Contaminación en Iquitos: Niños de Belén exponen en impactantes videos el daño ambiental del río Itaya

Las piezas audiovisuales, presentadas en un video foro del Museo Amazónico, muestran la realidad de más de 60 mil habitantes que conviven diariamente con un cauce saturado de desechos

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Composición: Infobae Perú
Composición: Infobae Perú

Los barrios ribereños de Belén, en la zona baja de Iquitos, volvieron a alzar la voz frente a un problema que llevan años enfrentando: la contaminación del río Itaya. Lo hicieron a través de un formato distinto y profundamente emocional. Niñas, niños y adolescentes de la comunidad presentaron dos minidocumentales en los que relatan, con sus propias palabras y desde su propia mirada, cómo la degradación del agua modifica su rutina, su salud y hasta la forma en que pueden jugar o desplazarse cada día.

Las producciones se estrenaron en un video foro que reunió a organizaciones culturales, colectivos comunitarios y familias que conviven a diario con los impactos de un río cada vez más cargado de residuos. En estos relatos audiovisuales, la niñez muestra cómo lo que antes era un espacio de vida y encuentro se ha transformado en un foco de riesgo.

Minidocumentales que exponen la voz de la niñez amazónica

Foto: Save The Children
Foto: Save The Children

El río Itaya, uno de los afluentes más representativos de la ciudad de Iquitos, se ha convertido en una preocupación constante para las familias de Belén. La presencia creciente de residuos sólidos y aguas contaminadas limita actividades tan básicas como bañarse, jugar o navegar hacia la escuela. Frente a esta realidad, un grupo de menores asumió el reto de contar lo que viven a diario a través de dos minidocumentales: “Voces del Itaya” y “La Voz de Nuestra Quebrada”.

Ambas piezas fueron presentadas en el video foro “Infancias Amazónicas: voces que cuidan”, un espacio organizado en el Museo Amazónico con el apoyo del Ministerio de Cultura, INFANT y Save the Children en Perú. Allí, las comunidades ribereñas compartieron sus testimonios y plantearon la necesidad de recuperar el río a través de soluciones sostenibles que garanticen un entorno más seguro para la niñez.

Las producciones son parte de un proceso de formación en incidencia pública, en el que niñas y niños aprendieron a identificar problemas ambientales, registrar evidencias y organizar narrativas orientadas a la acción colectiva. Con el acompañamiento de INFANT y Save the Children, participaron en talleres que los guiaron desde la investigación hasta la filmación, con el objetivo de reforzar su liderazgo en temas ambientales.

Esta propuesta se integra a la campaña global Generación Esperanza, que impulsa la participación infantil en la defensa del medioambiente. Adaptada a la realidad amazónica, la iniciativa prioriza la recuperación del servicio de recolección de residuos en zonas ribereñas y la protección del ecosistema del Itaya, un espacio vital para la vida comunitaria.

La contaminación del Itaya impacta la salud, el comercio y la vida diaria en Belén

Una explosión interrumpió la tarde
Una explosión interrumpió la tarde en el sector Bella Vista Nanay, en Punchana (Iquitos). (Composición: Infobae)

En la zona baja de Belén, conocida como Venecia, el deterioro del río Itaya viene generando cambios visibles en la salud y las actividades cotidianas de miles de familias. La acumulación constante de aguas servidas, desechos domésticos y residuos que caen directamente desde viviendas sin acceso a sistemas de desagüe ha convertido al río en un foco de riesgo sanitario. En épocas de creciente, cuando las aguas ingresan a las casas y calles elevadas sobre pilares, esta contaminación se expande y afecta especialmente a niños y adolescentes, quienes están más expuestos al contacto diario con el agua.

El problema también tiene un efecto directo en el comercio local. Belén funciona como un punto estratégico para el ingreso de productos agrícolas y ganaderos provenientes de zonas rurales de Maynas, pero el tránsito por el puerto se ha vuelto más difícil debido a la acumulación de basura en las riberas y la reducción de la biodiversidad acuática. Comerciantes y estibadores que utilizan el Itaya como vía de transporte señalan que la navegación es cada vez más complicada, pues el río presenta aguas oscuras, olores fuertes y un cauce saturado de residuos flotantes.

A ello se suma un escenario urbano marcado por el desorden y la ausencia de intervenciones públicas sostenidas. Las calles de Belén concentran ventas informales, animales sueltos, montículos de basura y un tránsito constante de vehículos y embarcaciones, sin que exista un plan estratégico para mejorar la gestión de residuos o la calidad del agua. Pese a los esfuerzos aislados de algunos vecinos que antes organizaban jornadas de limpieza, la contaminación sigue avanzando en un entorno donde las autoridades no han implementado acciones concretas que frenen el deterioro del Itaya.