La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, calificó el lunes de “propaganda falsa” el anuncio del régimen de Venezuela de extinguir “de manera inmediata” cualquier “acuerdo, contrato o negociación” para suministrar gas natural a su país, en un contexto de crecientes tensiones regionales por el despliegue aeronaval de Estados Unidos en el Caribe.
“Es simplemente propaganda falsa. Deberían dirigir sus quejas al presidente Donald Trump, ya que es el ejército estadounidense el que ha confiscado el petrolero sancionado”, declaró Persad-Bissessar en declaraciones a EFE. La mandataria rechazó así el planteo de Caracas y afirmó que la medida carece de impacto real sobre el abastecimiento energético trinitense.
La jefa de Gobierno sostuvo que Trinidad y Tobago no depende del gas natural venezolano y dispone de recursos propios suficientes para garantizar su suministro. Además, remarcó que su país mantiene relaciones pacíficas con el pueblo venezolano, en medio de un escenario regional marcado por la disputa política y militar entre Washington y Caracas.
“Nunca hemos dependido de Venezuela para el suministro de gas natural. Contamos con reservas suficientes en nuestro territorio y estamos trabajando intensamente para reducir las barreras burocráticas y acelerar las aprobaciones para las empresas energéticas. El verdadero problema es la burocracia, que obstaculiza nuestra exploración y producción”, afirmó la primera ministra.
Las declaraciones de Persad-Bissessar se produjeron tras el anuncio del régimen venezolano sobre la cancelación de cualquier vínculo energético con Trinidad y Tobago, una decisión presentada por Caracas en el marco de las tensiones con Estados Unidos por el despliegue militar en el Caribe. La dictadura venezolana interpreta esa presencia como una amenaza directa a su estabilidad política.

En respaldo a la posición oficial trinitense, el ministro de Energía, Roodal Moonilal, calificó también como “propaganda” el anuncio venezolano y reiteró la autosuficiencia energética del país caribeño. Moonilal coincidió en que la infraestructura y las reservas nacionales permiten sostener la producción sin necesidad de acuerdos de suministro con Venezuela.
El contexto regional se encuentra atravesado por la estrategia de Estados Unidos, que no reconoce la legitimidad del dictador venezolano Nicolás Maduro y lo acusa de liderar el denominado Cartel de los Soles, un presunto grupo vinculado al narcotráfico. Bajo el argumento de combatir el tráfico de drogas, Washington desplegó desde mediados de año una presencia militar en el Caribe, una iniciativa que el líder chavista interpreta como un intento para desplazarlo del poder.
En agosto, el Gobierno de Trinidad y Tobago expresó su respaldo a la decisión estadounidense de desplegar “recursos militares” en el Caribe, en áreas cercanas a las aguas territoriales de Venezuela. Según la posición oficial trinitense, la medida responde al aumento de la violencia asociada a la presencia de “los carteles terroristas de la droga” en la región.

Por su parte, Venezuela mantiene desde hace meses una movilización militar permanente en todo su territorio. El régimen de Caracas sostiene que enfrenta una “amenaza” de invasión por parte de Estados Unidos, en referencia al despliegue aeronaval más grande del país norteamericano desde la primera Guerra del Golfo Pérsico, entre 1990 y 1991.
(Con información de EFE)
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