La Policía Nacional, en colaboración con EUROPOL, ha desarticulado una de las mayores redes criminales asentadas en España especializadas en el tráfico ilícito de migrantes sirios y argelinos, que llegó a introducir más de mil personas en el país, 750 de Siria y 250 de Argelia. En total hay 21 personas detenidas, trece de ellas en Madrid, cinco en Almería, una en Guipúzcoa, una en Málaga y otra en Murcia. Entre los detenidos se encuentran seis 'cabecillas' de la organización que, según un informe del cuerpo policial, han ingresado en prisión provisional. Los responsables del tráfico de migrantes, una vez les introducían, facilitaban su permanencia en España y el tránsito a otros países europeos a cambio de cantidades que podían alcanzar los 20.000 euros, lo que les habría reportado unos beneficios de más de 1.500.000 de euros. También se han realizado cinco registros domiciliarios y cuatro inspecciones a establecimientos hoteleros en las provincias de Madrid, Almería, Guadalajara, Murcia, Málaga y Guipúzcoa, en los que se han incautado 8.950 euros, 1.381 dólares estadounidenses, 36.000 dinares argelinos, tres vehículos y diverso material tecnológico. Además, se ha decretado el bloqueo cautelar y embargo preventivo de 25 cuentas bancarias. POSEÍAN UNA RED EN ESPAÑA Y OTRA EN ARGELIA La organización, de carácter internacional, contaba con una red en España y otra en Argelia. La rama española estaba formada por dos grupos diferentes que tenían una gran cohesión y una clara delimitación de tareas. El grupo principal, asentado en Madrid, era responsable de todas las actividades de la red, en coordinación con la célula matriz afincada en Orán (Argelia). El otro grupo, ubicado en Almería, se encargaba de recibir a los migrantes que llegaban a las costas almerienses y murcianas en patera y trasladarlos a Madrid. Los migrantes llegaban a las costas españolas generalmente de noche en zonas de difícil acceso alejadas de núcleos urbanos y eran rápidamente trasladados a Madrid, donde poseían una amplia red de pisos para alojarlos en condiciones de insalubridad y hacinamiento. Cuando consideraban que en esos inmuebles ya no se podían instalar más migrantes, los traficantes hacían uso de algunos establecimientos hoteleros que controlaban y que permitían el ocultamiento de hasta 30 personas al mismo tiempo. La matriz argelina por su parte, era la encargada de organizar y lanzar "embarcaciones rápidas de fibra" con migrantes sirios y argelinos, desde las costas de Orán y Mostaganem (Argelia), con destino a España. Las travesías marítimas se realizaban con grave riesgo para la vida de los migrantes, en unas embarcaciones sobreocupadas carentes de cualquier elemento de seguridad, sin chalecos salvavidas o arnés de seguridad, cargadas de bidones de combustible y en las que no había agua ni comida. UNA RUTA "PROFESIONAL" PARA LLEGAR A EUROPA La organización trasladaba a los migrantes de forma "especializada y profesionalizada", ha indicado la Policía. Ofrecía la posibilidad de abandonar España por vía aérea, facilitándoles pasaportes y billetes necesarios, o por tierra utilizando vehículos propios o alquilados a nombre de otros. Además, utilizaba una ruta especialmente diseñada para no ser interceptados. Marcaban un itinerario concreto y un horario especifico para cruzar las fronteras interiores sin ser detectados por las autoridades policiales y, para aumentar los beneficios del entramado, vendían la información a otras organizaciones que se dedicaban a actividades delictivas similares. Para llegar al punto desde el que los migrantes sirios tomarían rumbo a España, estos discurrían por Asia y África para finalmente llegar a Europa. Comenzaban cruzando la frontera terrestre de Siria para llegar al aeropuerto de Beirut en Líbano y así trasladarse en avión hasta Egipto. A continuación la organización facilitaba el cruce de las fronteras terrestres de Libia y Túnez hasta llegar a Argelia, donde se alojaban hasta partir a España. Se calcula que cada migrante podría haber pagado hasta 20.000 euros por los traslados que debían ir pagando en cada etapa, usando un sistema financiero fuera de los cauces legales denominado 'hawala'. Además, para garantizar los cobros de dinero, la organización usaba cámaras espía y micrófonos ocultos.