Mike Amigorena y las ventajas de la cuarentena: “Me gustaría que cada cuatro meses haya un guardaje de 15 o 20 días para que el planeta descanse”

“No solamente que no te morís sino que te reinventás”, dice el actor que encontró la forma de capitalizar las dificultades de la cuarentena. Además en esta charla con Teleshow habla de su próximo recital, reflexiona sobre la paternidad y cuenta cómo es la convivencia con Miel y Sofía

Compartir
Compartir articulo
Mike Amigorena, en exclusiva con Teleshow

“Me gustaría que cada cuatro meses haya un guardaje de 15 o 20 días para que el planeta descanse”, dice Mike Amigorena, que se acostumbró a la cuarentena, y que no le disgusta. El músico y actor pasa sus días con su pareja, Sofía Vítola, y Miel, su beba de cuatro meses. Padre por primera vez a los 47 años y sin perder su humor característico, Amigorena confiesa que cuando nació su primogénita, lejos del cliché “¡Ay, es el día más feliz de mi vida!”, se miraron con Sofía y dijeron: “¡Rajemos, Emilio!”.

Ahora, en sus primeros pasos de convivencia en familia en plena pandemia, el artista le abre las puertas virtuales de su casa a Teleshow para hablar, entre otras cosas, de su próximo espectáculo vía streaming, que se estrenará el 20 de junio a las 21:30, con toda la banda en vivo. “¡Estoy chocho! Es un show de 50 minutos, a cuatro cámaras, con puesta, con luces. ¡Va a ser súper pro!”. Y Amigorena se anima a una sugerencia personal para vivir la experiencia: “Un gin tonic con una tabla de quesos y nada más”.

—Volvés a presentarte en vivo, con tu banda.

—Mi primer recital del 2020 y durante la pandemia. Es el mismo show que hice en La Tangente el 3 de diciembre del año pasado, el último disco: Daä. Lo presentamos el Día de la Bandera, que es el cumpleaños de mi papá. Hubiese cumplido 90 años. ¡Mirá vos!

"Mike es muy divino, muy buen papá", cuenta Sofia Vitola

—¿Cómo te estás llevando con esta nueva vida?

—Muy bien, ya me acostumbré. Tenés que tener paciencia, entendimiento. Al mismo tiempo, no necesitás nada, estás liviano. No tenés que cumplir con, o vestirte... No hay ninguna cara que esté cansada, nadie está demacrado. Si te lo contaba teóricamente hace dos años, uno decía: “Si no puedo salir de mi casa dos meses, me muero”. No solamente que no te morís sino que te reinventás. Cocino, escribo canciones. Con Miel tengo 7 por 24 una ocupación que te mantiene activo, despierto, entretenido. Lo que más me duele de todo es pensar que (después) todo va a seguir igual, como si acá no hubiera pasado nada. Ese es mi único miedo.

—¿Que no haya ningún aprendizaje de todo esto?

—Exacto, que seamos los mismos. La gente irá a trabajar menos al microcentro porque puede trabajar desde su casa, las clases te acostumbraste a que sean online. Sofía, por ejemplo, es profesora de guitarra y ahora tiene dos alumnas por día. Hay un cambio ahí, mínimo, pero hay. Las clases de teatro… Los paradigmas puede que vayan cambiando de alguna manera. Lo más importante es la naturaleza, los vínculos, ver a tu familia, amigos, salir, viajar. Eso es lo que más añorás en esta situación porque, después, tenés todo.

—¿Hace cuánto que no salís?

—Salgo a pasear a Miel y la semana pasada tuve que ir a grabar a un estudio de mi productor musical. Salgo pero vuelvo rápido, no deambulo. Tengo el permiso para circular que dura 48 horas y lo hago cuando tengo que hacer una actividad. Sino, no salgo. Y no tengo ganas. Y cuando salís, te querés volver a tu casa.

—¿Cómo está ese 7 por 24 con Miel y con Sofi?

—Acá están (N de R: Sofía se suma a la charla por unos instantes).

—Hola Sofi, ¿cómo los trata Miel?

Sofía: —Bien, adaptándonos. Al principio fue: “Nadie nos va a ayudar, somos las dos únicas personas que van a poder cuidar de este ser”. Bastante preocupante, pero al final podemos hacerlo.

Mike: —Te acostumbrás. En otra situación diría: “¿Estás loco? ¡Me matás! No es salubre estar todo el tiempo con una gorda de dos meses”. Y no... Por ahí nos matamos, pero si no estuviese la pandemia, también. Hay momentos que tenés algunos chispazos, pero por lo general el balance es muy positivo.

—¿Qué tal es Mike papá?

Sofía: —Divino, muy divino, muy buen papá. Está pasando algo que, por ahí, no hubiera pasado que es más 50-50. Todas queremos luchar porque sea más equitativo, y esta situación… Si le das la teta, tenés que estar sí o sí, pero estamos tan juntos… A la noche nos levantamos los dos.

Mike: —Lo único que no hago es darle la teta, es lo único y es algo que en cualquier momento... ¡fam!, se la encajo (risas).

—¡Quién te ha visto y quién te ve! ¿Estás contento con este Mike papá?

—Todo lo que a mí me genere un trabajo me pone alerta. Ahora me relajé. Es hermoso pero al mismo tiempo es... ¡faaaa!, algo que nunca en mi vida, ni haciendo televisión 15 horas por día, me demandó tanto: entrega, debate. Es un aprendizaje que nunca tuve. Es muy lindo.

—¿Cuándo te diste cuenta por primera vez que eras papá?

—Es rarísimo. Con Sofía, desde que nació, nos la pusieron delante... ¿viste que todo el mundo dice: “Ay, el día más feliz de mi vida”? Nosotros nos miramos y dijimos: “¡Rajemos, Emilio!”. Me vi papá al mes. No lo podía creer. Me daba pudor, miedo. El día que me diga “papá”, no sé qué va a pasar. Era todo tan orgánico. Cumplí 48 años, era el momento justo, no me debo nada, estoy para ella y cuando me canso... “¡Jodete! Otra cosa no hay”. Sofía me activó. Sino, ni en pedo. Me quedaba en Chaca (por Chacarita) a fondo.

—¿Te cambió?

—Es que ya me estaba aburriendo, la estaba pasando mal con todo: en el trabajo, en estar solo en mi casa. Tengo que destinar todo esto a alguien, sí o sí.

—¿Cómo es Miel?

—Muy simpática, se ríe con todo. Es muy inquieta, dulce, piola. Tiene sus berrinches también, pero es muy cariñosa, una cosita hermosa. Lo único feo es que los abuelos no la conozcan. Mi mamá no puede venir desde Mendoza .

—¿Hacen camarita y esas cosas?

—Sí, hacemos. La mamá de Sofi, que vive en Rosario, estaba acá todo el tiempo, la cuidaba, nosotros íbamos por ahí. Y ahora, nada. Y va creciendo la criatura...

"Me parece raro que las productoras no banquen a sus actores" afirma Mike Amigorena sobre la crisis que atraviesan los artistas durante la pandemia

—¿Cómo te llevás con que se extienda la cuarentena?

—Va a ser hasta septiembre. Me acostumbré, sinceramente; no me disgusta. Me gustaría que fuera así. El otro día lo hablaba con Sofi, que cada cuatro meses haya un guardaje de 15 o 20 días. Que no sea por una pandemia, que sea algo legal para que el planeta descanse. Obviamente, toda esa gente que cierra los negocios, pobre gente... No llegar a eso; por ellos me gustaría que se normalice todo. Por mí, no tener que viajar, ir al centro una o dos veces por semana para juntarte con los directivos...

—Todas las pandemias y crisis profundas han dejado un antes y un después.

—Sí, desde el saludo. Hay gente que no te va a saludar más, como los japoneses: reverencia. Había gente que ya no te saludaba antes, ¡imaginate ahora! Yo lo prefiero. Eso de entrar y saludar con un beso a todo el mundo...

—Hay actores que la están pasando muy mal, es un sector que no ha recibido ayudas, hay productoras en situaciones muy complicadas.

Nosotros levantamos Cabaret de un día para el otro y nos pagaron hasta ahí, no la totalidad del contrato. No tengo idea si corresponde, o no. Son producciones que tenían tantos espectáculos... y tantos espectáculos se quedaron sin nada. No sé qué está pasando con Polka, con Separadas. No sé cómo es el arreglo. Me parece raro que las productoras no banquen a sus actores, que gracias a nosotros ellos se pudieron sostener y construir. Si no sos creativo o paciente, en este momento te volvés loco. También es aceptar la situación, porque es lo que está pasando, y ver qué te activa. Dar clases, verte videitos y hacer gags, cocinar, grabarte y explicar cómo limpiar, por ejemplo, de determinada manera el balcón. Lo único que hace la queja es regar lo que padecés.

—Vos sos de la autogestión. ¿Pudiste encontrarle vuelta?

—Sí. Y me quejo también, no te creas; me requejo, pero a partir de una base de agradecimiento. No despotrico, soy un agradecido. Me quejo porque soy cómodo y por ahí: “¡Puta!, no tengo esto que me gustaría”.

—Venías de una muy buena temporada con Cabaret, algo de resto en lo económico debe haber quedado, eso es una tranquilidad también.

—Claro. No sé qué se hace si no tenés un restito, un backup. Supongo que la misma desesperación te va a ir diciendo qué hacer, o cocinás y vendés o hacés tutoriales. Estos momentos son una gran oportunidad que no va a volver a repetirse. Aprovechá para cuidar tu cuerpo, hacer cursos online, desde tango a tap, origami; algo que nunca hubieses hecho. Estudiar un idioma. Tenés tiempo y no tenés que, al otro día... Por eso te decía: ¡estás liviano!

—¿Vos estás aprovechando este tiempo con Miel?

—Sí, obvio. Lo que más hago es estar con Miel. Cuando se duerme, empezamos a hacer de todo: escribo, hacemos yoga, vamos al supermercado. Después, se levanta y se cortó el chorro. Estás tan ocupado todo el tiempo, tan entretenido, que el día se me pasa.

—Y ensayando para el 20, también.

—Ensayando para el 20. Es buenísimo, estoy chocho con eso porque es una nueva modalidad. Es un show donde te van a filmar y va a haber muchísima gente que te está viendo, y vos no tenés contacto con eso. Me gusta, de vez en cuando, no tener a la gente e imaginármela. Tener que moverme para las cámaras y pensar que son espectadores. Nunca lo hice. Al mismo tiempo, es como un video. ¡Me encanta!

—Cada uno tomando lo que tenga ganas de tomar, se prepara una linda noche.

—Una sugerencia: un gin tonic con una tabla de quesos y nada más. Si comés con cubiertos ya no te podés conectar. O una bruschetta con queso brie y tomate confitado, un poco de albahaca y un hongo salteadito con queso.

—Festejo esta forma de los artistas de reinventarse.

—Es así, y el público te lo agradece. Cambia el paradigma. Si surte efecto, después vas a ver un espectáculo de la san puta desde tu casa y no vas a tener que ir. Bueno, esperemos que tengas que ir al teatro. Pero habrá atajos.

Mirá la entrevista completa