De vivir en la calle a estudiar en la universidad con 64 años: “Una puerta se abre tras años de oscuridad”

El sintecho superó la selectividad y decidió estudiar letras porque “una herramienta de libertad”

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De vivir en la calle
De vivir en la calle a estudiar en la universidad con 64 años. (Pixabay)

La historia de Walmerinston Paixão Corrêa ha conmovido a Brasil y reabierto el debate sobre educación, inclusión y movilidad social. Tras dos décadas viviendo en las calles de Belém, sin documentación ni apoyo familiar, este hombre de 64 años logró aprobar el Enem (equivalente a la Selectividad) y obtener una plaza en el curso de Letras de la Universidad Federal de Pará (UFPA).

“Una puerta se abre tras años de oscuridad”, afirmó en declaraciones recogidas por la Agência Pará. Durante 20 años, Walmerinston durmió en aceras, plazas y albergues municipales. Enfrentó el hambre, la discriminación y un frío “que es la parte más dura de la noche”. Aun así, jamás dejó de escribir: siempre llevaba consigo viejos cuadernos donde plasmaba poemas, vivencias y reflexiones.

“El hábito de registrar mis experiencias me ayudó a preservar mi sueño de estudiar literatura y algún día convertirme en profesor”, recordó. Su vida comenzó a cambiar cuando varios voluntarios de un centro social le ofrecieron participar en clases gratuitas para adultos en situación de vulnerabilidad. A partir de ese momento, su rutina dio un giro completo.

“Aprovechaba cada oportunidad para estudiar: leía en plazas públicas, estudiaba de noche en albergues y asistía a clases gratuitas en línea en telecentros comunitarios”, relató. Su dedicación llamó la atención de los educadores y se convirtió en una historia que inspiraría a miles.

El hombre leía en plazas
El hombre leía en plazas públicas, estudiaba de noche en albergues y asistía a clases gratuitas en línea. (AP foto/Jae C. Hong)

El regreso a las aulas: un proceso de reconstrucción personal

Sin documentos ni ingresos, su retorno a la vida académica no fue fácil. Tuvo que regularizar su situación civil, acceder a programas sociales y matricularse en la Educación de Jóvenes y Adultos (EJA). Allí reconectó con libros, profesores y rutinas que creía perdidas. “La escuela renueva el espíritu”, explicó. Para él, el conocimiento es un “tesoro” capaz de abrir puertas reales.

“Lo más difícil no fue el contenido, sino creer que aún había tiempo”, reconoció. Finalmente, obtuvo una nota suficiente para entrar en una de las mayores universidades públicas del país. Eligió Letras porque considera que el portugués es “una herramienta de libertad”.

Universidade Federal do Pará (UFPA).
Universidade Federal do Pará (UFPA). (Página Web/Universidade Federal do Pará)

Prejuicios, humillaciones y un gesto que cambió su destino

Antes de retomar los estudios, las humillaciones eran constantes. “Me veían como un criminal”, recordó. Su apariencia de persona sin hogar lo hacía blanco de estigmas y sospechas. Durante sus años en la calle recogía libros tirados en la basura para estudiarlos por su cuenta mientras reciclaba materiales para sobrevivir. Aquello se transformó en el cimiento de su futuro académico. Convencido de que su historia puede servir a otros, afirma con fuerza: “La cuneta no es el final”.

"La cuneta no es el
"La cuneta no es el fin". (Ayuntamiento de Madrid/Europa Press)

El papel de la EJA y de la UFPA: inclusión como política pública

Su trayectoria ha sido destacada por la UFPA, que señaló su ingreso como un ejemplo de resiliencia y del papel de la universidad en “la promoción de la movilidad social y la acogida de estudiantes históricamente excluidos del sistema educativo”.

La secretaria de Educación, Rossieli Soares, subrayó que “la EJA es fundamental para crear oportunidades reales para personas en situaciones similares”. Por su parte, Ana Cláudia Neves, coordinadora de la CEJA, afirmó que la red estatal está comprometida en “preservar historias de vida y construir nuevos proyectos personales y profesionales para los estudiantes”.

Los nuevos pobres de España: trabajar y estudiar ya no significan estabilidad económica.

Un futuro escrito a mano: profesor, escritor y defensor social

Ya matriculado en la UFPA, Walmerinston quiere aprovechar cada clase, cada libro y cada debate. Su objetivo es claro: convertirse en profesor y escribir un libro sobre sus años en las calles de Belém y las personas que lo ayudaron a mantenerse en pie. “Quiero convertir el dolor en literatura”, confesó.

También quiere dedicarse a defender los derechos de las personas sin hogar y animar a adultos y mayores a retomar sus estudios, convencido de que su recorrido puede abrir caminos para otros. Para Walmerinston, la EJA representa un verdadero “rescate social y colectivo”. Y su mensaje final es una declaración de principios: “Las políticas públicas pueden cambiar destinos y devolver la esperanza a quienes la habían perdido toda”.