Italia y España se endeudan al nivel más bajo en 16 años, Alemania preocupa y Francia es el punto débil: se acelera el vuelco histórico entre el norte y el sur de Europa

Los mercados estrechan las primas de riesgo a cifras de 2009 y redefinen el mapa fiscal de la UE

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La primera ministra de Italia,
La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en la cumbre de líderes del G20 en Johannesburgo (Henry Nicholls / Reuters)

Las dinámicas financieras dentro de la zona euro están experimentando un cambio significativo que hasta hace pocos años habría resultado difícil de imaginar. Desde la salida de la crisis provocada por la pandemia de Covid-19, las economías del sur de Europa, tradicionalmente asociadas a mayores riesgos fiscales, han logrado recuperar la confianza de los mercados gracias a una mejora de sus equilibrios presupuestarios y a un mayor dinamismo económico, especialmente en el caso de España.

En paralelo, países que durante décadas fueron considerados los pilares de la estabilidad financiera europea muestran hoy señales de mayor fragilidad. Francia y, en menor medida, Alemania han comenzado a preocupar a los inversores, en un contexto de aumento del endeudamiento público y de mayores tensiones políticas y presupuestarias.

Este cambio de percepción se ha reflejado claramente en los mercados de deuda pública. Según ha informado el medio especializado francés BFM Business, las primas de riesgo de Italia y España frente a Alemania han alcanzado esta semana su nivel más bajo en 16 años, un dato que confirma el vuelco progresivo entre el norte y el sur de la zona euro.

Los mercados premian a Italia y España

El estrechamiento de los diferenciales de deuda se ha convertido en uno de los principales indicadores de este giro histórico. En el caso de Italia, la diferencia entre el interés del bono a diez años y el de Alemania se ha reducido hasta situarse en torno a los 0,7 puntos porcentuales. Se trata de un nivel que no se registraba desde finales de 2009, tras la crisis financiera global.

Con el interés del bono alemán cerca del 2,86% a finales de diciembre, los mercados están enviando una señal clara: el riesgo asociado a la deuda italiana se percibe hoy como mucho menor que en el pasado. Los inversores valoran los esfuerzos presupuestarios de Italia y una mayor disciplina fiscal tras años de desconfianza.

España sigue una trayectoria muy similar. Impulsada por un crecimiento económico más sólido que el de otras grandes economías europeas, la prima de riesgo española frente a Alemania ha caído por debajo de los 0,5 puntos porcentuales. Se trata de un nivel inédito desde la crisis de deuda de la zona euro, cuando los elevados déficits y el rápido aumento de la deuda encarecieron la financiación de los Estados y pusieron en duda la estabilidad del euro.

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Para los mercados, el eje tradicional norte-sur ha dejado de ser una frontera clara entre economías sólidas y economías frágiles. En su lugar, la atención se centra cada vez más en la sostenibilidad fiscal a medio y largo plazo, así como en la capacidad de crecimiento y de control del gasto público.

Francia se convierte en el principal foco de preocupación

Dentro de este nuevo mapa financiero, Francia emerge como el principal punto débil. Un déficit público elevado, combinado con un contexto político complejo, ha provocado que los costes de financiación del Estado francés superen ya a los de España.

Según recoge BFM Business, la rentabilidad del bono francés a diez años se sitúa en torno al 3,56%, por encima de la italiana (3,51%) y de la española (3,29%). El medio subraya que el elevado déficit público ha incrementado los costes de financiación de Francia. Además, según las proyecciones de S&P citadas por BFM Business, la deuda pública francesa podría alcanzar el 120% del PIB en los próximos años.

Por último, Alemania, tradicional refugio de los inversores en la zona euro, empieza a ser observada con mayor cautela tras anunciar ambiciosos programas de gasto público. No obstante, los analistas y agencias de calificación consideran que la situación francesa resulta más preocupante por la combinación de bajo crecimiento, envejecimiento demográfico y presión estructural sobre el gasto.