La espectacular casa que Ana Obregón no consigue vender en Mallorca: una villa de más de 1.000 metros cuadrados por 35 millones de euros

La familia de la socialité puso a la venta esta increíble casa en Mallorca que ha sido escenario de sus famosos posados en verano

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Ana Obregón, en una fotografía
Ana Obregón, en una fotografía de su perfil de Instagram. (@ana_obregon_oficial).

Desde hace casi un año, Ana Obregón y sus hermanos afrontan una decisión tan difícil como inevitable: desprenderse de El Manantial, la emblemática propiedad familiar situada en uno de los rincones más exclusivos de Mallorca, en la Costa de los Pinos. Esta residencia no solo representa el lujo y la exclusividad, sino también décadas de recuerdos íntimos y veranos inolvidables junto a sus seres queridos.

Construida en 1969 por Antonio García, padre de la actriz, El Manantial fue concebida como un refugio familiar frente al mar. Durante décadas, la finca fue testigo de momentos clave en la vida de Ana Obregón, desde los conocidos posados veraniegos que ofrecía a la prensa hasta los años recientes marcados por el dolor tras la pérdida de su hijo, Aless Lequio, en 2020, y de sus padres.

Según reveló en agosto de 2024 Look, la finca fue puesta en el mercado a través de una inmobiliaria de alto standing por un precio de 35 millones de euros. Se trata de una villa de más de 1.000 metros cuadrados construidos en una sola planta, asentada sobre una parcela de más de 8.000 metros. Cuenta con siete suites, varias terrazas, piscina, solárium, pista de pádel y hasta un embarcadero privado. Todo ello con espectaculares vistas al Mediterráneo y rodeada de un entorno natural privilegiado.

Ana Obregón, en una fotografía
Ana Obregón, en una fotografía de su perfil de Instagram. (@ana_obregon_oficial)

Sin embargo, a pesar del indudable atractivo de la propiedad, la operación no ha llegado a buen puerto. Varios interesados han visitado la vivienda, siempre mediante cita previa con la familia, que ha gestionado el proceso con máxima discreción. Pero, hasta ahora, ninguna de las negociaciones ha fructificado.

Y es que, una de las razones que explican por qué la mansión sigue sin venderse es su elevado precio. La familia no contempla una rebaja, ya que no se encuentran en una situación financiera que lo requiera y consideran que el valor de la propiedad está justificado por sus características únicas. Pero hay otro factor que también influye en la falta de acuerdo: el estado de conservación.

A pesar de estar bien cuidada, la vivienda acumula más de cinco décadas de antigüedad y necesita reformas significativas en el interior, algo que se comunica exclusivamente a quienes visitan la casa. Quienes buscan una vivienda lista para entrar a vivir sin obras se lo piensan dos veces antes de avanzar en la compra.

Entrevista a Ana Obregón.

Un hogar con historia y significado emocional

Más allá de su valor inmobiliario, El Manantial ha sido durante años el epicentro emocional de la familia García Obregón. Allí se celebraron veranos llenos de alegría y reuniones familiares. La casa simboliza una época en la que todos estaban presentes: los padres de Ana, sus hermanos, y por supuesto, su hijo Aless, cuya ausencia es ahora uno de los motivos por los que la mansión ya no tiene el mismo significado.

Fue precisamente en esta casa donde Ana se refugió tras la trágica pérdida de su hijo, y también donde vivió su primer verano junto a su nieta, Ana Sandra, a quien cría como hija desde su nacimiento en 2023. Para la actriz, esta finca ha sido un espacio de duelo, de recogimiento, pero también de sanación. De hecho, este verano, Ana ha vuelto a la finca junto a la pequeña, disfrutando juntas de su segundo verano en la casa familiar. Hace unas semanas, ambas protagonizaron la portada de la revista ¡Hola! en un posado que muchos interpretan como una despedida simbólica del lugar que marcó su historia personal y profesional.

Ana Obregón, con su hijo
Ana Obregón, con su hijo Aless en la piscina de su casa de Mallorca. (Instagram:@ana_obregon_oficial)

Según el citado medio, la venta de la propiedad ha sido consensuada por todos los hermanos García Obregón: Juancho, Celia, Amalia y Javier. Aunque todos coinciden en que la casa representa un legado sentimental incalculable, también reconocen que mantenerla sin el uso familiar que tenía antaño carece de sentido. Además, según ha trascendido, existe una necesidad de liquidez que ha precipitado la decisión, pese a lo doloroso que resulta desprenderse de un lugar tan simbólico.