Un divulgador explica cuánto costaría comprarse todo el catálogo de juguetes de Navidad de El Corte Inglés: “He anotado en un Excel todos los precios y te digo lo que me ha salido”

Cada temporada navideña llega acompañada de pequeños rituales que vuelven una y otra vez: colocar las luces, poner el árbol de Navidad, reunirse en familia y prepararse para la llegada de los Reyes Magos o Papá Noel. Los niños y niñas revisan los catálogos de juguetes —como el de El Corte Inglés—, eligiendo sus favoritos. Este año, ese mismo catálogo se ha convertido en el centro de un experimento viral impulsado por el divulgador conocido como El Físico Barbudo, que decidió responder a una pregunta irresistible: ¿cuánto costaría comprar absolutamente todos los juguetes?

Al observar hoy el catálogo con cierta perspectiva, comparándolo con los de décadas anteriores, resulta evidente que ha cambiado casi tanto como quienes crecieron esperándolo cada diciembre. Ya no aparece dividido en las clásicas secciones de “niños” y “niñas”, que durante décadas ordenaban el mundo del juguete en categorías rígidas. Ahora la estructura es temática y las imágenes muestran una mayor diversidad en edades, género y tipos de juego, un reflejo de cómo las marcas y los grandes distribuidores han ido alejándose de los estereotipos tradicionales.

Este desplazamiento no solo afecta a la estética de las páginas, sino también a la forma en que los niños y niñas imaginan su carta a los Reyes Magos. El catálogo, que antes funcionaba como una especie de mapa identitario, hoy propone un abanico más abierto en el que las preferencias individuales pesan más que las etiquetas.

En consecuencia, el divulgador revisó las 411 páginas del catálogo y anotó uno a uno los precios de los 1.753 artículos distintos. “He anotado en un Excel todos los precios”, declaró en el vídeo. El resultado asciende a 78.852,59 euros.

La nostalgia que vuelve cada diciembre

La publicación del vídeo del divulgador ha servido, además, para despertar una nostalgia compartida. Cientos de usuarios han recordado cómo, de pequeños, marcaban con bolígrafo los juguetes que querían, discutían con sus hermanos por la misma bicicleta o hacían listas imposibles que nunca llegaban a enviarse. Reaparece así algo muy característico de estas fechas: la ilusión ingenua que transforma el catálogo en un objeto mágico. Y a muchas personas les devuelve a los momentos más felices de su infancia.

Si bien la Navidad nunca ha ido solo de recibir regalos, la ilusión de los niños y niñas ha pervivido durante generaciones en este bonito gesto. Toda una cultura de lo misterioso vinculada a Papá Noel o los Reyes Magos ha hecho de estas fechas un momento mágico y un ritual muy esperado por todos. Cenar en familia, ir a la cabalgata de Reyes, gestionar los nervios y, por la mañana, abrir los regalos con la emoción de un acontecimiento que solo sucede una vez al año.

Esa mezcla de tradición y convivencia crea recuerdos que acompañan para siempre. Todo esto forma parte de un patrimonio emocional que une a generaciones. Más allá de los obsequios, la Navidad conserva su esencia en esos momentos compartidos y en la capacidad de hacernos volver, aunque sea por unos días, a la mirada inocente de la infancia.