
Un nuevo estudio científico advierte de los efectos adversos que podrían provocar los cambios en las corrientes marinas de El Niño y La Niña sobre las especies marinas y terrestres de las islas. El estudio señala que el cambio climático disminuirá la productividad primaria de los ecosistemas marinos, reducirá la disponibilidad de alimentos en los ecosistemas terrestres, y favorecerá a las especies invasoras de rápida adaptación.
Este año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya advirtió sobre los efectos del cambio climático en el mundo. El informe de la ONU indicó que el cambio climático “es generalizado, rápido y se está intensificando”. Además, el organismo internacional señala que muchos de los cambios observados en el clima “no tienen precedentes en miles, sino en cientos de miles de años, y algunos de los cambios que ya se están produciendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios”.
Son justamente los cambios en las corrientes oceánicas los que afectarían a las especies marinas y terrestres de las islas, según el nuevo estudio.
Las Islas Galápagos son uno de los ecosistemas marinos más productivos del mundo. Producto de la convergencia de cuatro corrientes oceánicas, la ubicación aislada de estas islas y su origen volcánico existe en ella una variedad de ecosistemas que albergan una biodiversidad única en el mundo. De acuerdo con los investigadores muchas de las especies endémicas –que solo habitan en las islas– son particularmente vulnerables a las alteraciones en su entorno, la razón se encuentra en que la mayoría de esas especies “no pueden migrar o adaptarse en respuesta a las condiciones climáticas cambiantes”.
Las aguas más cálidas alrededor de las Islas Galápagos crean los hábitats para especies como los piqueros de patas rojas y varias especies algas marinas. Las aguas más frías sostienen especies como los lobos marinos y los pingüinos de Galápagos. Como resultado, en el archipiélago hay aproximadamente 329 especies nativas de vertebrados (incluidas aves, reptiles, anfibios y mamíferos), 1.900 especies de invertebrados y 560 especies de plantas, de las cuales 59 %, 47 % y 32 % son endémicas, respectivamente.

Las Islas Galápagos, que sustentan muchas especies endémicas y únicas, son un ejemplo de un sistema que sufre pérdida de biodiversidad debido al cambio climático. Las corrientes marinas que convergen en las Galápagos como la corriente de El Niño-Oscilación del Sur y la de La Niña han proporcionado un hábitat para la reproducción de las especies únicas. Sin embargo, los cambios climáticos provocarán que esas mismas corrientes generen efectos negativos para los animales acuáticos y terrestres.
Las Galápagos están en constante peligro. El cambio climático y las especies invasoras han provocado que las tasas de extinción en las Islas Galápagos sean más altas que en otras islas y ecosistemas continentales, de acuerdo con los estudios del Servicio del Parque Nacional Galápagos (GNPS) y la Fundación Charles Darwin (FDC).
Los fenómenos meteorológicos provocados las corrientes marinas de El Niño (cálida) y de La Niña (fría) provocan cambios en la temperatura de la superficie del mar (TSM). El estudio explica que entre cada 3 y 7 años, la temperatura de la superficie del mar aumenta como resultado del fenómeno de El Niño Oscilación del Sur (ENOS). Durante el evento opuesto de La Niña, que ocurre entre cada 2 y 8 años, la TSM disminuye. Los cambios en la temperatura influyen en los patrones de precipitación, afloramientos, aumento de la superficie del mar y temperatura atmosférica.
Por lo anterior, los eventos climáticos extremos prolongados y más frecuentes, así como el aumento de la variabilidad climática en las Islas Galápagos afectarán a poblaciones enteras de especies. Además, de incrementar la ventaja competitiva de las especies invasoras, ejerciendo más presión de selección sobre las especies endémicas ya amenazadas de las Islas Galápagos.
Para obtener los resultados, los investigadores analizaron un total de 24 de 31 estudios sobre los efectos del ENOS sobre la fauna endémica de las Islas Galápagos, y ocho estudios adicionales sobre los impactos de los eventos de La Niña.
El estudio determinó que la corriente marina de El Niño-Oscilación del Sur amenaza a las especies marinas, pero puede beneficiar a las terrestres. Lo contrario ocurre con los cambios provocados por los eventos de La Niña, que afectarían positivamente a muchas especies marinas.
Entre los resultados está que los cambios en las condiciones climáticas, incluido el aumento de la ocurrencia de eventos ENOS y La Niña, amenazan a muchas poblaciones de aves que dependen en gran medida de las condiciones atmosféricas oceánicas globales.

Otra de las especies afectadas serían las iguanas marinas, que de acuerdo al estudio, se vieron particularmente afectadas adversamente durante los años ENOS, mostrando un aumento de la mortalidad y una disminución de la reproducción. También, la corriente de ENOS impacta negativamente a las tortugas gigantes de Galápagos, los cambios de esa corriente dan como resultado un aumento de la mortalidad de estos animales, también provocan la reducción de la reproducción y cambios migratorios. Los lobos marinos y sus crías también se verían afectados por esta corriente.
La investigación también señala que las temperaturas más altas de la TSM, combinadas con otros factores ambientales y humanos, “causan efectos negativos en las comunidades submareales, disminuyendo así la resiliencia de estos ecosistemas marinos”. Es decir que el cambio climático disminuye la capacidad de adaptación de las especies que viven en las aguas.
Los científicos advierten que la temperatura más alta del agua durante los ENOS afecta la productividad primaria del océano. Los animales que se alimentan dentro de este océano son los más afectados. Las aves marinas que no pueden migrar largas distancias, como el pingüino de Galápagos y los cormoranes no voladores, también son especialmente vulnerables porque, según dicen los investigadores, “no pueden migrar a otras áreas en busca de alimento”.
A pesar de lo anterior, los eventos de La Niña afectan positivamente a las especies marinas y permiten que algunas poblaciones se recuperen después de las condiciones desfavorables durante los años ENOS. En cambio, los eventos de La Niña afectan negativamente a los ecosistemas terrestres debido a la disminución de las precipitaciones. Históricamente La Niña ha causado sequías que afectan a la vegetación que necesita humedad, lo que generó que haya poca disponibilidad de alimentos para ciertas especies terrestres.
Aunque el estudio es extenso, los investigadores señalan que “es crucial darse cuenta de que, aunque se ha realizado una cantidad significativa de investigación sobre el impacto del cambio climático en la fauna de las Islas Galápagos, (porque) todavía hay muchas especies que no se han estudiado”. Además, piden que “es esencial que los formuladores de políticas desarrollen políticas de manera efectiva para mitigar el cambio climático en las Islas Galápagos”.
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