La elección del presidente Rodrigo Chaves y las transformaciones de la democracia costarricense

El país continúa la tradición de la más antigua y consolidada democracia de América Latina

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Rodrigo Chaves, presidente electo de Costa Rica
Rodrigo Chaves, presidente electo de Costa Rica

La pacífica elección del Dr. Rodrigo Chaves como 49° Presidente de Costa Rica continúa la tradición de la más antigua y consolidada democracia de América Latina, y se inscribe en las transformaciones que en las últimas décadas viene experimentando.

Costa Rica sufrió en 1948 la segunda convulsión violenta de su sistema político en el siglo XX, y después continuó consolidando la democracia liberal, que viene construyendo su estado de derecho desde el siglo XIX.

En las dos décadas posteriores a los eventos del ‘48 se dio una alternancia en el gobierno entre el Partido Liberación Nacional (PLN), socialdemócrata, y la unión de fuerzas socialcristianas, liberales y conservadoras que se unían para los procesos electorales. En los setenta se rompe la alternancia y se dan dos gobiernos sucesivos del PLN que intensifican el proteccionismo del modelo de sustitución de importaciones, el desequilibrio fiscal y el estado empresario. Eso nos llevó a ser el primer país en Latinoamérica que sufrió la crisis financiera de la deuda externa latinoamericana de inicios de los ochenta.

El PLN, con muy amplia e indispensable colaboración de la oposición que se consolidó en el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), inició el cambio de la política económica que había impreso al país y se logró, con resultados muy exitosos, la apertura de la producción a los mercados mundiales, se limitó el intervencionismo estatal en la fijación de precios y regulaciones y se avanzó en equilibrar las finanzas públicas. Costa Rica fue en los ochenta uno de los países más adelantados en la aplicación de las transformaciones de su economía según las estimaciones del BID.

La actitud del PUSC fue respaldada por los ciudadanos y entre 1990 y 2002 ganó tres de los cuatro procesos electorales.

En el PLN, el cambio de políticas dividió a los dirigentes entre quienes estaban a favor de la nueva visión más propicia al mercado, y la tradición más estatista.

Esto llevó a que en los noventa el PLN, cuando era oposición, se opuso a la aprobación del tercer Programa de Ajuste Estructural haciendo que el país perdiera la velocidad en el cambio, y dirigentes tradicionalistas iniciaron una campaña en contra de los partidos y sus dirigentes. La anti política se planteó primero a nombre del propio PLN, y luego por dirigentes que salieron a formar una nueva opción partidaria, el Partido Acción Ciudadana (PAC).

En los comicios de 2002 el PAC irrumpió con fuerza. Quedó en tercer lugar atrás del PUSC y el PLN, pero con un 26,2% de los votos y obligó por primera vez en nuestra historia a ir a un ballotage al no obtener ningún candidato al menos 40% de los votos válidos.

La fuerza de la anti política se fortaleció por las posiciones de algunos de los medios de comunicación más influyentes del país, que ante la consolidación del PUSC habían perdido protagonismo en el debate nacional.

Además, contribuyeron a dar cada vez más vigor a la anti política la pérdida de prestigio y estima por la democracia y el estado de derecho, la desconfianza con las élites, y fragilidad y fraccionamiento de los partidos políticos que en este siglo XXI se han generado en Occidente.

Respecto al PUSC, el deterioro se aceleró por la persecución de la que fuimos objeto ex presidentes en 2004. Renuncié voluntariamente a la Secretaría General de la OEA y volví para dar la cara ante los tribunales. Salí absuelto 12 años después.

El PAC se fortaleció con su retórica anti política y ganó la elección presidencial en 2014 en segunda ronda frente al PLN.

Gracias a una división radical del electorado sobre temas de familia, en 2018 el PAC y un partido evangélico que había tenido muy limitadas votaciones en elecciones anteriores quedaron para el ballotage. El PLN y el PUSC quedaron en tercer y cuarto lugar. Y repitió su victoria el PAC que poco antes de la primera ronda tenía el apoyo de muy pocos votantes.

Ahora en 2022 en primera ronda el PAC no obtuvo ni un solo representante para la Asamblea Legislativa; el PUSC que había crecido en 2018 disminuyó en una cuarta parte su caudal electoral, quedando en quinto lugar después de dos partidos nuevos; el evangelista Nueva República que ocupó el tercer lugar con el candidato que había quedado de primero en la primera ronda de 1998; y el Partido Liberal Progresista que se inscribió por primera vez para esos comicios. El PLN quedó en primer lugar con una diferencia de 10,56 puntos porcentuales y de 192.809 votos sobre el segundo lugar, ocupado por el Partido Progreso Social Democrático (PPSD).

En el ballotage, el PPSD con su candidato don Rodrigo Chaves venció al PLN con una ventaja de 5,6 puntos porcentuales que corresponde a 109.538 votos. Pero cuenta con solo 10 de los 57 diputados que forman la Asamblea Legislativa y fueron electos en la primera ronda.

El PPSD fue establecido por su Asamblea Constitutiva después de las elecciones de 2018 el 20 de mayo de ese año. Para entonces su candidato y actual Presidente electo vivía fuera del país y no tuvo papel alguno en su constitución.

Es evidente la fragilidad y el fraccionamiento que han vivido los partidos políticos.

¿Cuáles alternativas se vislumbran para el sistema político costarricense?

Postulo cuatro. 1.- Que el sistema electoral cambie a uno semi parlamentario para facilitar la constitución de gobiernos que tengan apoyo de una mayoría parlamentaria, tal como lo propuse desde 2001. 2.- Que los procesos electorales vayan gradualmente conformando una realidad bipartidista que torne eficiente nuestro sistema presidencialista. 3.- Que continuemos como en los últimos procesos con partidos políticos cascarones, que sean aprovechados por diferentes candidatos para enfrentarse en las elecciones, y se den gobiernos con poco apoyo popular y 4.- Que un populismo iliberal capture al gobierno y caigamos poco a poco en una autocracia.

Confío en que la solidez de nuestras instituciones y la madurez de nuestro pueblo nos conduzca en una de las dos primeras direcciones.

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