Cómo calmar a perros y gatos con palabras claves

Los animales reaccionan a ciertas palabras y actitudes. Consejos para aplicar cuando conviven juntos en un mismo espacio

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Los perros y los gatos despliegan su inteligencia a través de una estrecha convivencia con el ser humano.

Sabidos son los beneficios que acarrea convivir con un perro, promoviendo la liberación de sustancias benéficas para nuestra salud.

Basados en su inteligencia y capacidad de aprendizaje m muchos animales de compañía, perro o gato, son entrenados para múltiples tareas y para acatar ordenes de parte de su tutor.

La palabra para calmar a los perros y conseguir su buena disposición es “Tuso” o “Tusa” (REUTERS)
La palabra para calmar a los perros y conseguir su buena disposición es “Tuso” o “Tusa” (REUTERS)

A pesar de que hay una gran diversidad de métodos y sistemas para conseguir que los perros y los gatos obedezcan a sus tutores y a las órdenes, hay un mecanismo que despierta la sensación de alerta en los perros y se trata de una simple palabra muy poco conocida.

Es la Real Academia Española (RAE) la que plantea que hay una palabra específica que se puede usar para referirnos a los perros, así como también existe una para los gatos y calmarlos al llamarlos o espantarlos.

La palabra para calmar a los perros y conseguir su buena disposición es “Tuso” o “Tusa”.

No se sabe el fundamento de esta pauta empírica pero lo cierto es que funciona casi siempre y desde tiempo remoto.

Planteado este pequeño truco como una curiosidad de dudoso fundamento científico existen casos de convivencia entre perro y gato en los que no logran llevarse bien y que ameritan intervenciones humanas para mejorar su resultado (Getty Images)
Planteado este pequeño truco como una curiosidad de dudoso fundamento científico existen casos de convivencia entre perro y gato en los que no logran llevarse bien y que ameritan intervenciones humanas para mejorar su resultado (Getty Images)

En el caso de los gatos, se debe decir “zape”, ya que según la RAE esta palabra es “usada para espantar o alejar a los gatos”.

Tampoco se conoce el motivo de su existencia y efectividad, pero casi todos los gatos dejan de hacer lo que están haciendo cuando la escuchan.

Planteado este pequeño truco como una curiosidad de dudoso fundamento científico existen casos de convivencia entre perro y gato en los que no logran llevarse bien y que ameritan intervenciones humanas para mejorar su resultado.

Muchas veces perros y gatos conviven y requieren mejorar su relación. Los perros y los gatos son especies muy distintas, los perros son gregarios y sociales, mientras que los gatos son cazadores crepusculares solitarios.

Los perros y los gatos son especies muy distintas, los perros son gregarios y sociales, mientras que los gatos son cazadores crepusculares solitarios (Foto: Pxhere)
Los perros y los gatos son especies muy distintas, los perros son gregarios y sociales, mientras que los gatos son cazadores crepusculares solitarios (Foto: Pxhere)

Muchas veces, a partir de esas diferencias vitales, estas especies no se llevan de la mejor manera. Si conviven de cachorros lo más probable es que tengan una buena y saludable convivencia.

Sin embargo, muchas veces existe una rivalidad que puede dificultar hasta hacer imposible la convivencia. Para lograr que esa relación mejore: lo más importante es dejar que intercambien sus olores para que se conozcan, se acostumbren y se acepten el uno al otro.

Otra premisa, además del acostumbramiento olfativo, es que los animales deben tener su espacio propio, para evitar considerar la presencia del otro como una amenaza o invasión de territorio.

La sugerencia es que los encuentros sean ocasionales y se incrementen paulatinamente para acomodar mejor la presencia del otro animal (Getty Image)
La sugerencia es que los encuentros sean ocasionales y se incrementen paulatinamente para acomodar mejor la presencia del otro animal (Getty Image)

Los gatos son mucho más intolerantes en cuanto a invasiones se refiere tanto respecto a su territorio geográfico como así también a la alteración de su rutina por hechos inesperados que pueden provocar reacciones agresivas.

Por último, la convivencia debe ser siempre supervisada. La sugerencia es que los encuentros sean ocasionales y se incrementen paulatinamente para acomodar mejor la presencia del otro animal.

*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.

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