La incertidumbre era absoluta a primeras horas de la mañana ante el anuncio de retorno del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, que desde hace siete años ha estado huido de la Justicia en Bélgica. ¿Aparecerá realmente? ¿Dónde lo hará? Las dos preguntas cuentan con su respuesta, pero el cómo lo ha conseguido es, por ahora, desconocido, al igual que su paradero.
El líder de Junts per Catalunya ha aparecido esta mañana rodeado de miles de personas en pleno centro de Barcelona para asistir al acto de recibimiento convocado por su formación en la plaza de Lluís Comanys, cerca de un blindado Parlament donde apenas una hora después comenzaría el debate de investidura del candidato del PSC, Salvador Illa. El líder separatista ha sido recibido como una verdadera estrella de rock: gritos, aplausos, banderas y cámaras. En definitiva, rodeado de una multitud que ha imposibilitando su detención por parte de las autoridades catalanas.
A su llegada al escenario, la masa de gente le ha abierto paso y de ahí ha aparecido el esperado personaje, que ha copado todos los focos a pesar de que el protagonista natural era el candidato socialista. Una seguidora mostraba su incredulidad ante la realidad que estaba viendo y aplaudía entusiasmada por ello: efectivamente, Puigdemont cumplió una promesa que llevaba anunciando meses y que parecía, en términos de lógica, imposible de llevar a cabo.
Entre aplausos y gritos de “President”
Trajeado como de costumbre, el líder de Junts se ha aproximado al trote cochinero al escenario y a su llegada ha sido recibido por la multitud al grito de “president”. Ya unas horas antes, varios seguidores comenzaron a reunirse frente al Arco del Triunfo de Barcelona. El escenario era inédito: Puigdemont, con una orden activa de detención y rodeado de policías, ha entonado un discurso que el posconvergente llevaba esperando años. Y así lo ha hecho ver: “Aún estamos aquí, porque no tenemos derecho a renunciar”, ha comenzado.
Una vez finalizado su discurso, en el que ha recordado que se aproximaría a continuación al pleno en el Parlament, el líder independentista, tal cual vino, volvía a desaparecer. Una vez más a ojos de todo el mundo y, de nuevo, con el ‘cómo’ sin responder.