En La Boca hubo clima festivo desde muy temprano. A medida que la gente fue llegando a la Bombonera para reencontrarse con el equipo de sus amores y el fútbol, tras el parate del fin de semana pasado en días en los que se definieron las Eliminatorias para el Mundial y la Selección actuó en el Alberto J. Armando, se topó con el ritmo de las cumbias santafesinas que se oyeron fuerte por los parlantes del estadio a una hora del inicio de Boca-Arsenal.
Las melodías se fueron mimetizando con los cánticos reversionados por La 12, que no tardó nada en entonar dos clásicos que refieren a la obsesión de todos: la Libertadores. Con el ritmo de Y dale alegría a mi corazón de Fito Páez sonó fuerte “La Copa Libertadores es mi obsesión, tenés que dejar el alma y el corazón”; y con el de Baila para mí de La Mosca, se calentaron las gargantas con “Dale, dale Bo, queremos la Copa... La hinchada está loca quiere un campeonato para festejar”. No era para menos: el elenco de Sebastián Battaglia debutará el próximo miércoles ante Deportivo Cali en Colombia por el Grupo E de la competición.
Agustín Rossi, que venía dulce por su actuación consagratoria y tuvo una noche para el olvido contra el Arse, fue uno de los más ovacionados. Una vez que asomó la cabeza para entrar en calor en el campo de juego, la gente explotó, al igual que con Darío Benedetto, que se movió junto a los suplentes y movió las manos hacia los cuatro costados para agradecer el afecto.
El Xeneize estuvo lejos de exhibir su mejor versión y le costó horrores generarle peligro a un Arsenal que se aferró a sus limitadas cualidades para complicarle el partido. Luis Vázquez rompió el cero con su oportunismo con un bombazo de media distancia, pero un tiro libre que se ejecutó cerrado desde cerca de uno de los vértices del área grande complicó a Rossi en el camino y derivó en el empate de Sebastián Lomónaco.
A Boca se le puso cuesta arriba el pleito y de un balón aéreo que Marcos Rojo llegó a conectar de cabeza se produjo una escena histórica: la primera intervención directa del VAR en la Bombonera por torneos locales. Germán Delfino, responsable de la cabina, alertó al juez Leandro Rey Hilfer por un supuesto agarrón al 6 de Boca. El público, al percibir la demora del arquero de la visita para sacar, silbó. Sin embargo, cuando se percató de que el sexteto arbitral podía estar revisando una jugada con potencial penal, se encendió. La incertidumbre se apoderó de todos cuando el juez se acercó a la pantalla entre los bancos de suplentes y el ademán de la pantalla con sus dedos índices que antecedió al señalamiento del punto de penal, causó una explosión.
Marcos Rojo se hizo cargó y puso otra vez a los suyos en ventaja. De forma insólita, Cristian Colmán madrugó a Rossi y el ex Manchester United para decretar el 2-2 que sería definitivo a escasos segundos de la conquista anterior. Fue un baldazo de agua helada para los hinchas, que empezaban a saborear un triunfo que los dejaba en la cima del Grupo B de la Copa de la Liga en soledad, pero además le ratificaba la confianza antes del estreno copero. No hubo ideas ni profundidad. Juan Ramírez, Óscar Romero y Pipa Benedetto no pudieron cambiar la ecuación en el último cuarto de hora. Y Boca, de pensar en celebrar a lo grande su aniversario número 117, pasó a masticar bronca.
Una parte del público optó por salir rápido lamentando los dos puntos perdidos. Algunos, impacientes esperando las 12, exigieron socarronamente sandwiches de miga para el festejo de cumpleaños para apaciguar el hambre. Después del desfile del plantel del futsal que le ganó la Supercopa a San Lorenzo, se dio lugar a la murga Los Amantes de La Boca que aportó color, ruido y baile durante la cuenta regresiva para la medianoche y el post.
Así como antes del partido el rectángulo verde se vio poblado de arqueros por un lado, jugadores titulares y suplentes por otro, preparadores físicos, auxiliares, fotógrafos, alcanzapelotas, árbitros entrando en calor, tapitas y conos para señalizar, pelotas, carteles y un atril de la Liga Profesional y el carrito de publicidad que lleva la pelota hasta la mitad de la cancha, luego del match se desperdigaron los murgueros vestidos azul y oro que se presentaron tras un show de luces con audios de las proezas de Boca a nivel nacional, continental y mundial.
Los jugadores, todavía con el sabor amargo por el empate que los incoformó, saltaron nuevamente al campo -ya duchados- para aplaudir, cantar el feliz cumpleaños y saludar a unas 30 mil personas que permanecieron inmóviles y disfrutaron de un espectacular show de fuegos artificiales. El cielo de La Boca se iluminó. Los fanáticos ahora ruegan que suceda lo mismo con el equipo en la Libertadores.
LAS IMÁGENES DE LOS FESTEJOS POR EL ANIVERSARIO 117° DE BOCA JUNIORS
Imágenes: Fotobaires
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