
Las diferencias culturales entre países no se manifiestan solo en aspectos visibles como la gastronomía o las celebraciones tradicionales, sino también en gestos cotidianos, como la manera de interactuar o despedirse. Estas variaciones en los códigos sociales son, en muchos casos, lo que genera un choque cultural en quienes se trasladan al extranjero. Es lo que le ocurre a Emiliana Artagaveytia Ascheri, una joven uruguaya que vive en Valencia y que, a través de su cuenta de TikTok (@emi_grando), comparte con humor las particularidades de su nueva vida en España. Una de las cosas que más le llama la atención es el extenso momento de la despedida.
En esta ocasión la joven ha comentado “el ritual de la despedida” en sus encuentros con otros residentes españoles. “Saludar en España es un proceso largo y muy estratégico”, comienza explicando en el vídeo que en apenas dos días se ha hecho viral y ya tiene cerca de 300 mil visitas. Lejos de un “bueno, nos vamos” seguido de una despedida real, asegura que esto es solo el inicio de una nueva fase del encuentro. Según su descripción, esta etapa inicial puede durar entre “40 y 90 minutos dependiendo del tema”, asegura con humor. Además, describe un detalle que realizan los españoles de una forma muy concreta: “el que lo hace tiene que llevar las manos a la cintura y quedarse como un jarrón toda la conversación, moviendo la cabeza”, relata.
Le sigue la “ronda de besos y abrazos”, que, según narra, tampoco es algo que se tienda a hacer con velocidad. “Los abrazos habitualmente vienen muy sentidos, con golpes en la espalda”, añade. Y con ellos, el repertorio típico: “Dale recuerdos a tu madre, Amparo sigue casada con tu hermano, ¿no?”, ejemplifica. Y es aquí cuando aparecen preguntas que abordan la vida personal y que abren nuevas líneas de conversación: “¿Cómo estás de salud?”, “¿Te pudiste separar de Manolo y Javier?”, “¿Cómo está de la fisura?”. “Esperemos que nadie se acuerde de que no se sacaron fotos porque si no arrancan y terminamos mañana”, ironiza.
“Unas dos horitas más de despedida”
Pero ni siquiera salir del bar garantiza el final del encuentro. Según cuenta, al llegar a la puerta, se abre una “nueva conversación”, una suerte de epílogo improvisado. Finalmente, la despedida culmina con lo que Emiliana llama “los monosílabos”: una sucesión de frases breves como “venga”, “nos vemos”, “hasta luego”, “yo te llamo”, que se encadenan sin que nadie sepa muy bien cuándo cortar del todo.

Su recomendación es clara: “Cuando te juntes con un español, calcularle unas dos horitas más de despedida para no llegar justo si tienes otro evento después”. Y concluye con una frase que resume su percepción del ritmo social en el país: “En España no pasa el tiempo, el tiempo es infinito, así que tómatelo con calma”.
En los comentarios, numerosos usuarios han estado de acuerdo con ella. “Ha faltado el ‘me voy a ir yendo’ 30 minutos antes de nada, para notificar que el ritual tiene que ir empezando, pero con tranquilidad”, ha bromeado @javicc6.
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