Otro ataque a la libertad de expresión: China convierte en delito burlarse de los héroes de la historia

El régimen de Xi Jinping continúa su avanzada totalitaria en busca de controlar todos los aspectos de la población. Ahora, mediante condenas de prisión, limita el disenso y la revisión de hechos históricos

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El jefe del régimen chino, Xi Jinping toma la palabra frente a los miembros del Partido Comunista (Reuters)
El jefe del régimen chino, Xi Jinping toma la palabra frente a los miembros del Partido Comunista (Reuters)

En virtud de una nueva ley, China ha comenzado a perseguir con rigurosidad las supuestas calumnias a figuras comunistas, ampliando la campaña de Xi Jinping para dominar la ortodoxia del partido y al país en su conjunto.

Una mujer fue sentenciada el mes pasado a siete meses de prisión por realizar un posteo en línea en el que se burla de la “masculinidad tóxica de unos hombres que se imaginan a sí mismos como Dong Cunrui”, un héroe de guerra chino que, según los libros de historia oficiales, se inmoló durante la guerra civil que le dio el poder al régimen en 1949. Por esa referencia la mujer de 27 años de la que solo se conoce su apellido, Xu, estará en prisión hasta mediados de 2022.

Su “crimen” se enmarca dentro de una nueva ley que castiga la calumnia sobre los mártires y héroes de China. Desde que entró en vigor el pasado marzo, la reglamentación ha servido para intensificar la campaña llevada adelante por el jefe del régimen por santificar la versión de la historia del Partido Comunista.

Desde el poder central se han instalado canales de denuncia tanto telefónicos como en línea para alentar y facilitar a los ciudadanos a que reporten las violaciones de sus vecinos. Una verdadera caza de brujas por sólo pensar diferente o hacer bromas inocentes.

Por su parte, la Administración del Ciberespacio Chino -el organismo que controla los contenidos de internet- publicó también una lista de 10 “rumores” que están prohibidos de ser discutidos; entre ellos la supuesta historia de que el hijo de Mao Zedong, Mao Anying, fue asesinado por un bombardeo luego de que revelara su ubicación por prender una estufa para cocinar arroz frito.

Unas personas pasan por delante de una oficina de la Administración del Ciberespacio Chino (CAC) en Beijing, China REUTERS/Thomas Peter/File Photo
Unas personas pasan por delante de una oficina de la Administración del Ciberespacio Chino (CAC) en Beijing, China REUTERS/Thomas Peter/File Photo

Poner en duda historias como esta o acerca de la veracidad del relato de, por ejemplo, la Larga Marcha de Mao, conlleva el riesgo de ser perseguido y condenado. “Es un signo de la instauración de un totalitarismo político absoluto”, dijo Wu Qiang, un analista político de Beijing al diario The New York Times.

Si bien el régimen chino siempre ejerció una alta vigilancia sobre su población y en particular sobre las discusiones políticas, la nueva ley va incluso más allá. La revisión de hechos que alguna vez estuvieron abiertos al debate histórico y a la investigación ahora es criminalizada y perseguida con toda la fuerza de la ley. Una versión de la ley ya se había adoptado en 2018, pero una enmienda del código penal agregada en marzo permite a los fiscales pedir sentencias de prisión de hasta 3 años.

Y los efectos de esta ya están a la vista. En abril un joven de 19 años fue acusado de menospreciar a las víctimas de la masacre japonesa de 1937 en Nanjing; tres personas fueron detenidas en mayo por hacer comentarios de burla luego de la muerte de Yuan Longping, un científico que desarrolló cepas híbridas de arroz de alto rendimiento; y, entre muchos otros casos, un hombre de 63 años de Beijing fue acusado de burlarse de un piloto de la fuerza aérea que falleció en 2001 luego de estrellarse con un avión de vigilancia estadounidense. Todas estas personas se enfrentan a posibles años de reclusión.

La policía patrulla en el exterior de un edificio de Tribunales de Magistrados donde se celebra una vista judicial China julio 22, 2021. REUTERS/Tyrone Siu
La policía patrulla en el exterior de un edificio de Tribunales de Magistrados donde se celebra una vista judicial China julio 22, 2021. REUTERS/Tyrone Siu

La justificación oficial de la Ley gira en torno a combatir lo que desde la Administración del Ciberespacio Chino llaman el “nihilismo histórico”, que suele ser utilizado más que nada para referirse a las opciones que se alejan del relato histórico oficial.

Un caso que tuvo mucha relevancia pública fue el del bloguero Qiu Ziming, quien cuenta con 2.5 millones de seguidores en Weibo, la red social china que se asimila a Twitter. Luego de que en febrero el gobierno reconociera que cuatro soldados chinos murieron en un enfrentamiento con tropas indias en junio de 2020, al menos 7 personas fueron arrestadas por cuestionar el número oficial de bajas, que supuestamente es mucho mayor. Entre los detenidos está Qiu Ziming.

Qiu, de 38 años, fue procesado en virtud de la nueva ley, aunque los cambios entraron en vigor 10 días después de que hiciera sus comentarios. En mayo, tras ser mostrado confesando en la televisión estatal, fue condenado a ocho meses de prisión.

Decoraciones en la ceremonia por el centenario del Partido Comunista de China, transmitido en vivo en Shanghái el 1 de julio.
Decoraciones en la ceremonia por el centenario del Partido Comunista de China, transmitido en vivo en Shanghái el 1 de julio.

Los hechos sobre los que se prohíbe hablar son eventos que los historiadores han debatido durante décadas, y ahora es tan poco claro lo que se puede decir y lo que no que el debate ha cesado por completo. El mes pasado el periodista Luo Changping fue detenido luego de cuestionar la lógica de la intervención china en la Guerra de Corea. Luego de ver la película “La Batalla en el Lago Changjin”, estrenada y publicitada con el aval oficial, que narra a través de un lente patriótico el sacrificio de los soldados que derrotaron a las fuerzas estadounidenses, Luo hizo el siguiente comentario en Weibo: “Medio siglo después, pocos chinos han reflexionado sobre la justificación de la guerra”, y luego criticó a los militares chinos que “no dudaron de la ‘sabia decisión’ de la cúpula”.

John Delury, profesor de Estudios Chinos en la Universidad de Yonsei en Seúl dijo al New York Times que, a pesar de los límites que supone la censura política, los estudiosos chinos han hecho “un gran trabajo” estudiando la guerra y otros eventos históricos del país. Pero que con los cambios a nivel político ya no es seguro hacerlo. “Con esto, obviamente, todo el mundo va a tener que dejar de hacer lo que está haciendo”, dijo.

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