Las exportaciones del complejo sojero argentino llegaron a su punto más alto en cinco campañas, de acuerdo con un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Entre noviembre y diciembre de 2024, los embarques acumulados de harina, aceite y porotos de soja se posicionaron un 80% por encima de los niveles registrados en el mismo periodo de 2023, consolidando el mejor desempeño desde la campaña 2018/19.
A pesar de este auge exportador, el panorama internacional impone desafíos significativos. Los precios de la soja y sus derivados en el mercado global han retrocedido a niveles preocupantes, impactando las cotizaciones locales. Según el mismo informe, factores como una oferta récord en Sudamérica, la incertidumbre en torno a políticas estadounidenses sobre biocombustibles y la dinámica especulativa en los mercados de futuros contribuyen a un escenario complejo para los productores y exportadores argentinos.
Crecimiento de volúmenes frente a desafíos
El informe de la BCR detalla que en noviembre se exportaron 2,4 millones de toneladas de harina de soja, 612.000 toneladas de aceite y 94.000 toneladas de poroto, cifras que representan un crecimiento significativo respecto al mismo mes de 2023. Este incremento refleja una recuperación en los volúmenes exportados tras varios años de dificultades. A pesar de la caída estacional típica de noviembre, las exportaciones de soja lograron mantenerse en línea con los promedios históricos del último quinquenio.
El crecimiento en las exportaciones se da en un contexto global marcado por una oferta creciente en los principales países productores. En Brasil, las proyecciones indican una cosecha récord de 171,5 millones de toneladas, mientras que Paraguay y Uruguay también experimentan mejoras significativas en sus rendimientos gracias a condiciones climáticas favorables.
Precios en retroceso: impacto en la rentabilidad local
En contraste con el aumento en los volúmenes exportados, los precios internacionales de la soja han sufrido una fuerte caída. En el mercado de Chicago, los futuros de soja tocaron mínimos desde agosto de 2020, con una pérdida del 4,3% en una sola semana. Este retroceso se tradujo en una reducción del 11% en los precios FOB de aceite de soja desde noviembre, mientras que la harina de soja cotiza actualmente en 322 de dólares por tonelada, el nivel más bajo desde 2020.
En el mercado local, las cotizaciones también reflejan esta tendencia. Los precios ofrecidos por soja en la pizarra Rosario descendieron a 280.000 de pesos por tonelada, el valor más bajo en términos reales desde enero de 2018. La caída en el poder de compra, ajustada por inflación, plantea serios desafíos para los productores, quienes enfrentan márgenes ajustados en un contexto de costos crecientes.
Resistencia del maíz y decisiones de comercialización
Mientras tanto, las cotizaciones locales del maíz han mostrado mayor resistencia frente a la presión bajista. Con precios que se mantienen cerca de 184.800 peso por tonelada y una fuerte demanda internacional impulsada por la producción de bioetanol en Estados Unidos, el maíz ha logrado sostener su competitividad. Sin embargo, las expectativas de una zafrinha brasileña robusta y la influencia de la brecha cambiaria en Argentina generan incertidumbre sobre los precios futuros.
Un aspecto relevante señalado por la BCR es el alto porcentaje de granos sin precio fijado. Hasta el 11 de diciembre, casi 5 millones de toneladas de soja y 4 millones de toneladas de maíz comprometidas en contratos comerciales aún no tienen un valor establecido. Esta situación, atribuida a la volatilidad cambiaria y las expectativas sobre posibles cambios regulatorios, podría sumar presión sobre los mercados en las próximas semanas, ya que gran parte de estas fijaciones deben concretarse antes de fin de año.
La dinámica del mercado agrícola argentino cierra el año con un balance mixto. Si bien las exportaciones del complejo sojero alcanzaron niveles históricos, el deterioro de los precios internacionales y la creciente incertidumbre comercial plantean desafíos para el futuro inmediato. En este contexto, el sector enfrenta un cierre de campaña marcado por decisiones estratégicas clave en un escenario de alta volatilidad.
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