El economista Partha Dasgupta, premio Fronteras de Conocimiento de la Fundación BBVA

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Madrid, 28 feb (EFE).- El economista Partha Dasgupta, de la Universidad de Cambridge, ha sido galardonado con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas por sentar las bases de la economía medioambiental al realizar trabajos pioneros “en la interacción entre la vida económica y el entorno natural, incluida la biodiversidad”.

En un comunicado de la Fundación BBVA se señala que Dasgupta inició sus investigaciones en la década de los años setenta del siglo XX y construyeron “una base para analizar cómo las sociedades que tienen una cantidad fija de recursos no renovables deben repartir esos recursos a lo largo del tiempo e invertir en tecnologías alternativas” para facilitar la conservación de los mismos.

El jurado ha considerado que Dasgupta sentó las bases “para definir y medir el desarrollo sostenible”, recogiendo como una variable determinante “el valor social de la naturaleza".

A diferencia de las medidas de bienestar basadas en los flujos como el Producto Interior Bruto (PIB), Dasgupta propuso medir el desarrollo sostenible como el cambio en el valor contable de la riqueza total, incluyendo en ese indicador el capital natural, destacan los miembros del jurado.

“Estas ideas –concluye el acta– han aportado un marco para la contabilidad verde que ahora está ampliamente aceptado para medir el desarrollo sostenible”.

Desde la Fundación sostienen que todas esas nociones que Dasgupta ha desarrollado a lo largo de más de cuatro décadas de investigación tienen implicaciones en el sistema de precios, las políticas económicas y regulatorias o la medición del bienestar y la riqueza, aspecto en el que él ha hecho especial hincapié.

Su propuesta es que los indicadores tradicionales como el PIB no son capaces de dar una medida real del valor que tiene una economía, porque son indicadores de flujos, es decir, miden los bienes producidos o servicios prestados en esa economía en un periodo de tiempo determinado (en el caso del PIB, la convención lo fija en un año).

“El problema con un flujo es que no te dice nada sobre lo que puede pasar mañana –según el economista indio nacionalizado británico–. Para eso se necesitan stocks”.

Dasgupta plantea realizar esas mediciones de riqueza y bienestar tomando en consideración la evolución de la acumulación del capital, las variaciones que presenta a lo largo del tiempo, en todos sus bienes y servicios: “Del mismo modo que las empresas tienen balances, además de la contabilidad de pérdidas y ganancias, deberíamos tener balances que incluyeran la evolución de la naturaleza, del capital natural, no sólo las fábricas, las personas formadas, las máquinas, etc., que ya figuran en las estadísticas nacionales, sino también la naturaleza”.

La segunda razón que esgrime Dasgupta para desechar el PIB como un indicador válido es que no incluye la depreciación del capital (al ser Producto Interior Bruto, bruto significa que la depreciación no se resta), lo que significa que se podrían estar dando (y de hecho es muy probable que eso esté ocurriendo actualmente) altas tasas de crecimiento del PIB mientras en realidad se está degradando la naturaleza.

Sostiene que “eso es muy peligroso porque puedes encontrar dificultades, como ahora con el cambio climático que es un problema, pero el PIB no lo refleja porque la concentración de carbono no forma parte del cálculo de ese indicador".

Por lo tanto, añade, "en las mediciones sobre la riqueza se debe incluir la naturaleza como parte de esa riqueza, es decir, los ecosistemas que se están utilizando. Así que el desarrollo sostenible debería significar idealmente que esta noción inclusiva de riqueza aumenta con el tiempo, no disminuye. Eso es el desarrollo sostenible”.

Para Lucrezia Reichlin, catedrática de Economía en la London Business School y miembro del jurado, la clave del enfoque de Dasgupta reside en dos cuestiones que él defiende: la primera es “que lo importante para medir correctamente el desarrollo sostenible es la riqueza a lo largo del tiempo, y no en un momento puntual como muestran los indicadores de flujos como el PIB”.

La segunda, señala a continuación, se basa en que "esa medición de la riqueza debe incorporar el valor de los recursos naturales, pero no medidos por precios de mercado, ya que éstos tienen externalidades que los infravaloran, sino a través del valor social del capital natural”. EFE

lul/pss

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