Los príncipes de Gales celebran la Navidad con una tierna imagen familiar: una estampa campestre, conjuntada y con mensaje

Siguiendo la tradición de las grandes casas reales europeas, los príncipes de Gales han vuelto a felicitar la Navidad con una imagen familiar que funciona como declaración de intenciones. El príncipe Guillermo y Kate Middleton han difundido su postal navideña de este año apostando por la sencillez, la naturalidad y un marcado aire campestre que refuerza el mensaje que llevan tiempo transmitiendo: antes que herederos al trono, son una familia unida.

La fotografía, distribuida por el Palacio de Kensington a través de las redes sociales oficiales, es la misma que ya ha llegado a los domicilios de quienes figuran en su tradicional lista de envío navideño. En ella aparecen los príncipes junto a sus tres hijos —George, de 12 años; Charlotte, de 10; y Louis, de 7— en un entorno natural que parece sacado de una postal primaveral, muy alejado del boato palaciego.

La estampa, sin embargo, no es completamente nueva. Los príncipes han recurrido a una sesión fotográfica realizada el pasado mes de abril en Norfolk, donde suelen pasar largas temporadas de descanso. De ese mismo reportaje ya se habían difundido algunas imágenes con motivo del cumpleaños del príncipe George y, poco después, del benjamín de la familia. Ahora, una de aquellas instantáneas se reutiliza para felicitar las fiestas, una decisión que no ha pasado desapercibida y que refuerza esa idea de “modo ahorro” elegante y consciente.

El escenario juega un papel clave en la composición. La imagen fue tomada en los alrededores de Anmer Hall, la residencia campestre que la reina Isabel II regaló a los príncipes con motivo de su boda. Para Guillermo, Norfolk tiene además un profundo valor sentimental, ya que Sandringham, situada en la misma región, ha sido durante décadas el gran refugio familiar de los Windsor y el lugar donde tradicionalmente se celebran las Navidades reales.

El vestuario tampoco está elegido al azar. Los cinco miembros de la familia aparecen coordinados cromáticamente, con predominio de verdes, tonos tierra y vaqueros. Guillermo y el pequeño Louis visten prácticamente idénticos, con jerséis verde caza y pantalones vaqueros, mientras que Charlotte opta por un suéter más claro, decorado con cenefas, que mantiene la armonía sin perder personalidad. George, por su parte, luce un chaleco de aire clásico que le aporta un aspecto más adulto, el mismo que ya había llevado en las fotos de su último cumpleaños.

Uno de los detalles más comentados vuelve a ser la sonrisa de Louis, que aparece sin los dientes delanteros, una imagen espontánea y entrañable que conecta con el público y refuerza la sensación de cercanía que la pareja busca transmitir. El fotógrafo Josh Shinner, habitual colaborador de la familia y autor de algunos de los retratos más reconocibles de Kate Middleton, supo capturar ese equilibrio entre naturalidad y cuidado estético.

Kate es, curiosamente, quien más se desmarca del uniforme familiar, aunque sin romper la coherencia del conjunto. La princesa de Gales viste una falda de cuadros discretos y un jersey oscuro del que asoma el cuello blanco con pequeños volantes. Su posición en la imagen también es significativa: aparece ligeramente en segundo plano, sentada detrás de Guillermo, dejando el protagonismo visual a sus hijos. Una elección nada casual.

Un año de cambios drásticos en Buckingham

Esta felicitación llega en un momento especialmente simbólico para los príncipes de Gales. En los últimos años, y especialmente desde que Kate Middleton anunció su enfermedad —actualmente en remisión—, la pareja ha insistido en priorizar la vida familiar y el bienestar de sus hijos por encima de la exposición pública. La imagen navideña resume ese planteamiento sin necesidad de explicaciones: una familia unida, relajada y protegida en su entorno natural.

Mientras tanto, la Navidad ya ha comenzado para ellos. Esta semana asistieron al tradicional almuerzo organizado por el rey Carlos en el Palacio de Buckingham y también estuvieron presentes en el concierto de villancicos que Kate impulsa cada año, un evento que se ha convertido en una de las citas más emotivas del calendario real.