
Un hallazgo sin precedentes ha capturado la atención de la comunidad científica: las muestras recolectadas del asteroide Bennu por la misión OSIRIS-REx de la NASA contienen compuestos químicos esenciales para la vida, incluidos aminoácidos y nucleobases, componentes fundamentales del ADN y ARN.
Estos descubrimientos refuerzan la teoría de que los asteroides pudieron haber sembrado los ingredientes básicos para la vida en la Tierra primitiva. Además, el análisis de las muestras publicado el miércoles 29 de enero en la revista Nature reveló la presencia de minerales formados en ambientes salinos, lo que sugiere que el cuerpo progenitor de Bennu albergó condiciones favorables para la química prebiótica.
En 2020, la sonda OSIRIS-REx recolectó aproximadamente 120 gramos de material de Bennu, un asteroide cercano a la Tierra que se formó hace unos 4.500 millones de años, en los albores del sistema solar. Tres años después, en septiembre de 2023, la cápsula que contenía estas muestras aterrizó en el desierto de Utah, marcando un hito en la exploración espacial. Según detalló Europa Press, este material, cuidadosamente protegido de la contaminación terrestre, ha permitido a los científicos analizar compuestos orgánicos y minerales que nunca antes se habían observado en meteoritos que cayeron en la Tierra.

Compuestos orgánicos
Uno de los hallazgos más destacados es la detección de 14 de los 20 aminoácidos que forman proteínas, moléculas esenciales para la estructura y función de los organismos vivos. Además, las muestras contenían las cinco nucleobases que componen el ADN y el ARN, las moléculas que almacenan y transmiten información genética en todos los seres vivos.
Según explicó el astrobiólogo y líder del estudio Daniel Glavin, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA: “La detección de estos componentes básicos de la vida en las muestras de Bennu apoya la teoría de que los asteroides y sus fragmentos sembraron la Tierra primitiva con los ingredientes básicos que llevaron al surgimiento de la vida”.
Estos compuestos orgánicos, que contienen carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y azufre, son fundamentales para la biología terrestre. Sin embargo, lo que hace único este descubrimiento es que las muestras de Bennu no presentan contaminación terrestre, lo que confirma que estos compuestos se formaron en el espacio y se conservaron durante miles de millones de años.
Ambientes salinos y química prebiótica
Otro aspecto revelador de las muestras es la presencia de minerales formados en ambientes salinos, como el carbonato de sodio, que se originaron cuando el agua salada se evaporó en el cuerpo progenitor de Bennu.

Estos minerales nunca antes se habían detectado en meteoritos que llegaron a la Tierra. El geólogo Tim McCoy, del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, coautor principal del nuevo artículo señaló: “Las salmueras proporcionan un entorno en el que elementos y compuestos orgánicos simples podrían haberse combinado para formar compuestos orgánicos prebióticos más complejos en el camino hacia la vida”.
El cuerpo progenitor de Bennu, que tenía un diámetro de aproximadamente 100 kilómetros, parece haberse formado en el sistema solar exterior antes de ser destruido hace entre 1.000 y 2.000 millones de años. Los fragmentos resultantes dieron origen a Bennu y otros asteroides similares.
Según los investigadores, las salmueras que existieron en este cuerpo progenitor se asemejan a las costras saladas de los lechos secos de lagos terrestres, pero con una composición mineral única, rica en fósforo y pobre en boro, lo que las diferencia de las salmueras terrestres.
El análisis de las muestras de Bennu ha sido posible gracias a tecnologías avanzadas, como el microscopio electrónico de barrido utilizado por el equipo del Instituto Smithsonian. Este instrumento permitió a los científicos examinar fragmentos de asteroides de menos de un micrómetro, lo que reveló detalles microscópicos que habían pasado desapercibidos en estudios anteriores. Además, las muestras se dividieron y se distribuyeron a investigadores de todo el mundo, lo que ha permitido un análisis colaborativo y exhaustivo.
Entre los descubrimientos más sorprendentes se encuentra la identificación de 11 minerales que probablemente se formaron en ambientes salinos en el cuerpo progenitor de Bennu. Según los investigadores, estos minerales podrían proporcionar pistas sobre la existencia de salmueras similares en otros cuerpos extraterrestres, como el planeta enano Ceres y la luna helada de Saturno, Encélado, donde se han detectado carbonatos de sodio.
Según explicó la mineralogista Sara Russell, del Museo de Historia Natural de Londres y coautora principal del nuevo artículo: “Ha sido un placer absoluto participar en esta increíble misión y colaborar con científicos de todo el mundo para intentar responder a una de las preguntas más importantes que se plantea la humanidad: cómo comenzó la vida”.
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