Machado y su Nobel de la Paz generan críticas en Oslo a horas de la premiación

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Los múltiples guiños al presidente Trump hacen que muchos duden sobre si la política venezolana merece esa distinción.

Cuando el Comité Noruego del Nobel anunció que le otorgaría el premio de la paz a María Corina Machado, líder de facto de la oposición venezolana, la elogió por buscar una transición pacífica hacia la democracia.

Sin embargo, mientras Machado se prepara para recibir formalmente el premio el miércoles, el comité ha sido criticado por las declaraciones de ella conforme los buques de guerra estadounidenses se despliegan en el Caribe y el gobierno del presidente Donald Trump se prepara para tomar una posible medida contra el líder autocrático de Venezuela.

Machado ha apoyado firmemente la escalada militar del presidente Trump y ha expresado públicamente su apoyo al uso de la fuerza para derrocar a Nicolás Maduro, el presidente venezolano.

También ha repetido afirmaciones ―que han sido desmentidas― de que Maduro manipuló las elecciones estadounidenses, alentando acusaciones de que está amplificando la desinformación para ganarse el favor del gobierno de Trump.

"Será una ceremonia distinta del Premio Nobel", dijo Benedicte Bull, profesora de la Universidad de Oslo y destacada experta en América Latina en Noruega. "Mucho más politizada que lo que hemos visto antes".

Aunque la ceremonia suele atraer a jefes de Estado de todo el espectro político, Bull dijo que todos los líderes latinoamericanos que asisten este año serán de derecha.

La asistencia de la propia Machado no está clara. No llegó a una conferencia de prensa prevista para el martes por el comité del Nobel y no se le ha visto en público en Oslo, sede de la ceremonia. Una persona que representa a Machado no respondió a las solicitudes de comentarios.

Esta próxima ceremonia ha generado las protestas más ruidosas sobre un ganador del Premio Nobel de la Paz en los últimos años. "Lo que tiene de especial Machado es que ha dedicado su Premio de la Paz a un presidente muy controvertido, por decirlo suavemente", dijo Asle Sveen, historiadora del Premio Nobel. "En Noruega se acepta casi universalmente que Donald Trump ataca la democracia liberal".

Cuando se anunció el premio en octubre, dijo que quienes se reunieron en el Instituto Nobel se quedaron sorprendidos. "Todo el mundo esperaba un premio relacionado con Gaza o Sudán", dijo.

Las reacciones habían sido al inicio "cautelosamente positivas", añadió Sveen, pero empeoraron luego de que ella dedicara su premio al presidente estadounidense y respaldara los ataques contra embarcaciones que, según el gobierno de Trump, traficaban con drogas. Los 22 ataques han causado la muerte de al menos 87 personas.

Un amplio abanico de expertos jurídicos han calificado los ataques de ilegales porque el ejército estadounidense no está autorizado a atacar a civiles que no supongan una amenaza inmediata de violencia, aunque hayan cometido un delito.

Los anteriores Premios Nobel también han sido polémicos y han dado lugar a protestas y dimisiones del Comité Nobel, pero la reacción de este año es inusualmente enérgica.

Una coalición de grupos activistas noruegos celebró el martes una modesta manifestación ante el Instituto Nobel con el lema "Ningún Premio de la Paz para los belicistas", argumentando en un comunicado que el galardón se estaba utilizando "para legitimar la intervención militar estadounidense en violación del derecho internacional en América Latina".

El Consejo Noruego de la Paz -un grupo de 19 organizaciones que promueven el desarme y la resolución de conflictos- suele organizar una procesión de antorchas cada 10 de diciembre para honrar al galardonado. Este año ha renunciado a celebrar el acto, afirmando en un comunicado que Machado no "coincide con los valores fundamentales" del consejo.

"Ella ha abogado en reiteradas oportunidades por tácticas de máxima presión y por una enérgica acción exterior contra el gobierno de Maduro", dijo en un correo electrónico Eline Lorentzen, presidenta de la junta directiva del consejo. Estas posturas "plantean dudas sobre si su enfoque refleja el tipo de transformación de conflictos no violenta y basada en el diálogo por la que ha trabajado históricamente el Consejo de Paz".

En su lugar, la procesión de las antorchas será organizada por el Museo del Premio Nobel de la Paz y la Alianza Noruega por la Justicia Venezolana el miércoles, después de la ceremonia.

Ana María Silva-Harper, miembro de un partido centrista en su parlamento local y quien se mudó desde Venezuela a Noruega hace 35 años, dijo que tenía previsto asistir a la procesión.

"Es desafortunado que, cuando por fin tenemos un momento histórico, la atención se centre en Trump", dijo. "No tiene nada que ver con Trump".

"Machado también recibe votos de partidos de izquierda", añadió Silva-Harper. "No solo es una mujer de clase alta de la derecha política. A mí tampoco me gusta Trump, pero si es quien hace que ocurra algo y que caiga el régimen, entonces tengo que estarle agradecida".

Funcionarios noruegos dijeron el sábado que Machado viajaría a Oslo para recibir el premio, una medida que conlleva grandes riesgos. El gobierno venezolano ha advertido que sería tratada como una fugitiva si abandona el país, y no está claro si se le permitiría regresar sin ser detenida.

Durante mucho tiempo, Machado ha arriesgado su seguridad personal para desafiar a un gobierno autoritario que encarcela a opositores, tortura a críticos y censura a la prensa. Pasó más de un año escondida después de que Maduro declarara la victoria en una votación presidencial el año pasado que se consideró ampliamente amañada.

Pero a medida que la oposición venezolana se queda sin vías para una transición política, su coalición se ha acercado cada vez más a Trump.

Después de que Estados Unidos comenzara a atacar embarcaciones en el Caribe en septiembre, declaró a Fox News que la operación pretendía salvar vidas en ambos países porque "Maduro es el jefe de una estructura narcoterrorista".

El gobierno de Trump ha dicho que las operaciones pretenden impedir el tráfico de drogas. Pero la magnitud del despliegue y las amenazas cada vez más explícitas de Trump contra Maduro han impulsado las especulaciones en ambos países de que el verdadero objetivo de Washington es el cambio de régimen.

Machado también ha afirmado que Maduro dirige dos grupos de narcotraficantes que el gobierno de Trump considera amenazas terroristas y ha utilizado como justificación de sus ataques.

"El jefe del Tren de Aragua es Maduro", dijo al hijo del presidente, Donald Trump Jr, en su pódcast, refiriéndose al grupo criminal venezolano. "El régimen creó, promovió y financia el Tren de Aragua". Dijo a CNN que "el régimen ha convertido al Cartel de los Soles en una de las estructuras criminales más poderosas", refiriéndose a otra organización criminal.

Pero las agencias de inteligencia estadounidenses, expertos regionales y otras figuras de la oposición venezolana afirman que no hay pruebas de que Maduro controle a ninguno de los dos grupos. Aunque algunos militares venezolanos están implicados en el tráfico de drogas, los analistas dudan de que esas actividades constituyan verdaderos cárteles transnacionales.

Machado, de 58 años, procede de una élite y se forjó una reputación como activista política y firme opositora al partido socialista gobernante en Venezuela antes de convertirse en una legisladora popular. Fue excluida de la campaña presidencial de 2024 por lo que el gobierno calificó de irregularidades financieras, acusación que ella rechazó como maniobra política para marginarla. En su lugar, apoyó a un sustituto poco conocido, el diplomático Edmundo González, quien también estuvo en Oslo esta semana.

González compitió contra Maduro, quien se proclamó vencedor. La oposición dijo que su recuento mostraba que González había ganado por un amplio margen y acusó a Maduro de robar las elecciones. El Centro Carter ha dicho que el recuento de la oposición era exacto, y González fue reconocido por muchos países, incluido Estados Unidos, como legítimo vencedor.

Genevieve Glatsky es reportera del Times, radicada en Bogotá, Colombia.