
El gabinete de Japón ha aprobado este viernes un presupuesto de defensa récord que supera los nueve billones de yenes (unos USD 58.000 millones) para el año fiscal 2026, con el objetivo de reforzar su capacidad de ataque a distancia y la defensa costera mediante misiles de crucero y arsenales no tripulados, en un contexto de crecientes tensiones regionales.
Esta decisión se enmarca en el cuarto año del programa quinquenal japonés que busca duplicar el gasto anual en defensa hasta alcanzar el 2% del producto interno bruto, objetivo que se ha anticipado a marzo, dos años antes de lo previsto, según la hoja de ruta definida bajo la presión de Estados Unidos tras el aumento de la actividad militar china en el entorno del archipiélago nipón. La estrategia de seguridad nacional, adoptada en 2022, califica a China como el principal desafío estratégico, motivando este viraje en la doctrina militar japonesa que tradicionalmente limitaba el uso de la fuerza a la estricta autodefensa.
El presupuesto aprobado llega en un momento en el que la retórica entre Tokio y Beijing se ha intensificado, especialmente tras las declaraciones de la primera ministra Sanae Takaichi en noviembre pasado, en las que afirmó que las Fuerzas de Autodefensa podrían verse implicadas si China actúa contra Taiwán, isla autogobernada que Beijing considera parte de su territorio. La fricción se agravó después de unos ejercicios navales chinos cerca del suroeste japonés, donde aviones chinos activaron el radar de disparo sobre aeronaves japonesas, acción interpretada por Tokio como una potencial preparación para lanzar misiles.

Modernización e innovación armamentística
El nuevo plan presupuestario asigna más de 970.000 millones de yenes (USD 6.200 millones) al fortalecimiento de la capacidad misilística de “standoff”, incorporando una partida de 177.000 millones de yenes (USD 1.130 millones) para la adquisición de misiles Type-12 superficie-barco desarrollados en Japón, con un alcance de unos 1.000 kilómetros. El primer lote de estos misiles será desplegado en la prefectura suroccidental de Kumamoto antes de marzo, adelantándose un año al calendario original como parte de la aceleración en el despliegue de sistemas de defensa en la región.
Frente a la reducción y envejecimiento de la población, y a la dificultad para cubrir plazas en las Fuerzas de Autodefensa, el ejecutivo considera fundamental el desarrollo y adquisición de armamento no tripulado. En esta línea, el país destinará 100.000 millones de yenes (USD 640 millones) al despliegue de drones aéreos, de superficie y submarinos en el marco del sistema “SHIELD”, que comenzará a operar en marzo de 2028 según informó el ministerio de Defensa. Para acelerar la puesta en marcha, Japón prevé recurrir inicialmente a importaciones, posiblemente de Turquía o Israel.
Por otro lado, el Ministerio de Defensa instalará una nueva oficina dedicada al estudio de las operaciones y equipamientos necesarios para hacer frente a la expansión de China en el Pacífico, luego de que en junio se avistaran simultáneamente dos portaaviones chinos operando cerca de la isla de Iwo Jima; un hecho que acentuó la preocupación en Tokio por el crecimiento militar chino lejos de sus fronteras y en disputadas áreas del Mar de China Oriental.

Industria militar y futuro financiero
El gobierno japonés busca fortalecer su industria de defensa nacional a través de la cooperación internacional y la promoción de exportaciones, tras flexibilizar de manera sustancial las restricciones a la venta de armas en los últimos años. Para 2026, Japón invertirá 160.000 millones de yenes (USD 1.000 millones) en el desarrollo conjunto de un caza de nueva generación con Reino Unido e Italia, cuyo despliegue está previsto para 2035, además de financiar la investigación de drones controlados por inteligencia artificial que acompañarán a estos jets.
En agosto, Australia seleccionó a Mitsubishi Heavy Industries para la modernización de las fragatas clase Mogami, que reemplazarán a la flota de 11 buques ANZAC, aportando un respaldo significativo a la industria japonesa. El presupuesto nacional asigna cerca de 10.000 millones de yenes (USD 64 millones) para apoyar la base industrial y las ventas de armamento.
La ley de presupuesto nacional de 122,3 billones de yenes (USD 784.000 millones) espera la aprobación parlamentaria antes de marzo. El plan de cinco años situará al país como el tercer mayor gastador militar del mundo, tras Estados Unidos y China. El cumplimiento de la meta del 2% del PIB en defensa para marzo ha sido confirmado por el ministerio de Finanzas, aunque la perspectiva de sostener o aumentar este porcentaje a futuro permanece incierta dado que el gobierno prevé financiar el crecimiento militar mediante alzas en los impuestos corporativos y al tabaco, junto a un incremento del impuesto sobre la renta a partir de 2027.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Lin Jian, reaccionó al nuevo rumbo de Tokio afirmando que el ejecutivo de Takaichi “ha acelerado visiblemente el ritmo del rearme y la expansión militar desde su llegada al poder”.
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