
Entrar en una sala de operaciones asusta a los pacientes que va a ser operado. Sobre todo si el procedimiento incluye una anestesia general, que siempre genera respeto. Pero nada está más lejos de la realidad: según coinciden los médicos, es una técnica segura en la que lo normal es que no pase nada.
Ante este miedo, lo mejor es que los médicos faciliten información a quien va a recibir una anestesia sobre cómo se usa y todas las precauciones que toman los profesionales. Así, se tranquilizaría al paciente, sobre todo en las horas previas, que son de muchos nervios. Por ello, la anestesista Elena Casado Pineda ha contado recientemente en sus redes sociales cómo se utiliza este procedimiento y ha respondido a las preguntas básicas, como si en la anestesia se vomita, cómo se expulsa o qué se siente.
En uno de sus últimos vídeos, la experta describe la anestesia general en términos no médicos: “Anestesiar a una persona no es tanto como dormirla, sino como desconectar el cerebro del dolor y las emociones”. Cuenta que es como un lapsus en la memoria que se hace de forma “controlada, segura y milimétrica”. Y asegura que hoy es imposible despertarse en medio de la anestesia, ya que se tienen las herramientas suficientes para evitar que suceda. La función del anestesista durante una operación es el manejo del dolor antes, durante y después del proceso quirúrgico para que el paciente no sienta nada y se encuentre completamente sedado.
El tipo de anestesia más habitual en la actualidad es la intravenosa, con fármacos inyectados directamente en una vena para sedar y dormir al paciente. “En este tipo, lo que vas a notar —dice— es como un picor, quemazón y calor en el brazo, porque es el efecto de la medicación”. En el momento, añade, “no te vas a enterar de nada después de la anestesia, siempre pasa igual, es como dormirte rápido”.
Tras la operación, cuando llega la hora de volver a abrir los ojos, cada caso es particular, destaca la especialista. Pero lo que está demostrado es que “en el punto en el que el cerebro se desconecta, es al que vuelve”, según la explicación de la anestesista con experiencia en el Hospital Lluís Alcanyís de Xàtiva, en la Comunidad Valenciana. Por eso razona que es importante que los pacientes estén relajados cuando se les pone la anestesia: “Si están tranquilos, se despiertan calmados; si están nerviosos o ansiosos, se pueden despertar llorando”.
Para el anestesista, este es un momento divertido porque, aunque lo más normal es que la gente se despierte confundida, hay otros que abren los ojos de las formas más variadas posibles: “Te invitan a cubatas, lloran, te dicen lo de cinco minutitos más…”.
El trabajo del anestesista se basa en controlarlo absolutamente todo: la respiración, el corazón, la tensión y la temperatura. Porque cuando se está anestesiado, el cuerpo sigue funcionando con total normalidad. Y cuando ya ha terminado la cirugía, la forma más usual de expulsar la anestesia es mediante la orina en la sala de recuperación.
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