Adiós a Robe Iniesta, un hombre “libre y sin cadenas” que se convirtió en leyenda del rock español

Líder de Extremoduro, el cantante fue durante tres décadas cuerpo y alma de una banda que rompió moldes por su creatividad y rebeldía

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El cantante Robe Iniesta durante
El cantante Robe Iniesta durante una rueda de prensa por el lanzamiento de su nuevo disco. (A. Pérez Meca/Europa Press)

La música española perdió este miércoles a una de sus voces más emblemáticas. Robe Iniesta, fundador y líder de Extremoduro, falleció en Plasencia a los 63 años tras una vida dedicada a transformar el rock y la poesía en himnos generacionales. Su obra, caracterizada por un lenguaje crudo y lírico, influyó en varias generaciones de músicos y oyentes desde finales de los años ochenta.

Roberto Iniesta Ojea, conocido popularmente como Robe, nació en Plasencia, Extremadura, el 16 de mayo de 1962. Desde pequeño mostró interés por la literatura y la rebeldía, dos elementos que definieron su carrera musical. Su temprana afición por la poesía se trasladó más tarde a las letras de sus canciones, en las que exploró el amor, la libertad y el desencanto social. En 1987, después de un breve paso por la banda Dosis Letal, fundó Extremoduro y comenzó una trayectoria que marcó época.

A lo largo de más de tres décadas, la carrera de Iniesta estuvo marcada por la búsqueda constante de libertad creativa y el rechazo a cualquier encasillamiento. Su historia en la música comienza en un contexto en el que el rock urbano servía como vía de escape y de denuncia para una juventud frustrada por sus condiciones materiales y sociales. Ese entorno periférico alimentó el imaginario de Robe, quien decidió formar Extremoduro en 1987 junto a amigos con los que compartía tanto precariedad como inquietud artística.

Extremoduro comenzó en los años
Extremoduro comenzó en los años 80 en Extremadura de la mano de Iniesta

Siguiendo los pasos de un mito

La irrupción de Extremoduro cambió las reglas del rock nacional. Desde el primer disco, Rock Transgresivo (1989), la banda se presentó como un colectivo autónomo que desbordó los márgenes de la industria para reunir seguidores a través del boca a boca, actuaciones desbordantes y letras cargadas de poesía urbana. Con un discurso sin concesiones, Robe Iniesta consiguió—como rara vez ocurrió en el circuito—conciliar el éxito comercial con una actitud radical e independiente.

Entre los momentos determinantes de esa trayectoria, destaca la publicación de Agila en 1996, considerado por crítica y público uno de los discos más influyentes de la música española contemporánea. El tema So payaso se convirtió en un himno inmediato, al igual que otras composiciones con versos incisivos y estructuras musicales inéditas en la escena local. Según subraya El País, la explosión de Agila marcó el salto definitivo de Extremoduro a los grandes recintos y a una popularidad que nunca afectó su autoexigencia artística.

En los años siguientes, Robe Iniesta amplió su paleta creativa sin abandonar la reivindicación de libertad, como se puede rastrear en álbumes como Yo, minoría absoluta (2002) y La ley innata (2008). Este último, una suite conceptual articulada como obra poética, representó un giro hacia estructuras complejas y arreglos ambiciosos, con textos filosóficos que abordaban la condición humana desde nuevas posiciones. Durante esa etapa, confesó en varios medios que el éxito no modificó su manera de crear: “No controlo lo que escribo. Es como si vomitara y luego mirase a ver qué hay ahí” contaría en El País.

09/09/2014 Extremoduro en Zaragoza 2014
CULTURA
ERNESTO
09/09/2014 Extremoduro en Zaragoza 2014 CULTURA ERNESTO PASCUAL

Nuevas fronteras, un parón y un adiós

Extremoduro frenó su actividad tras la gira de 2014, pero la inquietud de Iniesta continuó. Así nacieron proyectos personales como Lo que aletea en nuestras cabezas (2015), Destrozares, canciones para el final de los tiempos (2016) y Mayéutica (2021), en los que la crudeza lírica se combinó con paisajes musicales nuevos: folk, flamenco o rock progresivo. La recepción, tanto de la crítica como de los seguidores, confirmó la vigencia de la propuesta. Entre tanto, canciones como La vereda de la puerta de atrás y Si te vas... sumaron decenas de millones de reproducciones en plataformas y se consolidaron como esenciales del repertorio popular.

A lo largo de su carrera, Robe Iniesta fue protagonista de momentos mediáticos de importancia. La cancelación de la última gira de Extremoduro, que debía haberse celebrado en 2020, generó reacciones en toda España. La decisión, motivada primero por la pandemia de COVID-19 y más tarde por motivos personales, supuso un cierre inesperado para miles de fanáticos. Si bien el propio Iniesta se alejó de los focos, cada anuncio de nuevos conciertos o publicaciones solistas concitó la atención de medios culturales y de masas en el país. Las letras de Iniesta abordan temas universales desde un prisma personal. Reflejan un mundo interior marcado por la rebeldía, la vulnerabilidad, el amor y la marginalidad. Su frase “No soy la flor que esperas, soy el tallo que se retuerce”, rescatada en compilaciones de sus mejores versos El Rincón de Wally, ejemplifica su manera de habitar el lenguaje y de desafiar todo encasillamiento.

En el reconocimiento institucional, el Ayuntamiento de Plasencia inició el proceso para declararlo Hijo Predilecto en septiembre de 2025. En palabras de los promotores, la distinción responde al “impacto social, cultural y artístico de su trayectoria”. La muerte de Robe Iniesta cierra una era del rock español en la que la indisciplina, la honestidad y la imaginación poética transformaron los códigos de la música popular. Su legado permanece no solo en los discos, sino también en el imaginario colectivo de varias generaciones y en una actitud vital resumida en otra de sus frases: “Quiero ser libre, vivir mi vida sin cadenas”.