Qué tan peligrosa es la enfermedad que tendría Pedro Torres, ex de Lucía Méndez

El productor habría sido diagnosticado con una fuerte patología

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Éste es el estado de
Éste es el estado de salud de Lucía Méndez hoy 13 de abril tras hospitalización de emergencia por COVID-19 (Foto: RS)

Ante la noticia del diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) de Pedro Torres, la actriz y cantante Lucía Méndez se pronunció públicamente a través de sus redes sociales.

Méndez compartió en Instagram una fotografía junto a Torres y el hijo que tuvieron en común, acompañando la imagen con un mensaje que evocaba el valor de los recuerdos familiares.

Lucía Méndez rompe el silencio
Lucía Méndez rompe el silencio tras darse a conocer que su ex Pedro Torres padece una grave enfermedad incurable. (Instagram)

Pedro Torres, de 72 años, habría recibido el diagnóstico de ELA recientemente. TvNotas aseguró que el productor ya se encuentra reuniéndose con familiares y amigos cercanos, en respuesta al avance de la enfermedad, cuyo pronóstico es delicado y considerado irreversible.

El reportaje también detalla que Torres enfrenta problemas en el habla y ha comenzado a organizar encuentros con sus seres queridos para poder despedirse personal y afectivamente.

Reconocido por su notable trayectoria en el medio artístico mexicano, Pedro Torres ha destacado como productor de televisión y director de fotografía. Entre sus obras más relevantes figuran la realización de videoclips para intérpretes como , Amanda Miguel, Julio Iglesias y Mijares. Además, estuvo a cargo de la versión mexicana del programa Big Brother.

¿Qué es la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y qué tan riesgosa es?

Lucía Méndez y Pedro Torres.
Lucía Méndez y Pedro Torres. (Instagram)

La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente a las células nerviosas responsables del control de los músculos voluntarios, es decir, las motoneuronas. A medida que estas neuronas se dañan y mueren, el cerebro pierde la capacidad de iniciar y controlar los movimientos musculares, lo que conduce a una debilidad muscular creciente, dificultades para hablar, tragar y, en etapas avanzadas, para respirar.

La ELA suele manifestarse inicialmente con signos como calambres, fasciculaciones (pequeños temblores musculares) y debilidad localizada en brazos o piernas. Con el paso del tiempo, los síntomas se expanden hacia otros grupos musculares, culminando en una parálisis progresiva. Sin embargo, la función cognitiva y los sentidos suelen mantenerse intactos, lo que significa que los pacientes conservan la capacidad de pensar, sentir y percibir el entorno durante el desarrollo de la enfermedad.

La peligrosidad de la ELA radica en que es una afección incurable y de rápida evolución en la mayoría de los casos. La expectativa de vida tras el diagnóstico generalmente se sitúa entre dos y cinco años, aunque existen excepciones prolongadas. Actualmente, no existe un tratamiento que detenga o revierta el daño neuronal, aunque ciertos fármacos pueden ralentizar levemente el avance y mejorar la calidad de vida del paciente. El desenlace habitual ocurre por fallo respiratorio asociado a la debilidad muscular progresiva.