
Un ensayo clínico de una vacuna experimental contra el VIH logró un progreso crucial al generar niveles bajos de anticuerpos ampliamente neutralizantes, según un estudio publicado en la revista científica Cell. La vacuna fue desarrollada en la Universidad de Duke en Carolina del Norte (Estados Unidos) y probada en un pequeño grupo de voluntarios sanos como parte de un esfuerzo continuo para prevenir la infección por VIH.
El ensayo comenzó en 2019 con 20 participantes sanos y negativos para VIH, quienes recibieron dos dosis de la vacuna. Durante estas pruebas, la investigación reveló que los participantes desarrollaron anticuerpos en pocas semanas. Sin embargo, el ensayo se detuvo temporalmente debido a una reacción alérgica no mortal en uno de los participantes, atribuida a un aditivo presente en la vacuna por lo que será eliminado en próximos ensayos.
“Este es uno de los estudios más fundamentales en el campo de la vacuna contra el VIH hasta la fecha”, afirmó Glenda Gray, una experta en VIH y presidenta del Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica, en entrevista con Wired.

El reto de desarrollar una vacuna se debe a la capacidad del VIH para mutar rápidamente y esquivar las defensas inmunológicas. Esto, junto con su integración en el genoma humano pocos días después de la exposición, dificulta que el sistema inmunológico lo ataque. Barton Haynes, director del Instituto de Vacunas Humanas de Duke y uno de los autores del estudio, explicó, que “partes del virus se parecen a nuestras propias células, y no queremos hacer anticuerpos contra nosotros mismos”.
La vacuna utiliza moléculas sintéticas que imitan una parte de la envoltura externa del virus conocida como región externa proximal de la membrana. Esta región permanece estable a pesar de las mutaciones del virus, lo que permite que los anticuerpos bloqueen varias cepas circulantes del VIH.
Jeffrey Laurence, consultor científico en la Fundación para la Investigación del SIDA (amfAR) y profesor de medicina en el Colegio Médico Weill Cornell, considera estos hallazgos como un paso adelante significativo. “Esboza un camino para el desarrollo de la vacuna, pero queda mucho trabajo por hacer, dijo Laurence y resaltó que una vacuna ideal debería generar niveles de anticuerpos mucho más altos con una sola dosis.

El siguiente paso en el desarrollo de esta vacuna será diseñar una versión con al menos tres componentes dirigidos a distintas regiones del virus para fortalecer aún más la respuesta inmunitaria. Barton Haynes explica que el objetivo es “guiar a las células B para que se conviertan en neutralizadores mucho más fuertes”.
Un desafío
Las actuales medicaciones como la profilaxis preexposición (PrEP) reducen significativamente el riesgo de infección por VIH, pero requieren administración diaria para ser efectivas. La posibilidad de una vacuna que ofrezca protección duradera ha sido un desafío durante décadas.
Scripps Research y la Iniciativa Internacional para la Vacuna contra el SIDA (IAVI) demostraron previamente que es posible estimular las células precursoras necesarias para la creación de estos raros anticuerpos en humanos. La investigación de Duke avanza un paso más al generar estos anticuerpos, aunque en niveles bajos.

Para que una vacuna sea efectiva, debe apuntar a múltiples cepas del VIH, ya que existen dos tipos principales del virus y cada uno tiene varias cepas. Algunas personas infectadas con el virus pueden generar anticuerpos ampliamente neutralizantes, pero esto lleva años y los niveles no son suficientes para combatir el virus.
Barton Haynes y su equipo buscan acelerar este proceso en personas sanas y negativas para VIH. “Estos son anticuerpos extraños”, comenta Haynes. “El cuerpo no los produce fácilmente”. La investigación en curso se centra en guiar a las células B para que se fortalezcan como neutralizadores, avanzando en la construcción de un régimen de vacuna eficaz contra el VIH.
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