
Juan Orlando Hernández fue acusado de plagar Estados Unidos de cocaína y había sido condenado a 45 años de prisión.
El presidente Donald Trump indultó formalmente al expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández el lunes por la noche, con lo que cumplió la promesa que había hecho días antes: liberar a un expresidente que estaba en el centro de lo que las autoridades habían caracterizado como "una de las mayores y más violentas conspiraciones de narcotráfico del mundo".
La promesa de Trump de indultar a Hernández la semana pasada se produjo horas después de haber recibido una carta aduladora en la que Hernández se presentaba como víctima de una "persecución política" por parte del gobierno de Joe Biden y Kamala Harris, y comparaba su suerte con la del presidente estadounidense.
La carta, de cuatro páginas, tenía fecha del 28 de octubre. Sin embargo, Roger Stone Jr., asesor político de Trump desde hace mucho tiempo, se la proporcionó al presidente solo unas horas antes de que este anunciara su plan de indultar a Hernández, dijo Stone en su propio programa de radio el domingo.
Un funcionario de la Casa Blanca dijo que Trump no había visto la carta antes de publicar el viernes en su plataforma de redes sociales, Truth Social, que iba a conceder el perdón. El funcionario habló bajo condición de anonimato, pues dijo que el gobierno, por hábito, no discutía los indultos de manera que dejara constancia.
El abogado de Hernández dijo el martes que su cliente había sido excarcelado de una prisión federal de Virginia Occidental. La Casa Blanca confirmó que se había concedido el indulto.
El indulto prometido había causado revuelo antes de que se llevara a cabo, dados los graves delitos de narcóticos por los que fue condenado Hernández y la ambición declarada de Trump de frenar el flujo de drogas hacia Estados Unidos y, en particular, la presión que ha ejercido durante un mes contra Nicolás Maduro, el dirigente venezolano.
El gobierno de Trump ha emprendido una práctica muy controvertida y potencialmente ilegal, en la que se bombardean barcos, que los funcionarios insisten en que están pilotados por narcotraficantes que introducen sus mercancías en Estados Unidos, en las aguas que rodean Venezuela. De hecho, poco antes de las elecciones en Honduras, en una publicación en las redes sociales distinta de la que prometía el indulto para Hernández, se argumentaba que el próximo presidente no debía dar a Maduro un mayor control regional.
La carta de Hernández contenía todos los ingredientes que, con el tiempo, los dirigentes extranjeros, los cabilderos y otras personas que interactúan con Trump han considerado eficaces: adulación, sensación de persecución compartida y apelación a la percepción que Trump tiene de sí mismo como árbitro final de la justicia.
Dirigiéndose a Trump como "su Excelencia", Hernández, quien el año pasado fue condenado a 45 años de prisión por plagar Estados Unidos de cocaína, escribió: "He encontrado fuerza en usted, señor".
"Su resistencia para volver a ocupar ese gran cargo a pesar de la persecución y el enjuiciamiento a los que se enfrentó, todo para qué, porque deseaba hacer a su país Grandioso de Nuevo", escribió Hernández. "Lo que logró no tiene precedentes y es verdaderamente histórico".
Hernández fue condenado el año pasado, pero la investigación que condujo a su encarcelamiento comenzó hace años, antes de que Trump fuera elegido por primera vez. Los investigadores de la Administración de Control de Drogas y los fiscales federales de Manhattan se abrieron camino a través de una cadena de personas que cooperaron y que estaban implicadas en lo que dijeron --y en lo que múltiples jurados coincidieron-- que era una conspiración para traficar enormes cantidades de cocaína a través de Honduras y hacia Estados Unidos.
Sin embargo, en su carta, Hernández caracterizó el caso como un asunto poco fiable dirigido por fiscales sin escrúpulos de una oficina con la que Trump está resentido desde hace tiempo --la fiscalía del distrito sur de Nueva York-- y ordenado por el presidente Biden y la vicepresidenta Harris. La descripción recordaba a la forma en que Trump se refiere a menudo a las cuatro causas penales abiertas en su contra.
"La politización y la aplicación selectiva de la justicia en mi caso son innegables", escribió Hernández en su carta, y añadió: "Fui procesado sin pruebas sólidas, con base en los testimonios de traficantes violentos y mentirosos profesionales motivados por la venganza y por acuerdos para salir de la cárcel".
También se esforzó por recordar a Trump su relación personal y rememoró los comentarios que este había hecho en la Cumbre Nacional del Consejo Israelí-Estadounidense de 2018, en los que había hablado de detener el flujo del narcotráfico en la frontera sur.
"Estamos ganando tras años y años de perder", dijo entonces Trump. "Estamos deteniendo las drogas a un nivel que nunca se había producido".
Hernández reflexionó sobre las declaraciones desde la cárcel e informó al presidente que "esas palabras significaron mucho para mí, para mi familia y para el pueblo hondureño".
Al comienzo de su carta, Hernández utilizó un pasaje del Evangelio de Juan que a menudo es citado: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres".
Trump concedió más de 200 indultos y conmutaciones en su primer mandato, la mayoría de ellos al final del mismo. Biden eclipsó con creces esa cifra, y Trump va camino de alcanzar una estadística similar. Hasta ahora, ha concedido más de 2000 indultos y conmutaciones, la mayoría de ellos a personas detenidas en relación con el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Stone recibió un indulto de Trump en el último día completo del primer mandato del presidente. Stone formaba parte de un pequeño grupo de personas que habían sido acusadas y condenadas por delitos relacionados con la investigación del asesor legal especial sobre los posibles vínculos entre Rusia y la campaña presidencial de Trump en 2016. Stone mantuvo su inocencia, y Trump y sus aliados han considerado ilegítima esa investigación durante casi una década.
William K. Rashbaum es un periodista del Times que cubre la corrupción municipal y política, los tribunales y temas más amplios relacionados con el cumplimiento de la ley en Nueva York.
Maggie Haberman es corresponsal en la Casa Blanca para el Times y reporta sobre el presidente Donald Trump.
Jonah E. Bromwich cubre la justicia penal en la región de Nueva York para el Times. Se enfoca en la influencia política y su efecto sobre el Estado de derecho en las cortes federales y estatales de la zona.
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