Triunfos judiciales de Uribe y Keiko Fujimori: justicia, libertad y liderazgo hemisférico

Ambos casos presentan paralelismos claros. En los dos, la Justicia terminó corrigiendo abusos motivados por fines políticos

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El ex presidente colombiano Álvaro
El ex presidente colombiano Álvaro Uribe y la pre candidata presidencial de Perú, Keiko Fujimori, en un encuentro en Lima en abril de 2025 (X: Keiko Fujimori)

Hace tan solo unas semanas, se conocieron dos fallos trascendentales que reivindicaron a dos prominentes líderes democráticos en el hemisferio. En Colombia, un tribunal de apelaciones anuló la injusta condena contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez, dejándolo absuelto de todos los cargos en su contra. Casi simultáneamente en el Perú, el más alto tribunal constitucional archivó el caso contra Keiko Fujimori, anulando la acusación que se le había hecho de manera arbitraria. Ambos personajes han sido emblemas de la lucha por la libertad en sus países, y estas decisiones fueron recibidas con enorme satisfacción por quienes defendemos el estado de derecho frente a los abusos políticos.

Álvaro Uribe: absolución y nueva esperanza para Colombia

El Presidente Uribe fue sentenciado en agosto de 2025 por una juez de primera instancia a 12 años de arresto domiciliario por supuesta manipulación de testigos, la primera condena penal en la historia contra un exmandatario colombiano. Sin embargo, el 21 de octubre la Sala de Apelaciones de Bogotá revirtió ese fallo. El tribunal concluyó que la sentencia tenía “deficiencias estructurales” y carecía de pruebas válidas para sustentar la culpabilidad. En consecuencia, Uribe fue absuelto de todos los delitos imputados.

El expresidente siempre defendió su inocencia, calificando el proceso como una “persecución política” y denunciando la parcialidad de varios sujetos procesales en las distintas instancias de la investigación. Sus abogados apelaron la sentencia, cuestionando la validez de las pruebas, y ahora la justicia les ha dado la razón. La absolución reivindica a Uribe tras años de batalla legal. Luego de conocer la decisión dijo: “He dicho la verdad a mis compatriotas a lo largo de esta extensa vida pública. Pido a la providencia energía y tranquilo discernimiento para trabajar por Colombia”, reflejando su intención de seguir aportando activamente a la política de su país.

El ex presidente de Colombia,
El ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, durante un acto reciente en Bogotá (Colprensa)

Más allá del plano legal, esta decisión tiene un impacto político, pues Uribe continúa siendo un referente fundamental en el escenario colombiano y latinoamericano. Su figura sale fortalecida, lista para seguir liderando el proyecto democrático que, durante sus dos mandatos, sacó al país de sus horas más oscuras al enfrentar con firmeza a los carteles del narcotráfico y a los grupos terroristas. No en vano, ha ocupado diversas posiciones en la administración pública, desde alcalde de su natal Medellín hasta presidente de la República, y es reconocido por su mano firme en defensa de la seguridad, la libertad y el estado de derecho. Hoy, liberado de acusaciones, puede dedicar su energía a esos mismos ideales que definen su legado.

Keiko Fujimori: caso cerrado y camino libre hacia la presidencia del Perú

Paralelamente, en el Perú la dirigente Keiko Fujimori obtuvo una victoria jurídica que despeja el camino para su postulación presidencial. El 2 de octubre de 2025 el Tribunal Constitucional declaró fundado un hábeas corpus a su favor y anuló el “Caso Cócteles” que la investigaba por presuntos aportes ilegales en las campañas de 2011 y 2016. La resolución “deja sin efecto toda investigación y la acusación” contra Fujimori y su partido, Fuerza Popular.

Los magistrados señalaron que la figura penal de “receptación patrimonial” recién se incorporó al Código Penal en noviembre de 2016, por lo que aplicarla a hechos anteriores es inconstitucional. También cuestionaron la acusación de organización criminal, subrayando que la finalidad de un partido político, ganar elecciones, no puede equipararse a un propósito delictivo. Para Keiko Fujimori, quien estuvo encarcelada preventiva e injustamente por 17 meses durante esta investigación, la decisión es una reivindicación luego de un proceso penal de más de una década.

ARCHIVO: Keiko Fujimori saluda a
ARCHIVO: Keiko Fujimori saluda a sus seguidores tras anunciar su candidatura a la presidencia para las elecciones de 2026, en Trujillo, Perú, el jueves 30 de octubre de 2025 (AP)

Días después de anunciada esta resolución, Keiko Fujimori oficializó por todo lo alto en Trujillo, Perú, su candidatura presidencial para el 2026. Su nombre es sinónimo de resiliencia política en nuestro continente. Ha llegado a la segunda vuelta en las tres elecciones a las que se ha postulado, siempre a escasos votos de la presidencia. Su partido se ha mantenido como fuerza decisiva en el Congreso y continúa siendo uno de los principales y más sólidos grupos políticos del país. Gran parte del electorado peruano mantiene lealtad al fujimorismo por la asociación con la estabilidad y la firmeza. En medio de la inestabilidad y las pugnas entre poderes, Keiko Fujimori representa para muchos un factor de estabilidad y experiencia.

El triunfo de la Justicia

Ambos casos, el de Uribe y el de Fujimori, presentan paralelismos claros. En los dos, la Justicia terminó corrigiendo abusos motivados por fines políticos. La contundencia de los fallos, absolución plena para Uribe, anulación total para Keiko, envía un mensaje importante: los procesos penales deben reservarse para delitos reales, no para eliminar a adversarios electorales, pues de lo contrario la justicia pierde credibilidad y se percibe como herramienta del poder.

Este no es un fenómeno aislado en el continente, ni único en la América Latina. En Estados Unidos, el Presidente Donald J. Trump, regresó de manera triunfal a la Casa Blanca a pesar de haber enfrentado múltiples procesos legales motivados por razones claramente políticas en su contra. No solo el pueblo estadounidense no fue persuadido por esos ataques politizados, sino que los identificó de inmediato como una instrumentalización del sistema judicial para detenerlo en lo electoral. Sucedió lo contrario: Donald J. Trump obtuvo mayor respaldo aún que en su primera elección.

De la misma manera que sucedió con el Presidente Trump, estoy convencido que tanto Uribe como Fujimori fortalecerán sus perfiles de líderes tenaces y comprometidos con sus pueblos. Álvaro Uribe y Keiko Fujimori han demostrado ser luchadores incansables por la democracia, la libertad, la seguridad, el progreso y el orden institucional. Sus trayectorias reflejan la defensa de valores republicanos fundamentales. Sus victorias judiciales no solo reivindican sus nombres, sino que fortalecen la confianza en que la justicia imparcial es posible incluso frente a vendavales políticos. La absolución de Uribe y la exoneración de Fujimori son buenas noticias para el estado de derecho y la democracia hemisférica.