
A lo largo del litoral del Pacífico mexicano, los tsunamis representan un riesgo latente aunque poco frecuente (de menor riesgo aún en el Caribe y en el Golfo de México). Comprender la relación entre estos fenómenos y los sismos es esencial para distinguir las causas y consecuencias de ambos fenómenos, así como para saber cómo prepararse ante ellos.
De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional, un sismo “es un rompimiento repentino de las rocas en el interior de la Tierra. Esta liberación repentina de energía se propaga en forma de ondas que provocan el movimiento del terreno.”
Según el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), México registra entre 50 y 60 eventos sísmicos diarios en promedio, particularmente en la zona del Pacífico. Los sismos son parte de la vida cotidiana en el país y pueden ocasionar desde leves sacudidas hasta daños estructurales considerables.

Por otra parte, un tsunami –o maremoto– es una serie de olas de gran tamaño generadas principalmente cuando ocurre un sismo de gran magnitud en zonas costeras o en el fondo del océano. Es importante diferenciar que no todos los terremotos los provocan.
Mientras un terremoto puede causar daños directos como derrumbes y rompimiento de estructuras, generalmente los que suceden en el lecho marino y liberan energía considerable tienen el potencial de generar tsunamis. Cuando esto sucede, el agua desplazada produce una secuencia de olas que, al llegar a tierra, pueden provocar la pérdida de vidas humanas y devastación material.
La costa del océano Pacífico ha registrado más de 60 tsunamis en los últimos 288 años, cifra confirmada por el Centro de Alerta de Tsunamis (CAT) de la Secretaría de Marina.
Para quienes viven o se encuentran cerca de la costa –a menos de un kilómetro o aproximadamente diez calles– es fundamental conocer la diferencia entre un sismo y un tsunami, así como los riesgos asociados a cada fenómeno y las medidas para estar preparado.

En cuanto a las acciones recomendadas, CENAPRED aconsejó, antes de un sismo o tsunami, identificar rutas de evacuación, participar en simulacros, contar con un plan familiar y mantener a la mano radio, documentos y un botiquín de emergencias. Durante un sismo, la prioridad es resguardarse en zonas seguras y alejarse de lugares con riesgo de caída de objetos.
En caso de tsunami, el organismo resaltó: “Cuando veas bajar el nivel del mar bruscamente, aléjate de inmediato”. Es necesario buscar refugio en zonas altas, a más de 15 metros (49,2 pies) sobre el nivel del mar o, en su defecto, avanzar al menos un kilómetro tierra adentro.
Lo más seguro es no volver a la zona costera hasta que las autoridades lo indiquen y no esperar a ver la llegada del tsunami a tierra, pues, afirma el CENAPRED, “podría ser lo último que veas”.
CENAPRED reiteró que la mejor manera de protegerse ante sismos o tsunamis es estar siempre informado a través de medios oficiales y evitar la difusión de rumores, recordando que “las autoridades y los servicios de alerta de tsunamis no emiten alarmas falsas”.
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