Treinta personas del mismo pueblo comparten un solo coche: las llaves del Citroën ZX están en el bar

Los pueblerinos de Pont-de-Barret comparten un Citroën ZX para combatir la falta de servicios básicos

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Una idea de un pueblo
Una idea de un pueblo de Francia para combatir contra la falta de servicios (Montaje Infobae)

Desde hace años una treintena de personas comparten un coche Citroën ZX en la localidad francesa de Pont-de-Barret, un pueblo de Drôme ubicada en el suroeste de Francia. Los pueblerinos consiguen llevar a cabo la iniciativa que ayuda a ahorrar costes y cuidar el planeta siempre que se organicen adecuadamente.

Para conseguir llevarlo a cabo, una organización clara es importante. Las llaves, por ejemplo, están en el bar del pueblo, abierto todos los días de 7:00 a 22:00 y las guarda cuidadosamente la dueña del bar en el mostrador.

Xavier Charles y Adrien Zask fueron los líderes de la iniciativa cuando el primero convenció al segundo para que le prestara un vehículo sin usar. Posteriormente, matriculó el coche con su nombre y pagó el seguro y cada conductor contribuye al mantenimiento y reparaciones del coche. El proyecto colectivo se ha convertido en un símbolo de la comunidad.

La organización es clave para su uso compartido

Xavier observó que “casi todas las familias tienen dos coches, o incluso más, y nos dimos cuenta de que era mucho equipo que a menudo se quedaba parado delante de las casas toda la semana o incluso más“. Es por ello que maquinó la idea en su cabeza y la llevó para adelante.

La organización de los gastos reside en un cuaderno donde cada residente que utiliza el vehículo debe apuntar la distancia y el kilometraje hecho así como el recibo de la gasolina en caso de que se haya repostado. “El coche cuesta 25 centavos por kilómetro”, dijo Xavier.

A su vez explica que condujo tantos kilómetros que le costó mucho dinero: “Cuando le echo un poco de gasolina, es como un adelanto de mi cuenta, y no voy más allá”, concluye. Los residentes crearon un grupo a través de Telegram, una aplicación de mensajería, para coordinar el uso.

El coche hace 10.000 kilómetros al año y no tiene tiempo de enfriarse. A las 17:00, Xavier le entrega el vehículo a Jules para hacer unos recados, que antes tenía que reservar a través de la aplicación.

“Hay gente con la que somos amigos y con la que compartimos el coche y hay gente que quizás conocemos menos o con la que no hemos entablado una amistad especial, y esto nos permite quedar”, dice Xavi en referencia a que el coche sirve como un nexo socializador entre los residentes del pueblo que se conocen menos entre sí.

Solo tienen un autobús

Este pueblo se asemeja a cualquiera de la España Vaciada: zonas rurales en las que los servicios básicos ofrecidos son los mínimos. El coche ofrece ir al trabajo, al taller o la ciudad. La propuesta responde a una escasez de los servicios públicos de traslado.

Muchas empresas descubren, tras fuertes inversiones en formación y dinámicas de grupo, que la energía inicial de la iniciativa se diluye antes de transformarse en innovaciones concretas.

La idea ha conseguido expandirse y también se lleva a cabo en pueblos vecinos como en Crets, donde 40 conductores comparten siete vehículos. En este caso, los propios particulares comparten su coche personal. Es una iniciativa que nace de “el pueblo salva al pueblo”.