La denuncia ante Inspección de Trabajo de un camarero al restaurante donde trabajaba: “Si quieres comer y pagar el alquiler, tienes que pasar por esto”

El programa de LaSexta, Equipo de Investigación, entrevistó a un empleado de un bar que cotizó un cuarto de lo que trabajaba realmente

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Un camarero denuncia a su
Un camarero denuncia a su jefe ante Inspección de Trabajo (Pexels)

La precariedad laboral en la hostelería no es una novedad, pero sigue cronificándose con el paso de los años. Jornadas interminables, sueldos bajos y una falta de reconocimiento generalizada dibujan el escenario en el que miles de camareros trabajan a diario en España. A todo ello se suma, en muchos casos, el trato irrespetuoso por parte de clientes y superiores, lo que alimenta una sensación creciente de desamparo y frustración. Las condiciones, lejos de mejorar, siguen ancladas en la informalidad y el abuso.

Carlos Muñoz, camarero, decidió dar el paso de denunciar a su antiguo jefe ante la Inspección de Trabajo tras meses de irregularidades. “Estaba oficialmente contratado por 10 horas semanales, pero trabajaba 40”, relató en una entrevista de 2022 con el programa de LaSexta: Equipo de Investigación. Además, el exceso de jornada no era compensado ni cotizado: “A final de mes nos mandaba a una especie de sótano que tenía en el bar, donde nos entregaba en mano, en un sobre, el sueldo total sin cotizarlo”. El testimonio de Muñoz revela una práctica extendida que deja a los trabajadores en una situación de vulnerabilidad, tanto legal como personal. El desgaste físico y emocional derivado de estas dinámicas se ha convertido en parte del día a día de muchos camareros, cada vez más expuestos y sin red.

Un contrato que indicaba 30 horas menos de lo que hacía a la semana

Carlos Muñoz hablando en 'Equipo
Carlos Muñoz hablando en 'Equipo de Investigación' sobre su trabajo en un restaurante (LaSexta)

Muñoz comenzó a trabajar en un restaurante sin firmar ningún contrato durante los primeros meses. La formalización del empleo solo se produjo, según cuenta, tras insistir reiteradamente. “No recibí mi contrato hasta tres meses después de empezar a trabajar, y solo porque insistí para que me lo entregaran”, explica. Pero las irregularidades laborales y lasactividades fraudulentas no terminaron ahí.

Una vez contratado, solo se cotizaban “únicamente 10 horas de las 40 que trabajaba, así que después de ocho o nueve meses, solo había cotizado 15 o 20 días", expuso en la entrevista. De esta manera, cuando salió de aquella empresa, el camarero no pudo “ni tan siquiera pedir el paro”. Una situación que, lejos de ser aislada, se repite en numerosos establecimientos del sector.

Muñoz lo tiene claro: lo que vivió no es un caso puntual, sino una muestra de una dinámica extendida en la hostelería. “Si quieres comer y pagar el alquiler, tienes que pasar por esto”, afirma, reflejando la resignación de quienes aceptan condiciones precarias como única vía de subsistencia.

“Lo hice porque se puede hacer de forma anónima”

Al no tener un contrato que reflejase sus horas trabajadas, los pagos se recibían en metálico con el fin de no hacer saltar las alarmas de las autoridades. “A final de mes nos mandaba a una especie de sótano que tenía en el bar, donde nos entregaba en mano, en un sobre, el sueldo total sin cotizarlo”, explica Muñoz. Una práctica que imposibilita cualquier cobertura legal o acceso a derechos laborales básicos.

Cansado del abuso y viendo que no podía acceder ni a la prestación por desempleo tras meses de trabajo, Carlos decidió actuar. “Lo hice porque se puede hacer de forma anónima. Incluso teníamos un grupo de WhatsApp con todos los trabajadores” descontentos, concluye.

Durante su participación en un programa de Equipo de Investigación, el camarero mostró un audio de voz de la encargada del establecimiento, enviado a través de un grupo de WhatsApp compartido por todos los trabajadores. En la grabación se escucha: “Todos los que vayan entrando hoy a trabajar, porque está la inspectora de trabajo por aquí por el bar, tenéis que decir que estáis dos horas trabajando, ¿vale?“, se escucha. “Y otra cosa, si os pregunta si tenéis grupo de WhatsApp o algo, no tenéis. Recordarlo, que es muy importante, ¿vale?”, termina diciendo la jefa.