España cuenta con un patrimonio que asombra a cualquier viajero interesado en la historia y la arquitectura. Uno de sus grandes atractivos son los antiguos palacios, una vez morada de la nobleza, pero se han adaptado a los tiempos modernos sin perder su esencia. Muchos de estos edificios, convertidos hoy en auténticos Paradores, brindan la oportunidad de pernoctar entre muros centenarios y respirar el ambiente que rodeó a reyes, duques, literatos y personajes históricos. Muchos de estos hoteles se encuentran en imponentes castillos o antiguos palacios, como sucede en Lerma.
El Palacio Ducal preside desde lo alto la localidad, dominando las vistas del entorno y sirviendo como referencia visual indiscutible de la zona. De este modo, se alza como una joya que corona la villa burgalesa y una de las paradas más fascinantes para quienes desean revivir el esplendor del Siglo de Oro español.
Historia y arquitectura de un palacio con linaje

El Parador de Lerma tiene sus raíces en el emblemático Palacio Ducal, erigido en el siglo XVII a instancias del poderoso duque de Lerma. Su presencia domina la monumental Plaza Mayor, una de las más extensas de la provincia, con cerca de 7.000 metros cuadrados. Durante su construcción, el arquitecto Francisco Mora supo aprovechar el solar del antiguo castillo del siglo XV para crear un espacio destinado a alojar a la corte de Felipe III, invitado habitual del duque.
Con una configuración que recuerda a los clásicos palacios castellanos, este edificio cuenta con un majestuoso patio central circundado por galerías columnadas, un claustro que invita al recogimiento y una fachada de piedra, elegante y sobria, jalonada por más de 200 balcones de hierro y rematada por cuatro torres coronadas con tejados de pizarra. Estas características le confieren una silueta inconfundible, dotada de dignidad y solidez.
Pero no solo su arquitectura hace increíble este palacio, pues entre sus muros se vivieron episodios cruciales para la historia de España. Este espacio fue escenario de bodas reales, hospedaje de miembros destacados de la nobleza y testigo de diversos eventos vinculados al desarrollo político y cultural del país. Uno de los capítulos más notables llegó durante la Guerra de la Independencia, cuando Napoleón Bonaparte se alojó en sus estancias. La impronta cultural se magnifica con la relación del palacio con la literatura: en el patio interior, el propio Lope de Vega estrenaba algunas de sus obras hace quinientos años.
Un alojamiento de lujo inspirado por el pasado

Convertido en uno de los hoteles más especiales de Castilla y León, el Parador combina el estilo clásico del XVII con detalles de diseño moderno. Sus habitaciones han sido equipadas con toda clase de comodidades, asegurando una estancia que satisface tanto a los amantes de la historia como a los viajeros que buscan relax y sofisticación. La experiencia se completa con una oferta gastronómica centrada en la tradición castellana.
El restaurante Mayorazgo, ubicado dentro del Parador, ofrece especialidades como el cordero lechal asado y la famosa morcilla de Burgos, productos que representan la esencia culinaria de la provincia. Como complemento, la “Bodeguita de Lerma” propone un menú más informal, manteniendo siempre la calidad y autenticidad mediante ingredientes emblemáticos del área. Platos como el “asado de lechazo churro IGP”, el cochinillo tradicional, o el lomo de bacalao ajo arriero, junto con elaboraciones de pastelería artesanal, llevan los sabores locales hasta su máxima expresión.
Un paseo por la monumental Lerma

Alojarse en el Parador de Lerma facilita a los viajeros la exploración de la villa, cuyo trazado invita a perderse por calles empedradas que conducen a templos y conventos de gran relevancia. El propio duque de Lerma promovió la construcción de una extraordinaria red de monasterios y edificios religiosos, dotando a la localidad de un perfil monumental inusual. Entre las visitas imprescindibles figura la Colegiata de San Pedro, un conjunto de gran envergadura construido en el siglo XVII, famoso por sus dos órganos de época.
Además, sobresalen el convento de San Blas (Dominicas), el convento de la Ascensión, el de la Madre de Dios, el de Santa Teresa (que acoge, además de la parroquia, la oficina de turismo y el Ayuntamiento) y el de Santo Domingo. Pero esto no es todo, pues la posición estratégica de Lerma permite, además, descubrir otros pueblos monumentales del Valle del Arlanza. Lugares como Covarrubias, Santo Domingo de Silos y Salas de los Infantes se encuentran a poca distancia y comparten la riqueza patrimonial y la oferta cultural de la comarca.
Cómo llegar
Desde Burgos, el viaje hasta Lerma es de alrededor de 25 minutos por la carretera A-1. Por su parte, desde Valladolid el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 15 minutos.
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