El PP gana un escaño, aunque pierde 11.000 votos: se impone en las elecciones de Extremadura con 29 diputados, pero no logra desprenderse de Vox

El adelanto electoral apenas refuerza a los populares, que mejoran solo un diputado respecto a 2023 y vuelven a depender de Vox para la investidura

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La presidenta del PP de
La presidenta del PP de Extremadura y del Ejecutivo regional extremeño, María Guardiola, en un acto público de la precampaña de las elecciones del 21D (JORGE ARMESTAR/EUROPA PRESS)

El Partido Popular ha ganado las elecciones autonómicas anticipadas en Extremadura, pero lo ha hecho con un resultado muy distinto al que apuntaban los sondeos a pie de urna y con un escenario de gobernabilidad mucho más complejo del previsto. Con el 99,38% del voto escrutado, el PP obtiene 29 escaños y el 38,78% de los sufragios, solo uno más que en las elecciones de 2023, lo que le permite seguir siendo la primera fuerza, pero le obliga a negociar para garantizar la investidura de su candidata, María Guardiola.

El resultado deja un Parlamento extremeño fragmentado y sin mayorías claras. El PSOE se sitúa como segunda fuerza con 18 escaños, Vox logra 11 diputados y Podemos obtiene 7. La mayoría absoluta se fija en 33 escaños, de modo que el PP se queda a cuatro de alcanzarla y depende de la posición que adopte Vox en la sesión de investidura.

El crecimiento del PP en votos no se traduce en un avance decisivo en escaños. Los populares suben en porcentaje, consolidan su posición como fuerza hegemónica del centro derecha en Extremadura, pero no logran el salto que les habría permitido gobernar en solitario o con apoyos puntuales. El resultado confirma que el adelanto electoral no ha generado el efecto arrastre suficiente para despejar el horizonte parlamentario, aunque sí ha reforzado al PP frente a un PSOE que, pese a recuperar parte del terreno perdido, no logra disputar la victoria.

A esta lectura se suma un dato relevante desde el punto de vista electoral: el Partido Popular ha ganado un escaño, pero ha perdido votantes. En estas elecciones, el PP ha obtenido 226.496 papeletas, frente a las 237.384 que logró en 2023. Es decir, los populares suman representación parlamentaria pese a registrar casi 10.888 votos menos que en la anterior convocatoria. La paradoja se explica por el reparto territorial del voto y por la fragmentación del resto del arco parlamentario, pero introduce un matiz significativo en el balance del adelanto electoral impulsado por la presidenta.

En términos políticos, este dato refuerza la idea de una victoria insuficiente para cumplir el objetivo central de la convocatoria anticipada. El PP mantiene el control institucional de la Junta y conserva la iniciativa parlamentaria, pero lo hace con una base electoral algo más estrecha que hace dos años. El aumento porcentual y el escaño adicional no compensan, en términos absolutos, la pérdida de apoyos en las urnas, lo que limita la lectura triunfalista del resultado.

Guardiola comparece antes que Vox

Pese a ser la vencedora de las elecciones, María Guardiola compareció públicamente para valorar los resultados antes que Vox, rompiendo así la norma no escrita de la noche electoral según la cual el ganador suele ser el último en intervenir. La formación que lidera Santiago Abascal obligó de facto a la presidenta a adelantar su comparecencia.

La candidata del PP a
La candidata del PP a la Presidencia de la Junta, María Guardiola, vota en las elecciones del 21D (CARLOS CRIADO/ EUROPA PRESS)

Recibida con gritos de “presidenta, presidenta”, Guardiola salió a la sede del PP extremeño para valorar los resultados de unos comicios que ha ganado, aunque necesitará el apoyo de otra formación para gobernar. Antes de pronunciar palabra, la presidenta de la Junta agitó una bandera de Extremadura que le entregó su ‘número dos’.

“Muchísimas gracias por el cariño”, arrancó Guardiola. “Estamos muy contentos porque hemos ganado claramente las elecciones. Ha ganado la sensatez y el Partido Popular es el primer partido de nuestra región. Los extremeños y las extremeñas se merecen un cambio tras 40 años de socialismo”.

La presidenta subrayó la distancia con el PSOE: “Hoy, con el resultado, hemos sacado once escaños más que el PSOE. Hemos sacado a la segunda fuerza política más de diez puntos. El PP es la primera fuerza política en más de 240 pueblos de la región”, afirmó entre aplausos que interrumpieron en varias ocasiones su intervención.

En su discurso, Guardiola evitó cualquier referencia explícita a la mayoría absoluta no alcanzada y a la dependencia parlamentaria de Vox. “Hemos recibido muchísima confianza por parte de los extremeños. Vamos a seguir liderando el cambio. Hay un claro ganador de las elecciones y es el PP. Tenemos la confianza para afrontar los cambios”, añadió, antes de anunciar que “a partir de mañana voy a iniciar una ronda de contactos políticos”.

Desde este lunes, aseguró, iniciará una ronda de contactos y de diálogo con las fuerzas políticas para trabajar “con responsabilidad” en la formación de “un gobierno estable y fuerte”.

“El mensaje que nos dan las urnas es que los extremeños han rechazado los bulos y han apostado por la gestión”, concluyó la presidenta, agradeciendo el respaldo recibido y asegurando que el PP no fallará “a la confianza de los extremeños”.

La llave de la investidura

Con este reparto de escaños, el PP no dispone de una vía alternativa para la investidura que no pase por Vox. La opción de un Gobierno en solitario apoyado en abstenciones cruzadas se considera inviable, tanto por la suma numérica como por la dinámica política de la Cámara. El Partido Popular se ve así obligado a explorar dos escenarios: un acuerdo de gobierno con Vox o una abstención de este grupo que permita la reelección de María Guardiola sin integrar a la formación en el Ejecutivo.

La segunda posibilidad aparece, a estas horas, como la menos probable. Vox ha reforzado su presencia parlamentaria y ha mejorado sus resultados respecto a la anterior legislatura, lo que endurece su posición negociadora. Con 11 escaños, la formación se convierte en un actor imprescindible y con capacidad para condicionar no solo la investidura, sino también la orientación política del futuro Gobierno. En este contexto, resulta difícil pensar que se conforme con un papel secundario o con acuerdos puntuales desde fuera del Ejecutivo.

Para el PP, un pacto con Vox garantiza estabilidad numérica y margen para gobernar, pero también implica asumir una dependencia política que Guardiola trató de evitar durante la campaña. El discurso electoral de los populares se centró en la estabilidad institucional, el desbloqueo de la legislatura y la necesidad de evitar parálisis, sin hacer de la relación con Vox el eje central del debate. El resultado devuelve ahora esa cuestión al primer plano.