
La alianza del gobierno federal alemán se enfrenta a duras tensiones luego de confirmarse una histórica derrota en Berlín. Todos miran hacia el Canciller Olaf Scholz quien deberá poner la cara frente a esta nueva bofetada. Los socialdemócratas (SPD) saben que este resultado es otro fuerte golpe a la estabilidad del gobierno que comparte con los verdes y liberales, la coalición “semáforo”
Para el gobierno la derrota, además de ser un amargo revés, no sólo por lo simbólico en un bastión retenido por los socialdemócratas durante más de veinte años, hace más visible el derrumbe en el apoyo político del trío gubernamental. Comparada con las elecciones de septiembre de 2021, los Socialdemócratas, Liberales (FDP) y Verdes han perdido votos.
La realidad alemana, ya agrietada por las derivaciones de la guerra en Ucrania, recibe un nuevo llamado de atención. La mala performance pondrá en claro la consistencia institucional del país. Desde la salida de Ángela Merkel, la llegada de una coalición tripartita es un desafío novedoso. Incluso cuando los socios han hecho públicas sus importantes diferencias políticas.
Ya con los datos del domingo, el SPD, el partido de la Canciller, resultó superado por casi 10 puntos por los conservadores (CDU), estos últimos alzándose con un 28,2% de los votos. Desde el lunes no está claro si la alianza semáforo - rojo-socialdemócratas, amarillos-liberales y verdes-ambientalistas - continuará su coalición en el ayuntamiento rojo capitalino o si el ganador de las elecciones, el principal candidato de la CDU, Kai Wegner, logrará formar gobierno.
Pero lo ocurrido el fin de semana pasado confirma un golpe especial para los liberales del FDP. El segundo en poco tiempo y entre otros varios. Los liberales, el partido de Christian Lindner, y ministro de Finanza de la coalición, fueron expulsados del parlamento de Baja Sajonia el pasado mes de octubre. Ya habían perdido su espacio en el gobierno de Schleswig-Holstein y Renania del Norte-Westfalia en mayo.

La lectura del establishment alemán, aunque en especial para el círculo rojo del gobierno europeo en Bruselas, es la inestabilidad politica en la que queda el jefe de las finanzas de la primera potencia del bloque. Lindner deberá esforzarse dentro de la coalición particularmente en cuestiones vinculadas al “dogma” del rigor presupuestario del país.
Con la derrota en las manos, Lindner anunció que empujará posiciones más liberales en la coalición federal. “Una política contra el automóvil obviamente no es del interés de la gente”, dirigió hacia los Verde. La inmigración ilegal también debe ser limitada, exigió Lindner. La gente no quiere “argumentos políticamente correctos” para disuadirlos de los problemas con la integración.
Todo esto sucede cuando los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea comenzaron a debatir la reforma de las normas europeas de control del déficit y deuda de cara a que la Comisión Europea presente una propuesta formal para modificarlas. Está en juego el plan comunitario para facilitar las ayudas a los Estados miembros. El punto es que Alemania y Países Bajo quieren volver a la férrea conducta en base a la austeridad.
A todo esto, la coalición está siendo cuestionada en términos de su gestión. Las derivaciones de las consecuencias de la pandemia de coronavirus y una invasión a Ucrania que se extiende en el tiempo han hecho girar la hoja de ruta histórica alemana. Pero la agenda tiene entre otros las áreas de transporte, vivienda, seguridad interna y administración en crisis.
Esto se suma a la afluencia de refugiados de Ucrania y tambien a los altos precios de la energía. Dos temas donde los partidos de la coalición de gobierno han marcado posiciones contrarias. Otros recuerdan la repetición de las elecciones en Berlín: una mancha que se hizo necesaria limpiar por señalamiento del Tribunal Constitucional que debió cancelar las elecciones del 26 de septiembre de 2021 debido a numerosas fallas.
Por lo pronto, ahora queda sellar los acuerdos para ponerle un gobierno a Berlín. Los ajustados puntajes del SPD, los Verdes y la FPD sin embargo dejan el campo abierto para acordar y retener el mando. Los democratacristianos lo intentarán sosteniendo que han logrado ampliar mucho la brecha del triunfo.
No obstante, las diferencias son profundas. Van desde el apoyo militar a Kiev o hasta la vuelta de la energía nuclear. Los tres en el gobierno federal volverán a dirimir sus diferencias mientras los problemas se acumulan y los alemanes suman inquietudes con respecto al futuro de su país.
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