En 2016, el argentino Juan Martín del Potro fue protagonista de uno de los más extraordinarios comebacks de la historia del tenis.
Operado una de tantas veces en su carrera -está vez de la muñeca izquierda- encaró la temporada cerca de la primavera del Hemisferio Norte. Limitado en el ritmo de juego y obligado a jugar casi todos sus golpes de revés con slice logró la medalla plateada en los Juegos Olímpicos de Río (perdió una épica final con el escocés Andy Murray) y fue el líder del equipo argentino que logró la única Copa Davis en la historia de ese país.
En Brasil, el destino pareció hacerle una mala jugada: sin un ranking que le permitiera ser cabeza de serie, el sorteo lo ubicó, en la primera rueda, contra el máximo favorito, el serbio Novak Djokovic.
Una pésima noticia que el argentino convirtió en uno de los más poderosos impactos de la primera semana de los Juegos. Inmediatamente después del 7-6 y 7-6 final, en plena zona mixta y delante de periodistas de todo el mundo, el enorme Nole se quebró en llanto. Tanto valía para él el sueño de un nuevo podio olímpico.
Según parece, lo sigue valiendo.
El número uno comenzó su semana 400 como el mejor del mundo. Histórico. El serbio ya era el máximo ganador de Grand Slam (24) y ATP Masters (40), y desde el domingo también es el que más Torneos de Maestros obtuvo (7) gracias al título conseguido en Turín ante el italiano Jannik Sinner. A su soberbio 2023 le queda todavía la Copa Davis (ya la ganó en 2010) y, luego, comenzará a preparar un 2024 en el que buscará saldar una de las pocas deudas que tiene: la medalla dorada en los Juegos Olímpicos.
“Los Juegos Olímpicos serán una de mis grandes prioridades”, reconoció el tenista serbio, de 36 años, quien después de la medalla de bronce que se colgó en Beijing 2008 solamente sumó frustraciones.
En Londres 2012, Novak perdió en semifinales ante el británico Andy Murray y el partido por el tercer puesto con el argentino Juan Martín Del Potro, quien cuatro años después lo eliminaría en la primera ronda de Río 2016; a Tokio, el nacido en Belgrado llegó con la chance de ganar el “Golden Grand Slam” (los cuatro Grand Slam y los Juegos Olímpicos en el mismo año) tras consagrarse en Australia, Roland Garros y Wimbledon, pero el alemán Alexander Zverev terminó el sueño en las semifinales y después el español Pablo Carreño le ganó por el bronce. París, quizás, sea su última oportunidad.
“Puedo ganar cuatro Grand Slam y un oro olímpico”, afirmó Djokovic luego de su título en Turín y anticipó la temporada que viene: “El calendario estará muy cargado, pasando del polvo de ladrillo, la superficie más lenta, al césped, la más rápida, para volver a la más lenta. Va a ser un desafío complicado”. El mítico Roland Garros, que lo vio campeón en tres oportunidades (2016, 2021 y 2023) y otras cuatro veces finalista (2012, 2014, 2015 y 2020), será el escenario de los Juegos Olímpicos, del 27 de julio al 4 de agosto.
“Siempre tengo las mayores ambiciones y objetivos. Eso no va a cambiar el próximo año, eso es seguro. El impulso que tengo todavía está ahí. La motivación todavía está presente, es la misma. Mi cuerpo me ha estado escuchando bien”, destacó Djokovic, quien llegó a su título 98 para quedar a sólo 11 del récord que tiene el estadounidense Jimmy Connors.
Siete de esos 98, el serbio los consiguió en este enorme 2023 al imponerse en tres Grand Slam (Abierto de Australia, Abierto de Estados Unidos y Roland Garros), dos Masters 1000 (París y Cincinatti), Adelaida y el reciente Torneo de Maestros: “Aguantaré mientras tenga ganas, mientras pueda ganarles en el gran escenario seguiré adelante. Una vez que empiecen a patearme el trasero, probablemente consideraré tener un pequeño descanso o tal vez un descanso permanente del tenis profesional”, reflexionó.
“Al final del día, la gente te ve actuar en los grandes torneos, pero no ven todas las semanas y meses de dedicación tratando de desarrollar tu forma para que puedas llegar a tu punto máximo en los torneos que quieres”, expresó Djokovic y advirtió: “No sé si voy a tener un año tan bueno en 2024, pero voy a mantener esta frescura mental. ¿Por qué parar si todavía estás ganando los títulos más importantes?”.
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