A 33 años de la fuga de Pablo Escobar, así vivió Colombia el escape del narco de La Catedral

El 22 de julio de 1992, el capo antioqueño abandonó las instalaciones de la cárcel en la que estuvo durante poco más de un año

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Años más tarde se conoció
Años más tarde se conoció que Escobar estuvo recluido en un lugar en el que tenía el poder absoluto - crédito Colprensa

El 19 de junio de 1991, tras varias semanas de negociación en las que intervino el padre Rafael García Herreros, el Estado colombiano confirmó la entrega de Pablo Emilio Escobar Gaviria, líder del cartel de Medellín y uno de los criminales más buscados en el mundo.

Políticos de la época elogiaron la gestión del gobierno de turno, que, se creía, había terminado con una guerra que generó una de las épocas más oscuras del país, pero en realidad había aceptado un mal acuerdo con el capo.

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Con la seguridad del antioqueño como argumento principal, se anunció que Escobar no sería recluido en una cárcel tradicional de la época, sino que se estrenaría un centro penitenciario llamado La Catedral, en Envigado.

Así, Colombia tuvo “preso” durante poco más de un año al capo, que desde prisión protagonizó fiestas con celebridades, rompió las reglas de una cárcel convencional y le daba órdenes a los guardias.

El capo antioqueño jugó partidos
El capo antioqueño jugó partidos en la cárcel con reconocidos futbolistas de la época - crédito Colprensa

Familiares del narcotraficante han recordado en más de una ocasión que el capo y sus hombres no tenían horarios de visita en La Catedral, sino que se permitía el ingreso constante de sus allegados.

“Llegábamos a un lugar, en camiones de doble fondo nos llevaban y dormí muchas veces en la cárcel, en vacaciones, la Navidad ahí, dormíamos en la cárcel, era para estar con la familia, compartir con la familia”, declaró a Conducta Delictiva, Laura Escobar, sobrina del capo.

De hecho, una reunión con dos de sus socios fue lo que provocó que el Gobierno nacional se cansara de su conducta, puesto que allí ordenó el asesinato de Fernando Galeano y Gerardo Moncada.

Dos días después de que Colombia celebró 182 años de independencia, el presidente César Gaviria ordenó el traslado de Escobar, en lo que sería una muestra de quien tenía el poder en la situación.

22 de julio, la fuga de Escobar

El capo tenía rutas de
El capo tenía rutas de escape planificadas en La Catedral - crédito Colprensa

Mientras el viceministro de Justicia, Eduardo Mendoza, ingresaba a la cárcel para encabezar el operativo de traslado, Escobar y sus hombres escaparon por la parte trasera de la cárcel.

Para que el narco tuviera tiempo de alejarse de las zonas aledañas a La Catedral, el viceministro estuvo retenido durante varias horas y las autoridades se enfrentaron con guardias de la prisión, que en realidad eran hombres de Escobar.

El capo tenía tal dominio de la situación que su sobrino Nicolás Escobar le expuso a Infobae Colombia que su abuela, Hermilda Gaviria, preparó un sudado de pollo y lo envió con los sicarios del criminal al sitio que tenía determinado por si debía escapar de la cárcel.

La prisión sigue siendo visitada
La prisión sigue siendo visitada por turistas - crédito Colprensa

Aunque Escobar fue abatido en diciembre de 1993, la marca de La Catedral permanece en la actualidad, consolidándose como uno de los sitios más visitados por turistas que llegan a Antioquia para conocer la historia del narcotraficante.

En este sitio funciona un geriátrico en el que las personas de la tercera edad afirman que hay presencias del más allá, mientras que Colombia sigue tratando de olvidar las secuelas de la guerra con el cartel de Medellín.

Desde el Concejo de Envigado han comenzado a gestionar un proyecto con el que buscan que La Catedral se convierta en un estudio musical en el que los talentos jóvenes puedan explotar sus habilidades en la región, que es mencionada como una de las cunas de la música urbana en la actualidad.

Mientras tanto, y aunque no con el mismo poder que tuvo en su momento Pablo Escobar, en Colombia se han registrado varios casos en los que la opinión pública se entera del poder que tienen los criminales en las cárceles, una problemática que se mantiene a nivel nacional.