Entre suricatos y castores: la monogamia en los seres humanos está más cerca de estos mamíferos que de los primates

El estudio de la Universidad de Cambridge revela que el 66 % de los hermanos humanos son hermanos completos, una cifra muy superior al 8,6 % registrado en otras especies de apareamiento no exclusivo

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Una pareja de suricatos (Freepik)
Una pareja de suricatos (Freepik)

Un estudio de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) ha revelado que los humanos estamos más cerca de los suricatos y los castores a niveles de monogamia que de otros primates. Esta clasificación sitúa a los humanos en una tasa general del 66 % de hermanos completos, lo que nos ubica en el séptimo lugar de las once especies del estudio consideradas socialmente de apareamiento exclusivo y que prefieren vínculos de pareja a largo plazo.

La investigación ha sido publicada en la revista Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences y compara datos de más de 100 sociedades humanas con información genética de 34 especies de mamíferos. El análisis se basa en la proporción de hermanos completos (que comparten ambos padres) frente a medios hermanos (que comparten solo uno de los progenitores).

Los resultados muestran que, en promedio, el 66 % de los hermanos humanos son hermanos completos, una cifra muy cercana al promedio del 70,6 % observado en mamíferos socialmente monógamos y muy superior al 8,6 % registrado en especies no monógamas. Según el doctor Mark Dyble del Departamento de Arqueología de Cambridge, “la frecuencia general de hermanos completos es coherente con la caracterización de la monogamia como el sistema de apareamiento modal en los humanos”.

El trabajo de Dyble se distingue por comparar directamente la composición de hermanos en humanos y otros mamíferos, en lugar de inferir sistemas de apareamiento a partir de normas matrimoniales o características físicas. Esta aproximación permite observar el resultado real de los patrones reproductivos, más allá de las reglas culturales o las excepciones individuales. El estudio incluyó tanto datos arqueológicos, obtenidos mediante análisis de ADN antiguo en yacimientos de Europa y Asia, como registros etnográficos de sociedades preindustriales de todo el mundo.

La diversidad cultural en las prácticas matrimoniales humanas es amplia. Aunque la poliginia (un hombre con varias esposas) está permitida en aproximadamente el 85 % de las sociedades preindustriales analizadas, la mayoría de los matrimonios en esas mismas sociedades siguen siendo monógamos. Además, el estudio reconoce la existencia de otros sistemas, como la monogamia en serie, la poliandria (una mujer con varios esposos) y la reproducción fuera de la pareja, aunque esta última representa menos del 5 % de los nacimientos en la mayoría de los casos documentados.

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El ser humano, “una especie claramente monógama”

El estudio también destaca que la mayoría de los medios hermanos en humanos son paternos, lo que refleja una mayor variabilidad en la reproducción masculina que en la femenina. Esto coincide con la mayor frecuencia de la poliginia frente a la poliandria en las sociedades humanas. Aunque los datos etnográficos pueden verse afectados por errores en la atribución de la paternidad, la consistencia entre los registros genéticos y genealógicos sugiere que el efecto es limitado.

La investigación de Dyble contribuye a debates sobre la evolución de la cooperación y la estructura social humana. La alta proporción de hermanos completos favorece la aparición de comportamientos altruistas y la formación de redes extensas de parentesco, elementos clave en el desarrollo de sociedades complejas. Como señala el autor, “los patrones de apareamiento humano producen distribuciones de hermanos que se agrupan claramente con especies socialmente monógamas”.

*Con información de Europa Press