
El coronavirus es de origen zoonótico. Los análisis evolutivos evalúan si coronavirus similares al causante de la actual pandemia infectaron a las especies ancestrales de roedores y si los roedores actuales podrían ser reservorios de otros virus potencialmente peligrosos.
En este contexto los investigadores comenzaron a investigar si un cierto tipo de especies ha sido expuesto repetidamente a un virus, cuál es la posibilidad de que puedan exhibir adaptaciones que afecten la susceptibilidad o respuesta frente al virus huésped.
Las ratas son un problema importante de salud pública e higiene en muchas grandes ciudades del mundo, con grandes dificultades para ser combatidas. Ahora, un grupo de investigadores pertenecientes al Departamento de Biología Molecular de la Universidad de Princeton en Estados Unidos, han advertido en un nuevo estudio que aparece en la revista PLOS Computational Biology, que oleadas de roedores podrían convertirse en portadores de otra crisis de salud mortal: otra pandemia al estilo COVID.
Los roedores son conocidos por portar y propagar enfermedades a lo largo de la historia, incluida la peste bubónica. Los científicos de Princeton sugirieron en su documento que las ratas también pueden ser portadoras asintomáticas (o sintomáticas) de coronavirus.

Los estudios han señalado que los murciélagos en China transmiten COVID-19 a otra especie, posiblemente pangolines, antes de llegar a los humanos. Los murciélagos también albergan numerosos virus similares al SARS sin enfermarse.
Los investigadores aseguraron en su investigación que es importante identificar otras especies animales que tengan mecanismos de tolerancia adaptados a los coronavirus. Son reservorios virales potenciales que pueden propagar nuevos patógenos a las personas, provocando brotes generalizados.
¿Una nueva peste bubónica?
La globalización, la urbanización, el cambio climático, el aumento del contacto entre humanos y animales ayudaron a propagar los virus entre continentes. Los autores del estudio explicaron detalles de las tres pandemias desde 2000: SARS (síndrome respiratorio agudo severo) en 2003, gripe porcina (H1N1) en 2009 y ahora COVID-19 desde 2019.
El SARS se propagó a través de gatos y murciélagos en China y la gripe porcina se originó en una granja intensiva de cerdos en México. En el medio, ha habido brotes regionales de gripe aviar de aves de corral y MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio) de camellos.
También ha habido casos de brotes de virus del Ébola originados en monos y cerdos, fiebre del Valle del Rift proveniente del ganado y fiebre del Nilo Occidental y virus Zika proveniente de mosquitos y otros animales. Según los científicos, las ratas son las principales candidatas para ser portadoras del virus causante del SARS.
El profesor Sean B. King, de Princeton, lideró un análisis evolutivo de los picos de proteínas en los virus del SARS, que infectan a los huéspedes y secuestran las células. Se adhieren a los receptores ACE2 y penetran en la célula para replicar más virus.
El estudio muestra que los primates tenían secuencias de aminoácidos altamente conservadas en los sitios que se unen a los virus del SARS. Las ratas y los ratones tenían una mayor diversidad y una tasa de evolución acelerada en estos lugares. En general, los resultados mostraron que las infecciones similares al SARS no han sido impulsores evolutivos en la historia de los primates.
Sin embargo, algunas especies de roedores han estado expuestas a estas enfermedades repetidamente durante un período evolutivo considerable.
“Nuestro estudio sugiere que los roedores ancestrales pueden haber tenido infecciones repetidas con coronavirus similares al SARS y haber adquirido alguna forma de tolerancia o resistencia a los similares al SARS como resultado de estas infecciones -informó King, autor principal del documento-. Esto plantea la tentadora posibilidad de que algunas especies de roedores modernos puedan ser portadores asintomáticos de coronavirus similares al SARS, incluidos aquellos que aún no se han descubierto”.
A principios de este año, un estudio publicado por los principales asesores científicos del Reino Unido, encontró que los coronavirus podrían ser transmitidos por ratas. Los estudios también muestran que las ratas pueden contraer COVID-19 de las personas, en particular las cepas más recientes que son más transmisibles.
Un estudio de la Universidad de Oxford que analizó la supervivencia de las ratas en medio del distanciamiento social había partido de la hipótesis de una reducción global de estas poblaciones, sin embargo, según Michael H. Parsons, especialista del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Fordham de Nueva York “si el distanciamiento social ha cambiado la cantidad de roedores, las poblaciones de ratas estresadas pudieron disminuir inicialmente debido a la pérdida de alimentos y al aumento de la competencia posterior por conseguirlos frente a la escasez. Sin embargo, las ratas se reproducen rápidamente y, en teoría, deberían restablecer rápidamente el equilibrio de la población, consiguiendo, además, una selección natural que fortalece a las sobrevivientes, posiblemente, también frente al COVID-19”.
Según las afirmaciones de los científicos es necesario “continuar explorando las adaptaciones en los huéspedes animales del coronavirus será importante para comprender qué animales posiblemente han adaptado los mecanismos de tolerancia a través de exposiciones antiguas y pueden ser portadores de virus similares al SARS. Dichos estudios también nos ayudarán a encontrar aquellos que son huéspedes sintomáticos vulnerables, como desafortunadamente han demostrado ser los humanos”.
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