores y sociólogos.

“Hemos localizado un total de veintinueve fosas”, explica Carrión. Por ahora, han encontrado los restos de 195 víctimas, aunque buscan a más de 200 y el trabajo no es sencillo. Tras realizar un sondeo arqueológico y dar con indicios, empieza un trabajo minucioso por como fueron abandonados. “Todas las fosas son múltiples, la más pequeña tiene dos individuos, pero hay otras que tienen doce, otras quince y una más grande de veintinueve; y hay que ver cómo están los restos porque no están colocados de una forma ceremonial ni nada de eso, simplemente están arrojados”.

Cerrar heridas generacionales

El equipo ha conseguido identificar a 11 víctimas, cuyos restos ya han sido entregados a los familiares, que por fin podrán darles sepultura y llevarles flores. Algunos ya conocían que allí estaban enterrados sus familiares, pero no sabían la ubicación exacta. En este sentido, Carrión cuenta que, además de los historiadores que trabajan con la documentación, son importantes los relatos de los descendientes, los de primera generación, es decir, hijos e hijas de las víctimas, pero también los que llegaron tras ellos.

Detalle de unas chinchetas amarillas
Detalle de unas chinchetas amarillas marcan el hallazgo de unos botones de nácar sobre uno de los cuerpos, a 04 de mayo de 2023, en Víznar, Granada. (Álex Cámara / Europa Press)

“A pesar de que muchos de los familiares de primera generación ya habían muerto, la historia de esas víctimas ha estado presente en las familias y en las casas han conservado las historias de sus padres o de sus abuelos, incluso bisabuelos”, explica el profesor, que añade que después de cinco años, el equipo tiene “más unas relaciones más familiares que profesionales” con ellos. “Entre historiadores, científicos y familiares reconstruimos la historia de esas personas que desaparecieron de esa forma tan sumamente criminal”, dice con orgullo. Para él, confiesa, y para todo el equipo, la parte más satisfactoria del trabajo es la entrega a los familiares, que por fin pueden dar sepultura a sus muertos.

“Nos pasó hace muy poco tiempo -cuenta - que entregamos los restos de una persona a una de sus hijas que ahora tiene Alzheimer; cuando les dimos los restos de su padre, recuperaba la conciencia, nos comentaban su hija. Decía: ´Si es que apenas nos conoce en casa y desde que ha pasado esto nos llama por nuestro nombre, nos pregunta´. Con esto quiero decir que es un cierre de herida abierta casi noventa años y esa familia ya se quedan en paz, una paz que no tenían desde hacía tanto tiempo".

Activistas de Femen irrumpen en la entrada de la misa por el 50 aniversario de la muerte de Franco. (EFE)

Carrión calcula que hay cerca de 70 familias buscando a sus familiares en esas fosas, y aunque muchas de las víctimas eran jóvenes cuando recibieron los disparos y ya nadie busca sus restos, también son numerosos los casos en los que sí hay esperanza. “Lo que hacemos a través de las redes sociales es mandar información para localizar al mayor número posible de familiares y en este caso tenemos muchísimos familiares, afortunadamente, lo cual nos permite muestrearlo genéticamente para después en el laboratorio de genética de la Facultad de Medicina de nuestra universidad, donde del banco de ADN, pues se empiezan a cruzar los datos tanto de los familiares como de las víctimas para una identificación”, explica.

Trabajadores durante la excavación de
Trabajadores durante la excavación de una fosa común en el barranco de Víznar (Granada), a 4 de mayo de 2023. (Álex Cámara / Europa Press)

El profesor explica que se rigen, como el resto de proyectos memorialistas por el paradigma de verdad, justicia, reparación y no repetición. Por eso, la fosa es un lugar abierto al que pueden acudir no solo los familiares para per cómo avanzan los trabajos, sino también para todas las personas interesadas. Su objetivo también es divulgar y por eso admiten visitas de estudiantes a los que explican a pie de fosa el trabajo que realizan y, sobre todo por qué lo realizan. “Es justo que se va lo que produjo el golpe de Estado fallido, la Guerra Civil y toda la represión sobre la población civil, porque aquí en Granada capital y en estos pueblos no hubo guerra, hubo represión salvaje y brutal siguiendo la orden desde Sevilla de Queipo del Llano. Aquí no hubo guerra en absoluto, aquí hubo una masacre sobre la población”, sentencia.