Una española que vive en China explica cómo han cambiado sus hábitos: “En España es inviable”

La joven Oihane (@oihane) lleva seis años residiendo en el país

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Oihane en TikTok. (@oihane)
Oihane en TikTok. (@oihane)

Vivir en otro país implica mucho más que aprender un idioma o adaptarse a un nuevo trabajo: supone enfrentarse a un sinfín de pequeños choques culturales que transforman la rutina diaria. Para quienes se instalan de forma prolongada en un lugar, estas diferencias acaban convirtiéndose en hábitos, aunque contrasten con las costumbres del país de origen.

Ese es el caso de Oihane, una joven traductora e intérprete española que reside en China desde hace seis años. A través de su perfil de TikTok (@oihane), ha compartido algunas de las costumbres que ha adoptado durante su vida en el país asiático.

El primero de esos cambios tiene que ver con la movilidad y con el uso de los llamados VTC (Vehículo de Transporte con Conductor). “Uso el taxi muchísimo más. En España, la verdad, es inviable tomar un taxi porque es carísimo, pero aquí en China es que es muy barato”, explica. Según cuenta, en un día cualquiera puede llegar a tomar “tres o cuatro taxis” para trayectos cortos o simplemente porque el metro tarda más que el transporte privado.

Otro hábito que ha incorporado es beber agua caliente cuando se encuentra enferma. Se trata de una práctica ligada a la medicina tradicional china. “Ellos dicen que el agua caliente es mucho mejor para la digestión, porque está a la misma temperatura que tu cuerpo. Entonces no interrumpe los procesos del estómago”, relata.

La seguridad, un factor clave

El tercer cambio se vincula con el espacio doméstico. Oihane subraya que en China está muy mal visto entrar en una vivienda con los zapatos puestos. “Yo tengo unas balditas en la puerta donde dejo todos mis zapatos y, dentro, unas zapatillas de casa para mí y para los invitados. Aquí nadie utiliza zapatos dentro de casa”, comenta en el vídeo, que acumula ya más de 30 mil visibilizaciones.

Noticias del día 23 de septiembre del 2025.

Pero el ajuste más profundo, y quizá el que más la ha marcado, está relacionado con la seguridad. La joven reconoce que ha desarrollado lo que llama una “falsa seguridad”. “No presto atención a mis alrededores, no presto atención a mi teléfono, no presto atención a quién pueda estar detrás de mí, porque China es un lugar muy seguro”, afirma. Esa confianza, sin embargo, se ha convertido en un inconveniente cuando viaja fuera del país. “Me ha jugado malas pasadas porque no todos los lugares son así, y yo voy muy confiada pensando que va a ser igual que aquí”, confiesa.

Sus palabras ponen de relieve cómo la adaptación a un nuevo entorno puede transformar comportamientos cotidianos hasta el punto de que resulten impensables en el lugar de origen. Desde el uso masivo del taxi hasta la confianza casi absoluta en la seguridad pública, Oihane muestra con ejemplos concretos cómo el contexto cultural y social moldea la vida diaria.

“Estos son cuatro hábitos que hago ahora que antes no hacía”, concluye en su vídeo, invitando a sus seguidores a comentar cuál les resulta más sorprendente. Una invitación que, más allá de la anécdota, abre la reflexión sobre las diferencias de vida entre dos países que, a pesar de estar cada vez más conectados, conservan tradiciones y costumbres muy distintas.