Cuáles son las especies de ballenas que llegan a México cada invierno

El país tiene la responsabilidad de tomar las medidas necesarias para salvaguardar la integridad de su riqueza natural

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Aguas mexicanas se convierten en
Aguas mexicanas se convierten en el hogar de múltiples especies de ballenas que llegan año con año. Foto: (iStock)

Cada invierno, las costas mexicanas se convierten en uno de los santuarios naturales más importantes del planeta para diversas especies de ballenas que migran miles de kilómetros desde las frías aguas del Pacífico Norte hacia zonas más cálidas para reproducirse, parir y amamantar a sus crías.

México es reconocido internacionalmente por contar con hábitats ideales como la península de Baja California, el Golfo de California y diversas bahías y lagunas que ofrecen condiciones seguras para estos gigantes marinos.

La especie más emblemática que llega a México es la ballena gris, reconocida por su comportamiento sociable con las embarcaciones y su impresionante migración anual que supera los 15 mil kilómetros, una de las más largas del reino animal.

Estas ballenas pueden observarse desde mediados de diciembre y hasta mediados de abril, principalmente en las lagunas costeras de Baja California Sur: Ojo de Liebre, San Ignacio y Magdalena. En estas zonas, catalogadas como áreas naturales protegidas, las ballenas encuentran refugio para reproducirse lejos de depredadores y de tránsito marino intenso.

Otra especie frecuente es la ballena jorobada, conocida por sus espectaculares saltos y sus “cantos” utilizados durante el cortejo. Las jorobadas comienzan a llegar a México desde finales de noviembre y permanecen hasta marzo.

Año con año múltiples ballenas
Año con año múltiples ballenas llegan a aguas mexicanas para reproducirse. EFE/ Alejandro Zepeda

Se distribuyen principalmente en las costas de Baja California Sur, Nayarit, Jalisco, Colima y Guerrero. Destinos como Los Cabos, la Bahía de Banderas y las Islas Marietas son puntos privilegiados para su avistamiento.

En menor cantidad también llegan la ballena azul, el animal más grande del mundo, así como la ballena de aleta, la minke y el rorcual tropical. Estas especies suelen permanecer en aguas más profundas del Golfo de California, donde encuentran alimento y zonas tranquilas para sus desplazamientos.

Medidas para proteger a las ballenas

Con el creciente interés turístico por el avistamiento, México ha establecido regulaciones estrictas para garantizar la conservación de estas especies. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) emiten cada año lineamientos obligatorios para embarcaciones y prestadores turísticos.

En México se pueden ver
En México se pueden ver 8 de las 14 especies de ballenas que existen. (Foto: Sergio Martínez /Tomada de .dgcs.unam.mx)

Entre las medidas más importantes destacan:

• Distancia y límites de embarcaciones: Las lanchas deben mantener una distancia mínima establecida, que varía según la especie pero busca evitar accidentes y reducir el estrés en los animales. Solo un número limitado de embarcaciones puede acercarse a la vez.

• Velocidad controlada: Las embarcaciones deben navegar a baja velocidad para prevenir colisiones, una de las principales causas de mortalidad para las ballenas a nivel mundial.

• Prohibición de alimentarlas o tocarlas: Aunque algunas ballenas grises se acercan voluntariamente, los operadores no deben incentivar interacciones que alteren su comportamiento natural.

• Horarios y zonas restringidas: Cada santuario tiene horarios especiales y zonas señaladas para evitar interferir con áreas de crianza y descanso.

• Reporte de incidentes: Cualquier colisión, enmallamiento o comportamiento inusual debe ser informado a las autoridades ambientales para activar protocolos de respuesta.

México mantiene además campañas de sensibilización entre turistas y comunidades locales para promover un turismo responsable. La conservación de estos gigantes marinos depende de un equilibrio entre su protección y la derrama económica que genera su presencia.

Cada invierno, la llegada de las ballenas recuerda la riqueza natural del país y la responsabilidad de proteger uno de los espectáculos más extraordinarios de la naturaleza.