El Pueblo Mágico muy cercano a CDMX donde se pueden probar los mejores pastes de todo el país

Los Pueblos Mágicos de México son destinos que destacan por su riqueza cultural, histórica y natural. Estas localidades, reconocidas por la Secretaría de Turismo, conservan tradiciones, leyendas y una arquitectura distintiva que invita a los visitantes a descubrir facetas únicas de la identidad mexicana.

Cada uno de los Pueblos Mágicos ofrece experiencias auténticas, que van desde festivales tradicionales hasta la degustación de platillos emblemáticos. Estos sitios no solo son importantes para el turismo, sino también para preservar las costumbres y el patrimonio de las comunidades.

Cerca de la Ciudad de México, diversas localidades de este programa permiten a los visitantes escaparse de la rutina urbana y conectar con la herencia mexicana. Uno de los destinos más atractivos para disfrutar de este concepto es Real del Monte, un pueblo con una fuerte influencia minera y el sabor distintivo de los pastes, una de las delicias más representativas de la región.

A solo 90 minutos de la capital mexicana, Real del Monte, también conocido como Mineral del Monte, es famoso por su historia minera y su gastronomía.

El Pueblo Mágico de Real del Monte, ubicado en el corazón del estado de Hidalgo, México, se ha consolidado como un destino imprescindible para los mexicanos

Este pintoresco rincón, conocido formalmente como Mineral del Monte, se distingue por su pasado minero, su arquitectura pintoresca y, sobre todo, por ser el lugar donde se elaboran los mejores pastes del país.

La historia de Real del Monte se remonta a mediados del siglo XVI, cuando en 1552 se descubrieron las primeras vetas de mineral en la región. Este hallazgo marcó el inicio de una intensa actividad minera que transformó el paisaje y la vida de sus habitantes durante siglos.

El oro y la plata extraídos de sus profundidades atrajeron a inversionistas y trabajadores de diversas nacionalidades, entre ellos españoles, ingleses, mexicanos y norteamericanos.

Las minas, que en su momento fueron el motor económico de Real del Monte, han sido reconvertidas en museos históricos que permiten a los visitantes adentrarse en el pasado. Uno de los puntos más emblemáticos es la Mina de Acosta, un complejo que conserva su bodega, el socavón, el cuarto de máquinas y la casa del superintendente.

Otro de los lugares imprescindibles para quienes llegan a Real del Monte es el Museo de la Mina de la Dificultad. Este museo, instalado en una antigua mina, alberga una colección de herramientas, maquinaria y documentos que ilustran la evolución de la minería en la zona.

La influencia británica en Real del Monte se manifiesta no solo en la arquitectura y las costumbres, sino también en la gastronomía. Los pastes, una especie de empanada rellena, se han convertido en el símbolo culinario del lugar. Introducidos por los mineros ingleses que llegaron en el siglo XIX, los pastes se adaptaron a los ingredientes y gustos locales, dando origen a una tradición que perdura hasta nuestros días. Probar pastes en Real del Monte es una experiencia obligada para cualquier visitante, ya que en este pueblo se preparan con recetas transmitidas de generación en generación, utilizando técnicas artesanales y una variedad de rellenos que van desde la tradicional papa con carne hasta opciones dulces y vegetarianas.

El recorrido por Real del Monte no estaría completo sin una visita al Panteón Inglés, un cementerio que refleja la presencia y el legado de la comunidad británica en la región.