Charlène, la princesa de la sonrisa triste, cumple 46 años: una vida marcada por el misterio y un grave problema de salud

La mujer del príncipe Alberto de Mónaco lleva años siendo una royal, pero al contrario que sus iguales, ella nunca ha disfrutado del todo de su posición

Guardar
Charlène de Mónaco en una
Charlène de Mónaco en una imagen de archivo. (REUTERS/Eric Gaillard)

Este jueves, 25 de enero, la princesa Charlène celebra un nuevo cumpleaños, el número 46 y, como otros, lo hace rodeada de ese halo de misterio que la sigue y la convierte en un personaje rodeado de intrigas y que genera una gran curiosidad. Pese a que lleva más de una década formando parte de la familia real monegasca, a la que se incorporó en 2011 tras su boda con el príncipe Alberto, nunca se ha mostrado especialmente cómoda con su posición, protagonizando titulares a lo largo y ancho del mundo.

Y aunque en los últimos meses se ha mostrado aún más en público, participando en los eventos más señalados del principado, llegando incluso a compartir actos con sus cuñadas, con quienes ha tenido una relación irregular, la vida de royal de Charlène no ha estado marcada por la felicidad.

Te puede interesar: La imagen de Alberto de Mónaco con su ‘otra’ familia que aumenta los rumores de crisis con Charlène

Si bien ella nunca ha hablado de manera abierta sobre ello, se puede decir que todo comenzó durante su noviazgo, pues se descubrió que su ahora marido podría haberle sido infiel y que de esa relación había nacido un hijo. Según medios franceses, la sudafricana habría intentado cancelar su boda y salir del país, pero se lo habrían impedido. En ese punto comenzaron a difundirse diferentes rumores que afirmaban que Alberto le habría quitado el pasaporte y que le hizo firmar un contrato que la obligaba a casarse con él a cambio de una sustanciosa suma económica.

Charlène y Alberto de Mónaco
Charlène y Alberto de Mónaco en el día de su boda.

Estas informaciones nunca se confirmaron, por supuesto, pero volvieron a surgir el día de su boda y es que Charlène pasó buena parte de la ceremonia con unas amargas lágrimas recorriéndole el rostro en las que muchos vieron deseos de huir. Lo que sí hizo la princesa, tiempo más tarde, es afirmar en la versión estadounidense de Vogue que “es una vergüenza que este tipo de rumores salgan en tan mal momento, creo que el objetivo era sabotear una ocasión grandiosa. Son mentiras descaradas”.

Te puede interesar: Los 65 años de Alberto de Mónaco: el consejo a Harry, las bromas que le hacían por su hermana y el odio a los fotógrafos

Presencia justa

Y aunque se esperaba que tras ese mediático ‘sí, quiero’ comenzara a tener una agenda abarrotada, fue todo lo contrario. En su primer año como princesa se dejó ver en contadas ocasiones, las estrictamente necesarias y marcadas en rojo en la agenda monegasca. Con el paso de los años la situación apenas cambió y, a día de hoy, son pocas las veces en las que se puede ver a Charlène en un evento. De hecho, es más normal ver a sus dos hijos mellizos, Jacques y Gabriella, que a ella.

Charlène junto a su familia
Charlène junto a su familia en el Día Nacional de Mónaco del año 2023. (REUTERS/Claudia Greco)

Y por si no fuera suficiente, hay que recordar la grave enfermedad que sufrió en plena pandemia del coronavirus y que la obligó a estar alejada durante meses de su familia. En mayo de 2021 Charlène se trasladó a Sudáfrica para realizar un viaje que duró más de lo esperado y es que contrajo una grave infección de oídos, nariz y garganta tras someterse a un levantamiento de senos paranasales e injerto óseo.

A causa de esta tuvo que ser operada en tres ocasiones y no volvió a Mónaco hasta marzo de 2022, aunque casi de manera inmediata se trasladó a una clínica en Suiza para recuperarse de sus dolencias. Para volver a verla en público tuvieron que pasar dos meses más, hasta mayo de 2022, cuando acudió al premio de Fórmula E celebrado en el Principado y se convirtió en titular por su rictus serio y un rostro más delgado.

Charléne de Monaco en una
Charléne de Monaco en una imagen de archivo. (Sebastien Nogier/Pool via REUTERS)

Desde entonces, la princesa monegasca ha seguido combinando sus obligaciones reales, posando unas veces más feliz y otras más seria, con su misteriosa vida privada, la cual protege con recelo, especialmente cuando se trata de su salud. Si algo ha dejado claro a sus 46 años es que es una royal única y diferente a todas las demás, ajena a las convenciones y más que dispuesta a que su figura esté rodeada de misterio.