En esta caverna vivieron hace 300.000 años algunos de los primeros humanos

Una investigación de científicos del Reino Unido, Rusia, Australia, Canadá y Alemania estableció que los neandertales y los denisovanos, dos especies de humanos, vivieron en esta cueva de Siberia en un rango desde hace 300.000 años hasta hace 20.000 años, y que coincidieron en el lugar

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Un fragmento reveló que hubo una descendiente de homínidos de Neanderthal y de Denísova
Un fragmento reveló que hubo una descendiente de homínidos de Neanderthal y de Denísova

Un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford determinó que en la Cuevas de Denísova, ubicadas en el macizo de Altái, en Siberia, cerca de la ciudad rusa de Chiorny, está la clave para entender a los primeros humanos que habitaron la Tierra. Se trata del único lugar que se conoce en el mundo donde convivieron dos clases de homínidos, los Neanderthal y los Denísova, casi desconocidos. Luego de cinco años de analizar los hallazgos, el británico Tom Higham y un equipo internacional lograron establecer una línea de tiempo de gran trascendencia para la arqueología.

Las cuevas se hallan sobre el margen izquierdo del río Anui, en Siberia (A. Postnov/Nature)
Las cuevas se hallan sobre el margen izquierdo del río Anui, en Siberia (A. Postnov/Nature)

En colaboración interdisciplinaria con científicos del Reino Unido, Rusia, Australia, Canadá y Alemania, el profesional de Oxford, que realiza espectrometría de masas con acelerador, estableció un rango que va desde hace 300.000 años hasta hace aproximadamente 20.000 años. En sus estimaciones, los poco estudiados homínidos de Denísova vivieron en la caverna entre 287.000 y 55.000 años, y coincidieron con la ocupación del lugar por el hombre de Neandertal entre 193.000 y 97.000 años.

Fósiles de cráneos hallados en la caverna de las Cuevas de Denísova (Nature)
Fósiles de cráneos hallados en la caverna de las Cuevas de Denísova (Nature)

No se conoce todavía qué aspecto tenían los denisovanos, pero entre los fósiles se halló una prueba de su convivencia con los neandertales: los restos de una hija de ambos tipos de homínidos. Y ahora, gracias a una combinación de técnicas, dos estudios publicados en Nature permiten saber en qué momento cada grupo se albergó en la cueva y cuáles eran las condiciones ambientales en las que vivían antes de su extinción.

Distintos restos humanos analizados por el grupo interdisciplinario internacional (Nature)
Distintos restos humanos analizados por el grupo interdisciplinario internacional (Nature)

"Esta es la primera vez que podemos asignar con confianza fechas a toda la secuencia arqueológica de la cueva y sus contenidos", dijo Higham a Science Daily.

La entrada a la caverna en las Cuevas de Denísova (Tom Higham/ Universidad de Oxford)
La entrada a la caverna en las Cuevas de Denísova (Tom Higham/ Universidad de Oxford)

Hasta 2010 nada se sabía sobre este grupo de humanos que convivió con los neandertales en Siberia. Desde entonces se ha comenzado a completar el rompecabezas de 40 años de excavaciones dirigidas por Anatoly Derevianko y Michael Shunkov de la Academia de Ciencias Rusa. Entre sus piezas se destacan huesos, dientes y fragmentos de carbono cuyas antigüedades el equipo de Oxford logró establecer.

La caverna ubicada en Siberia tiene una entrada (Entrance zone) y tres cámaras: principal (Maine Chamber), sur (South Chamber) y este (East Chamber) (Nature)
La caverna ubicada en Siberia tiene una entrada (Entrance zone) y tres cámaras: principal (Maine Chamber), sur (South Chamber) y este (East Chamber) (Nature)

Se obtuvieron unas 50 fechas de fósiles de los homínidos y unas 10o de sedimentos de las distintas capas del lugar, estudios en los que participaron la Universidad de Wollongong en Australia y el Instituto Max Planck de Alemania.

Materiales dentales hallados en las Cuevas de Denísova (Nature)
Materiales dentales hallados en las Cuevas de Denísova (Nature)

"Esta nueva cronología para las Cuevas de Denísova brinda una línea de tiempo para el tesoro de datos generado por nuestros colegas rusos en la historia arqueológica y ambiental de esta cueva durante los últimos tres ciclos glaciares-interglaciares", dijo Zenobia Jacobs, de Wollongong, a la publicación.

Los nuevos estudios muestran que los Denísova ocuparon la cueva al menos hace unos 200.000 años, y que algunas de sus herramientas de piedra halladas en los depósitos más profundos sugieren que la ocupación humana podría haber comenzado mucho antes, hace unos 300.000 años. Los neandertales visitaban el área entre unos 200.000 y 100.000 años atrás, y los restos de Denny, como apodaron los científicos a la niña de genealogía de ambos grupos de homínidos, comenzaron a mezclarse hace alrededor de 100.000 años.

Artefactos hallados en la cámara principal de la caverna en Denísova (Nature)
Artefactos hallados en la cámara principal de la caverna en Denísova (Nature)

La mayoría de los materiales de los neandertales allí pertenecen al último período interglaciar, o 120.000 años atrás, cuando el clima era relativamente cálido, mientras que los denisovanos sobrevivieron a períodos mucho más fríos, también, antes de desaparecer, hace unos 50.000 años.

Y aunque los humanos modernos ya estaban presentes en otras partes de Asia en ese momento, por ahora queda abierta la pregunta sobre la posibilidad de su encuentro con los denisovanos. Ninguna prueba fósil o genética se halló en todos los materiales estudiados.

Entre los objetos se identificaron pendientes y puntas de hueso (Tom HIgham/Universidad de Oxford)
Entre los objetos se identificaron pendientes y puntas de hueso (Tom HIgham/Universidad de Oxford)

Un hallazgo llamativo fue la identificación, entre los objetos de la cueva estudiada, de puntas hechas de hueso y pendientes hechos de dientes de animales, que por lo general se suelen asociar a los humanos modernos y marcan el comienzo del Paleolítico superior.

"Es decir que mientras estos estudios aclararon algunos de los misterios de las Cuevas de Denísova, quedan otras preguntas intrigantes para la investigación futura", citó Science Daily a otro de los investigadores, Richard Roberts.

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