La moda llegó al nivel del arte: los 111 íconos que eligió el MoMA

Entrar al Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York y encontrarse con un corpiño Wonderbra y unos calzoncillos Calvin Klein puede parecer raro. Pero la muestra Items: Is Fashion Modern? comienza con ropa interior. Se trata de la primera muestra sobre moda que la prestigiosa institución hace en 70 años, y la segunda de su historia.

La curadora Paola Antonelli y su equipo eligieron 111 prendas y objetos que dejaron marcas indelebles en los siglos XX y XXI, tanto por su influencia cultural, caso del Walkman de Sony, como por su ubicuidad, caso de la lycra. Muchas veces las categorías representan movimientos de estilos, como las plataformas o la ropa deportiva; otras, la influencia de otros aspectos de la vida sobre la moda, como la yihab o la camisa de trabajo.

El jean Levi's 501s, las zapatillas Adidas Superstar, los anteojos Aviador, la mochila y la cartera Birkin, el perfume Chanel No 5, la sudadera con capucha, la guayabera, los auriculares, el leotardo, la gorra de béisbol, el little black dress, el sombrero Panamá, el collar de perlas, el Rolex, el lápiz labial rojo, la minifalda, el foulard, la gabardina, los stilettos, la bikini y la burkini, los pantalones Capri, el brazalete Cartier Love, los zuecos, el anillo de compromiso de diamante y las ojotas, entre otras prendas y objetos, se destacan en esa lista anclada en la vida cotidiana.

Un punto central de la muestra es la mezcla: el smoking de Yves Saint Laurent y el alfiler de gancho; los zapatos Armadillo de Alexander McQueen y las remeras estampadas; las túnicas para viaje espacial de Pierre Cardin y las zapatillas Converse All Star; una pieza de la colección A-POC Queen de Issey Miyake y el pasamontañas. Al conferirle el estatus de arte, la muestra responde de muchas maneras a la pregunta sobre qué es la moda.

La primera vez que el MoMA le abrió la puerta a la indumentaria fue en 1944, cuando el arquitecto y deiseñador Bernard Rudofsky organizó la muestra "Are Clothes Modern?". Su aproximación interrogativa, dudosa, refleja su visión del "campo en el que la mayor cantidad de personas expresa su sentido estético, para bien o para mal".

Con Items: Is Fashion Modern? las preguntas son otras: cómo funciona la moda —literalmente, hasta la producción: hacen falta 2.700 litros de agua para producir una remera, informa la muestra—, cómo da forma a la experiencia cotidiana de las personas, cómo cruza las fronteras y conecta culturas. "Sea uno quien sea, venga de donde venga, está representado aquí", sintetizó Vogue.

Un objetivo de Antonelli, según dijo a The New York Times, fue demostrar que "la moda es, indiscutiblemente, también una forma del diseño". Con su equipo, la editora nacida en Milán seleccionó "piezas indispensables", como calificó a las prendas y los objetos que están en exhibición en el museo hasta finales de enero de 2018.

A pesar de su convicción, Antonelli no estaba muy segura de utilizar la palabra "moda" en el título de la muestra, según dice en el catálogo. Acaso le resonaban todavía las críticas que recibió cuando llevó al museo los videojuegos. Pero creía que a la colección del MoMA le hacía falta la remera blanca y el jean.

Al entrar se ve a un costado el little black dress, en distintas versiones: de Arnold Scaasi, de Christian Dior y de Hubert de Givenchy, entre otras. Es un recorrido por la historia de la prenda a la vez que una propuesta para su futuro: termina con un vestido que utiliza tinta termocrómica para responder al tacto.

"Una de las áreas más fascinantes de examinar fueron las prendas que amplifican y expanden otra clase de espacio, el metafísico, más allá del volumen que define el yo físico", dijo Antonelli a The New York Times. Se refería a un precursor de los wearables, el Walkman que Sony lanzó en 1979.

"Impulsada, primero y principalmente, por los objetos, no por los diseñadores, esta exhibición considera las muchas relaciones posibles entre la moda y la funcionalidad, la cultura, la estética, la política, el trabajo, la identidad, la economía y la tecnología", explica la introducción a la muestra.

"Cada uno de las 111 piezas se explora en tres niveles: arquetipo, estereotipo y prototipo", se explicó en el blog del MoMA. Así están tanto la encarnación original que hizo importante a una prenda o un objeto en los siglos XX y XXI como su impacto social, que se complementa con documentales, conferencias e historias personales. "En algunos casos, el objeto se complementa con un nuevo encargo: un prototipo": de ese modo, también las nuevas generaciones de diseñadores, artistas, ingenieros y fabricantes participan de la muestra y se conectan con la tradición.

La tienda del MoMA lanzó una serie de productos de edición limitada inspirados por Items. Algunos son exclusivos para el sexto piso del museo y se cambian de una semana para otra. Entre los objetos se incluye una reedición del diseño original del reloj Swatch y de los aviadores de Ray Ban; también una bufanda de Rick Owens y tejidos sin costura de Issey Miyake. Y objetos neoyorquinos como la gorra de béisbol de los Yankees.

Algunos visitantes apuntaron que no hay vestido de novia ni medias, por ejemplo. La curadora y su equipo convocaron entonces a que el público nombre las prendas u objetos que faltan, o aquellos que están y que deseen comentar, en Instagram, con el hashtag #ItemsMoMA. Vogue la halagó: "No es un credo cerrado sobre la moda: es una experiencia interactiva que hace que uno reflexione sobre su propia vida, su propia ropa y lo que significa en el mundo".

Fotos: Museo de Arte de Nueva York, MoMA.

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