Ángela Fernández, psicóloga, sobre las personas con apego ansioso: “Normalmente tienen un gran miedo al abandono”

En muchas ocasiones, se confunde la necesidad de seguridad con una dependencia abrumadora; sin embargo, la experta señala que lo que se busca es calmar el temor a que el vínculo se rompa

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Las personas con apego ansioso
Las personas con apego ansioso suelen tener miedo al abandono o a la ruptura del vínculo. (Freepik)

La teoría del apego, que se centra en la manera en la que nos vinculamos con los demás, se ha convertido en una forma de entender por qué algunas relaciones fluyen con relativa calma mientras otras se viven desde la angustia, la duda constante o el miedo a perder al otro. El apego, en esencia, describe la manera en que aprendimos a relacionarnos afectivamente desde la infancia y cómo ese aprendizaje se reactiva en la vida adulta.

Tradicionalmente, se distinguen varios tipos de apego. El apego seguro se caracteriza por la confianza básica en el vínculo: la persona se siente querida, puede expresar necesidades y tolera la distancia sin interpretarla como amenaza. El apego evitativo, por el contrario, tiende a protegerse de la intimidad emocional; prima la autosuficiencia y se vive el compromiso como una posible pérdida de libertad. Y el apego ansioso aparece cuando el vínculo se experimenta desde la inseguridad, con un temor persistente a ser abandonado.

Estos patrones no son etiquetas cerradas ni condenas vitalicias, pero sí influyen en cómo interpretamos los gestos del otro, los silencios, las discusiones o incluso los planes de futuro. Entenderlos permite mirar las relaciones con más matices y menos culpa. Sobre este tema habla muchas veces en su consulta la psicóloga Ángela Fernández, según ha explicado en uno de sus vídeos de TikTok (@angelaprs.psicologia). “Muchas veces me preguntan: ‘¿Qué necesita realmente un apego ansioso para estar bien en una relación?’”. La respuesta, tal y como aclara la experta, suele estar lejos de los tópicos más extendidos.

La psicóloga Ángela Fernández destaca
La psicóloga Ángela Fernández destaca que las personas con apego ansioso no necesitan que el otro esté pendiente del móvil todo el tiempo, sino seguridad y coherencia entre sus palabras y acciones. (Freepik)

La necesidad de seguridad para estar en calma

“Realmente, por lo general, una persona con apego ansioso no necesita que le lleves la vida. Tampoco necesita de ti que estés pegado al móvil 24/7. Lo que necesitan es seguridad”. Esta seguridad, insiste Fernández, no tiene por qué confundirse con control ni con una presencia constante. “Hay muchas maneras de dar seguridad en una relación sin caer en dinámicas obsesivas”.

El núcleo del apego ansioso está atravesado por el temor. “El apego ansioso normalmente tiene un gran miedo al abandono. El miedo, principalmente, a que el vínculo se rompa de un momento a otro”. Ese temor explica muchas de las conductas que desde fuera se juzgan como excesivas. “Necesitan y buscan constantemente señales de que todo está bien: un gesto, una mirada, una palabra, una confirmación…”. Cuando esas señales aparecen, el efecto es inmediato: “Cuando sienten esa seguridad emocional, algo dentro de ellos se calma”.

Uno de los errores más habituales, advierte la psicóloga, es confundir seguridad con dependencia. “La seguridad no es dependencia, es coherencia. Es que básicamente lo que dices y lo que haces vaya en la misma dirección”. La coherencia, más que los grandes gestos, es lo que sostiene el vínculo para una persona ansiosa; esto se consigue a través de “respuestas claras, planes que se cumplen, afecto que no desaparece de repente, conversaciones honestas validando sus emociones sin hacerles sentir que son demasiado”. No se trata de sobreproteger, sino de ofrecer un suelo estable desde el que relacionarse.

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Sin embargo, la psicóloga incide en que la responsabilidad no recae solo en la otra parte, pues las relaciones son bidireccionales. “El ansioso también tendrá que trabajar mucho en sí mismo”. Ese trabajo implica aprendizaje emocional: “Tendrá que aprender a regular su ansiedad, diferenciar su intuición de su miedo y recordarse constantemente que no todos los silencios significan abandono o ausencia de cariño”.

La meta, subraya, no es eliminar el miedo de raíz, sino construir un vínculo donde no sea necesaria la súplica. “En una relación sana, no tienes que rogar que te den tu lugar. Te sostienen y tú aprendes a sostenerte también”. Al final, concluye Fernández, “lo que calma al apego ansioso no es la perfección del otro, es la seguridad, la coherencia y la consistencia del vínculo”.