Casi uno de cada cinco de los médicos que integran el sistema de recetado de marihuana medicinal en la Florida han tenido problemas para ejercer en otros lugares de los Estados Unidos, halló una investigación de Tampa Bay Times. El periódico analizó registros oficiales de 1.432 profesionales y descubrió 262 de ellos tenían antecedentes negativos.
"Los médicos de la marihuana tenían 2,8 veces más probabilidades de haber sufrido sanciones disciplinarias del Colegio de Medicina y 2,4 veces más probabilidades de haber sido acusados de un delito. En conjunto, 108 de ellos resultaron responsables en juicios y acuerdos por mala praxis por un total de USD 69,4 millones, algunos por incapacitar o matar pacientes", escribió Corey G. Johnson, autor de la investigación.
"Algunos de los médicos habían recibido multas y suspensiones, o habían perdido sus licencias en otros estados", continuó. "Habían hecho diagnósticos errados, falsificado registros y escrito recetas para personas a las que jamás habían visto". Algunos habían ido a la cárcel por violencia doméstica. Otros habían abusado sexualmente de pacientes (de, en algunos casos, 14 y 16 años).
La nota cuenta el caso de una mujer de 57 años, Debbie Knight, que sufría artritis, una de las enfermedades incluidas hace dos años en la enmienda de la constitución estatal que permite el tratamiento con cannabis. Entre las otras se destacan cáncer, epilepsia, glaucoma, HIV-sida, estrés postraumático y Parkinson. Con una carta de recomendación de un médico, el paciente ingresa a una base de datos que lo habilita a comprar marihuana en dispensarios especialmente habilitados. Actualmente 100.576 personas tienen su tarjeta emitida por el estado a tal fin.
Knight eligió el sitio más cercano a su casa que cobraba menos por una consulta inicial: Fort Lauderdale 420 Marijuana Doctors. Estaba en un lugar seguro de la ciudad; el sitio lo presentaba como parte de una franquicia con oficinas en Miami y Jacksonville, lo cual le dio seguridad: "Me imaginé que era como un pequeño McDonald's de cannabis", dijo al Tampa Bay Times.
Cuando llegó a su cita, le pidieron un pago de USD 200 en lugar de los USD 80 que decía la página web. "Quise irme en ese mismo momento, y tendría que haberlo hecho", evaluó. Pero se quedó y el doctor Khaja Chisty la recibió, le hizo algunas preguntas y le dijo que al día siguiente su nombre estaría en la lista de pacientes autorizados a comprar marihuana.
Pero pasaron los días y su nombre no ingresaba al registro oficial. Llamó a la oficina, una asistente le pidió disculpas. Cuando volvió a llamar, una semana más tarde, el número había sido desconectado.
Catorce meses antes, en Colorado, Chisty había aceptado la suspensión de su permiso para practicar la medicina. El consejo médico del estado lo acusó de dejar firmadas recetas posdatadas, entre otros problemas. "Él, como otros profesionales con licencias empañadas, encuentran una vida nueva en el programa de la marihuana medicinal en la Florida", denunció el artículo.
Los expertos a los que consultó el Tampa Bay Times se manifestaron asombrados de que 262 de los 1.432 médicos habilitados para recetar cannabis hayan tenido problemas para ejercer en otros estados. Algunos responsabilizaron al sistema de la Florida por ser poco atractivo para los mejores. Ben Pollara, un consultor político impulsor del movimiento de marihuana legal, denunció: "El resultado es una proporción mayor de gente que no tiene tanto respeto por la ley".
La representante demócrata Katie Edwards-Walpole, que impulsó la primera legislación sobre cannabis en el estado en 2014, responsabilizó al Consejo Médico y al Departamento de Salud de la Florida por ser demasiado permisivos. Devin Galetta, vocero del organismo estatal, dijo que el proceso de análisis de antecedentes de los médicos era "robusto" y "exhaustivo".
Sin embargo, argumentó Johnson, el curso obligatorio para la habilitación se redujo de ocho a dos horas, y el costo de ingreso al programa de USD 995 a USD 250. Y al menos 45 médicos de los 262 con problemas fueron acusados por el mismo Departamento de Salud de recetar medicaciones sin evaluaciones adecuadas.
Pat DeLuca, defensor de la marihuana medicinal que dirige la Clínica de Cannabis Compasivo en Venice, dijo que algunos médicos se mueven por todo el estado, en clínicas que abren y cierran apresuradamente. Muchas veces recogen dinero durante unos días y desaparecen: "Es como el Salvaje Oeste", dijo, "todo el mundo hace lo suyo".
El médico Chisty dijo al periódico que no recordaba el caso de Knight y que a veces los pacientes no ingresaban al registro estatal porque no completaban el proceso de entrega de sus historias clínicas. Explicó que la clínica no era suya, sino de una empresa de California, Supreme Medical Group, que él sólo era un contratista. "Creo que centrarse en mí es un poco injusto", argumentó.
Contó otros casos de "abusos rampantes": una clínica en la Florida, donde él había trabajado antes, les cobraba a los pacientes pero no los agregaba al registro. En otra, los médicos tenían la orden a aprobar a todos los pacientes que solicitaban marihuana medicinal, más allá de su condición. "Todo el mundo quiere echarle la culpa a los médicos, porque no hay nadie más a quien responsabilizar. Pero el problema mayor son esos propietarios motivados por la ganancia y nada más", dijo.
La empresa Fort Lauderdale 420 no atendió a Johnson.
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