
Una limpiadora de hotel, entrevistada por La Sexta, ha roto el silencio sobre la realidad de su trabajo y su sueldo. En declaraciones recogidas por El Español, Vania Arana, actual portavoz y presidenta del sindicato Las Kellys Cataluña, ha denunciado abiertamente que cobra tan solo “entre 1 y 1,50 euros por cada habitación” limpia, llegando a ocuparse de hasta 29 habitaciones diarias. “Una cerveza puede costar más de lo que yo cobro por limpiar una habitación”, ha denunciado.
Jornadas maratonianas y sueldos mínimos
Arana ha detallado que los ingresos mensuales de muchas camareras de piso apenas llegan a 820 euros, pese a las jornadas extenuantes y a la exigencia de tener cada habitación impoluta para el turismo español.
Las cifras dejan poco espacio para la duda: “Nos pagan 1,50 euros por cada una”, reitera la portavoz. Asegura que en temporadas altas se les exige preparar hasta 29 habitaciones en un solo día, una carga de trabajo que, según denuncia, lleva al extremo físico y mental a las trabajadoras.
Un oficio invisible y poco protegido
El contexto sanitario y la presión de la industria hotelera hacen mella en este colectivo, integrado mayoritariamente por mujeres. El 95,9% de las camareras de piso sufre síntomas físicos y psíquicos, posicionando a este sector entre los menos protegidos, según advierte el sindicato y recogen varios estudios de Comisiones Obreras citados por El Español. “Somos un colectivo enfermo. Vamos a trabajar con fajas, tobilleras, pastillas para el dolor”, lamenta Vania.
Las consecuencias del modelo actual no son solo económicas. Enfermedades musculares, ansiedad, medicación crónica y depresión forman parte del día a día de estas trabajadoras. Cuatro de cada diez presentan síntomas depresivos. “El sistema nos castiga, nos invisibiliza y nos rompe”, apunta la presidenta de Las Kellys.

Un movimiento en marcha
2014 fue un año clave, cuando una cadena hotelera de Barcelona despidió a numerosas camareras y aumentó la carga de trabajo de las que permanecieron. “Limpiábamos 30 habitaciones, sin descansos, sin comer, sin beber. Nos perseguían. Querían que renunciáramos por agotamiento. No lo hicimos. Demandamos”, relató Vania.
La reclamación judicial no solo consiguió la readmisión de las despedidas y la internalización de la plantilla, sino que impulsó la creación de Las Kellys, primero como colectivo en redes sociales y, más tarde, como sindicato. Ahora cuentan con presencia en ocho territorios y son referente internacional en la lucha feminista y laboral del sector.
La conocida ‘Ley Kelly’, que no llega
Las Kellys no solo piden mejores salarios. Quieren acabar con la externalización del personal de limpieza -a través de empresas de trabajo temporal (ETT)-, reclamar el reconocimiento de enfermedades laborales específicas y garantizar la jubilación anticipada. “La ley dice que no se puede subcontratar la actividad principal. Limpiar habitaciones lo es. Pero nadie hace nada”, denuncia Arana.
La llamada ‘Ley Kelly’, diseñada para proteger sus derechos, sigue sin aprobarse. “El Gobierno nos dijo que estaba con nosotras. Le decimos: cumpla. Saque la bendita Ley Kelly”, exige Vania. Mientras tanto, el colectivo ha optado por crear una central de reservas propia, “un buscador que solo incluirá hoteles que respeten sus derechos”, para dar respuesta a quienes buscan alojarse sin vulnerar los derechos de las trabajadoras, según ha explicado Arana.
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