Javier Bátiz y Jim Morrison, así surgió la amistad entre el mexicano y el mítico líder de The Doors

Javier Bátiz fue más que un pionero del rock en México. Su inigualable talento y su afable personalidad lo volvieron un embajador del género musical que llegó a codearse con historias de talla internacional, como el poeta y cantante Jim Morrison.

En 1969, México recibió una visita histórica que marcó la escena musical: The Doors, una de las bandas más emblemáticas del rock psicodélico, ofreció una serie de conciertos en el Forum de Insurgentes Sur. Este recinto, propiedad de los Hermanos Castro, reunía a un público selecto en un ambiente descrito como burgués.

Sin embargo, la verdadera conexión del vocalista Jim Morrison con el país no surgió en los escenarios, sino en los rincones bohemios de la Ciudad de México, donde se encontró con un viejo amigo: Javier Bátiz, el precursor del rock mexicano, quien murió el 14 de diciembre a la edad de 80 años.

La relación entre Morrison y Bátiz comenzó años antes, en 1967, en el legendario foro Whisky a Go Go en Los Ángeles. Según el guitarrista tijuanense, su conexión fue instantánea y trascendió la música. Dos años después, volvieron a coincidir en la Ciudad de México, cuando Morrison buscaba explorar la escena local tras sus presentaciones.

Uno de los puntos de encuentro fue Terraza Casino, ubicado también en Insurgentes Sur. Ahí, Morrison, acompañado del periodista Víctor Manuel Alatorre, preguntó específicamente por Bátiz, quien no dudó en recibirlo. “Estuvimos las siguientes cuatro noches juntos. Me da mucha risa porque cuando me hablaba Jim, que siempre estaba borrachito, nunca le entendí nada que me dijo”, relató el músico tiempo atrás para Milenio.

Además de compartir veladas en bares, Morrison exploró la cultura mexicana junto a Bátiz y otros acompañantes. Según relatos, visitaron sitios emblemáticos como las pirámides de Teotihuacán, la Plaza Garibaldi y el Mercado de La Lagunilla. Existen versiones que aseguran que estas experiencias fueron patrocinadas por el hijo del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, aunque nunca se confirmó oficialmente.

Para Javier Bátiz, la conexión con Morrison fue especial, aunque efímera. “Fui uno de los afortunados a los que Jim, en su corta vida, les agarró cariño. Hubo mucho abrazo, mucho beso. Fuimos amigos el tiempo que duramos”, compartió el guitarrista.

La visita de The Doors y la amistad entre Morrison y Bátiz dejaron un legado en la historia del rock mexicano, recordando que las fronteras se desvanecen cuando la música conecta almas afines.

La muerte de Javier Bátiz significa la conclusión de un capítulo relevante en la historia del rock en México. Su esposa, Claudia Madrid, confirmó la noticia con un mensaje lleno de amor en redes sociales:

Bátiz fue maestro de grandes músicos, entre ellos Carlos Santana, quien siempre reconoció su influencia. En una entrevista, Santana afirmó: “Javier me enseñó el alma del blues y la pasión por la música”.

Enfrentando problemas de salud desde hace meses a causa del cáncer, el músico tijuanense sufrió una neumonía en marzo que agravó su condición. A pesar de ello, lanzó en mayo su último disco, un homenaje a las canciones que definieron su carrera, con versiones de clásicos como ”En el Último Trago” y ”Flor de Capomo”.

Nacido el 3 de junio de 1944 en Tijuana, Bátiz inició su carrera a los 13 años con Los TJ’s. Su fusión del blues y el R&B con elementos mexicanos dejó una huella imborrable en la música nacional, influenciando a generaciones de artistas.

El legado de Javier Bátiz trasciende su partida, recordando al guitarrista que hizo del rock una bandera cultural en México.