
La policía francesa ha detenido a un empleado del Palacio del Elíseo acusado de haber sustraído durante al menos dos años un centenar de piezas de la vajilla utilizada en las cenas de Estado del presidente de la República. Parte de ese material fue posteriormente puesto a la venta en la plataforma Vinted, en un caso que vuelve a poner el foco sobre la seguridad de los grandes símbolos del Estado francés, apenas dos meses después del espectacular robo de joyas de la Corona en el Museo del Louvre.
La investigación, revelada esta semana por Le Parisien, señala como principal responsable a un mayordomo del Elíseo cuya labor consistía precisamente en preparar las mesas y gestionar la vajilla y la cubertería en las recepciones oficiales encabezadas por el presidente, Emmanuel Macron. Según fuentes policiales citadas por el diario, el empleado habría aprovechado su acceso directo a los almacenes y a los sistemas de inventario para retirar progresivamente platos, tazas y otros artículos sin levantar sospechas.
El caso ha sacado a la luz un robo continuado y silencioso, muy alejado de los asaltos espectaculares que suelen captar la atención pública, pero igualmente dañino para el patrimonio nacional. El mayordomo, identificado como Thomas M., habría falsificado los registros internos tras las recepciones oficiales para ocultar la desaparición de las piezas, una maniobra que le permitió actuar durante meses sin ser detectado.
El rastro digital del botín
Las alarmas saltaron cuando los responsables del servicio de mesa del Elíseo constataron que las ausencias de piezas empezaban a ser habituales. Platos y tazas desaparecían con una frecuencia incompatible con el uso normal, lo que llevó a denunciar los hechos ante la gendarmería. A partir de ese momento, los investigadores siguieron un rastro inesperado: varias de las piezas robadas estaban siendo ofrecidas a la venta en Vinted, una plataforma popular para la compraventa de artículos de segunda mano.
Algunas conservaban marcas y sellos oficiales que permitían identificar claramente su procedencia. Las pesquisas condujeron no solo al mayordomo, sino también a otras dos personas implicadas en la circulación del material robado. Entre ellas se encuentra un coleccionista de Versalles, Ghislain M., que habría adquirido parte de las piezas y que, según la prensa francesa, trabajaba desde noviembre de 2023 como vigilante de seguridad en el Museo del Louvre. El tercer detenido es un anticuario propietario de una empresa especializada en subastas en línea.

Los tres sospechosos han confesado su implicación en los hechos, siempre según Le Parisien, y comparecieron ante el juez el pasado jueves. Han quedado en libertad bajo control judicial, con prohibición de comunicarse entre ellos, de participar en subastas y de ejercer actividades profesionales relacionadas con el sector hasta la celebración del juicio.
Porcelana de Sèvres
Las piezas sustraídas pertenecen a la histórica Manufacture nationale de Sèvres, fundada en el siglo XVIII bajo el reinado de Luis XV y estrechamente ligada al Estado francés desde su origen. Las vajillas producidas por Sèvres forman parte del patrimonio nacional y algunas de ellas se destinan al uso institucional en el Palacio del Elíseo, donde están reservadas para las grandes recepciones oficiales.
Estas piezas llevan el sello “Palacio del Elíseo”, lo que las hace fácilmente reconocibles y, en teoría, difíciles de introducir en el mercado sin levantar sospechas. Aun así, los investigadores calculan que el conjunto de objetos sustraídos tendría un valor de entre 15.000 y 40.000 euros. Además de porcelana, se han recuperado copas de champán, pequeñas esculturas y recipientes metálicos procedentes del palacio.
La mayor parte del botín ha podido ser recuperada, a diferencia de lo ocurrido con las joyas de la Corona robadas recientemente en el Louvre, que siguen sin aparecer. Ninguno de los implicados trabaja ya ni en el Elíseo ni en el museo parisino.
Una exposición cancelada
El caso ha tenido también consecuencias en el ámbito cultural. La semana pasada estaba prevista la inauguración de una exposición con parte de la colección privada del coleccionista detenido en el Pabellón Enrique II de Villers-Cotterêts, un castillo del siglo XVI situado al norte de Francia. Tras conocerse su situación judicial, la asociación encargada de la gestión del edificio decidió anular la muestra como medida de precaución para preservar la imagen del centro.
El abogado del coleccionista ha tratado de minimizar la responsabilidad de su cliente en declaraciones a medios como Le Figaro y France Info, asegurando que al principio adquirió piezas de escaso valor sin cuestionar su origen y que solo empezó a dudar cuando la calidad de los objetos aumentó. La propia Manufacture de Sèvres ha confirmado que hay una investigación en curso y que colabora con las autoridades.
Los tres detenidos serán juzgados en febrero por un delito de robo de bienes culturales clasificados como patrimonio nacional y por complicidad en la gestión de bienes robados, infracciones castigadas en Francia con penas de hasta diez años de prisión y multas que pueden alcanzar los 150.000 euros.
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